Desde el norte hasta el sur del país, los gremios ganaderos lideran una revoluciónde asociatividad y cooperativismo que está cambiando la forma de ver al agro, así como también la manera de producir carne y leche en Colombia.
¿Qué tienen en común un comité ganadero en Meta, una cooperativa en el Valle del Cauca y una asociación ganadera en La Guajira? La respuesta es sencilla, todos son parte de una red gremial que está transformando a la ganadería.
Desde la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), Ricardo Arenas Ovalle, médico veterinario y presentador del Manual Práctico Ganadero, explicó que “el sector ganadero y la agroindustria cárnica y láctea son por definición actividades que unen. La unión hace la fuerza, y no es una frase vacía cuando hablamos de vacas, campo y desarrollo rural”.
Esa cohesión no solo permite representar los intereses del sector ante instancias como el Ministerio de Agricultura, Invima o el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), sino que también ha sido fundamental para mantener a Colombia libre de fiebre aftosa, gracias a programas de vacunación gestionados desde la gremialidad.
La estructura ganadera colombiana funciona como una gran pirámide de base sólida, desde pequeñas asociaciones locales hasta el gremio cúpula nacional. Esa organización permite que comités y cooperativas regionales como Asoganorte en la Costa Norte, Ganacor en Córdoba o Asogans en Antioquia no solo representen a sus productores, sino que lideren proyectos de comercialización, sostenibilidad y formación técnica.
Cooperativas
Más allá de la representatividad, el cooperativismo ganadero ha demostrado ser un instrumento vital para la sostenibilidad del sector. En el Manual Práctico Ganadero se expuso que “el cooperativismo es una expresión de la asociatividad ampliamente difundida en el mundo y que lidera, en muchos países desarrollados, la producción y comercialización de leche y carne”.
En Colombia, cooperativas han promovido modelos exitosos que van desde la recolección hasta la industrialización de la leche, incluyendo productos como quesos, yogures y leche en polvo. Además, brindan servicios esenciales como asesorías técnicas, acceso a crédito y fortalecimiento del bienestar animal.
Este modelo no solo mejora la productividad y calidad de los productos, sino que democratiza el acceso al mercado para pequeños y medianos productores, quienes en solitario tendrían escasas posibilidades de negociar precios justos o innovar en la cadena de valor.
Gremialidad y sostenibilidad
Uno de los aportes más relevantes del fortalecimiento gremial ha sido la transición hacia una ganadería más sostenible. Gracias a la asociatividad, hoy se implementan prácticas como el manejo de pasturas, los sistemas silvopastoriles y la reducción de emisiones contaminantes de manera articulada.
Como lo planteó el Manual Práctico Ganadero, al trabajar juntos, los ganaderos pueden adoptar tecnologías limpias, acceder a capacitaciones y diseñar encadenamientos productivos que benefician a toda la comunidad.
Este enfoque facilita el cumplimiento de estándares internacionales, lo que fortalece la capacidad del país para abrir mercados en el exterior, otro de los frentes donde Fedegán desempeña un papel clave.
La ganadería representa una de las actividades económicas más importantes del país, por su contribución al PIB agropecuario, la generación de empleo rural y la seguridad alimentaria. Pero su sostenibilidad futura dependerá de que se mantenga y refuerce la estructura institucional que hoy le da soporte.
Finalmente, Arenas Ovalle aseguró que “la gremialidad no define la política pública, pero sí la mejora”. Y en esa mejora se encuentra uno de los mayores activos estratégicos de la ganadería.