Montados en el éxito que tiene entre los turistas y con la intención de ofrecer las mejores versiones al consumidor local, varias empresas abrieron locales exclusivos donde ofrecer variedad, calidad y precio.

Junto con el mate, las empanadas y el asado, el dulce de leche fue reconocido como parte del Patrimonio Gastronómico Nacional.

En Argentina, se consume en promedio 3 kilos al año por persona. Más del 40% de su elaboración se realiza en pequeñas empresas de Buenos Aires. Y por si todo esto fuera poco, en nuestro país se producen 130.000 toneladas por año y se exportan 4.000.
Es tal el impulso que ha tomado este producto que hoy tiene su Día Internacional, el cual se celebra cada 11 de octubre.

Aprovechando dicha fama mundial, cada vez son más los comerciantes minoristas que deciden abrir sus propios locales especializados en la venta de tan sabroso alimento. Una tendencia que se multiplica en distinto barrios de Capital Federal.

Un referente es Dulce de leche & Co, que se proclama como la primera tienda porteña dedicada exclusivamente al dulce de leche y derivados: alfajores, bocadillos, caramelos, licores y hasta tés.

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Creada en 2016, cuentan con ocho locales en los principales puntos turísticos de Buenos Aires (Palermo, Recoleta, San Telmo, Centro y Caminito), otro en Ushuaia y uno en Olavarría. A su vez, este año inauguró un puesto en Mercat Villa Crespo, el nuevo mercado gourmet de la Ciudad; y una tienda virtual con envíos a cualquier rincón del mundo, gracias a la cual, en 2020, enviaron este manjar a 20 países del globo.

Su creador, el tandilense Matías Bruno, cuenta que “comercializamos 50 variedades de dulce de leche elaborados por pequeños productores de todo el país que van desde Salta hasta La Patagonia, y contamos con una versión propia de dulce y alfajores. El kilo cuesta entre $650 y $750. Cada una de las marcas que vendemos está seleccionada bajo una estricta curaduría ya que nos queremos posicionar como embajadores del mejor dulce de leche. Alguna de ellas son Campo Quijano, Doña Magdalena, Munchis, Cabaña San Marcos, Chimbote y El Bolsón, las cuales elaboran sus productos de manera artesanal y bajo altos estándares de calidad”.

“Además de las versiones tradicionales de vaca, ofrecemos de cabra y oveja, veganas, sin azúcar, con agregados y sólidos. Y en pos de ampliar nuestro portfolio, ahora todos nuestros locales cuentan con una línea de accesorios diseñados para reflejar la filosofía cálida y relajada de la marca: delantales, repasadores, bolsas de tela, cucharas y cuadernos”, destaca.

Por mes, 22.500 clientes pasan por sus tiendas, tanto online como offline, y por año venden 81.000 kg de este comestible. Ofrecen tres formatos de franquicias, que requieren una inversión que va de los u$s 10.000 a los 20.000.

La Casa del Dulce de Leche es otro referente que nació hace cinco años y medio de la mano de la familia Fernández Castañón. Actualmente poseen 2 tiendas abiertas: una en el mercado de San Telmo y otra en Defensa 733. También cuentan con dos más, una en el Microcentro y otra en la Terminal de Cruceros, que se encuentran cerradas por la pandemia. Ambas reabrirán con el regreso del turismo y los barcos.

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Como parte de su plan de expansión, tienen previsto para el 2022 el lanzamiento de franquicias en el Sur Argentino, Córdoba, Salta y Mendoza. Entretanto, sus productos llegan a todo el país con la venta online.

Sólo comercializan dulce de leche tradicional, repostero y saborizados, entre los que sobresalen las versiones con ron, coco, nuez, naranja y café. Todos son de elaboración propia, libres de gluten y sin aditivos ni conservantes. Además, ofrecen alfajores, bocaditos, licores y tabletas de chocolate. El precio del kilo de dulce es de $515.

“La idea de nuestro emprendimiento es sumarle valor a nuestro querido Patrimonio Nacional, ya que veíamos que cuando un turista quería llevarse algo autóctono de regalo terminaba comprando dulces industrializados que encontraban en las góndolas del supermercado y alfajores comunes de kiosco, por lo que se perdían de degustar el delicioso sabor de un producto 100% artesanal. Si bien nuestros principales consumidores son las familias argentinas, el brasileño es nuestro cliente más fiel. Tanto es así que cuando se les termina nos escriben para que les enviemos más”, cuenta su director, Ángelo Fernández.

Si bien sus establecimientos son exclusivos de todos sus productos lácteos, entre los que se encuentran quesos y cremas, el dulce de leche ocupa un lugar destacado en la propuesta de Luz Azul. Tienen en versión familiar, repostero, confitero y heladero. Todos elaborados con leche de vaca en su fábrica ubicada en Azul.

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“La gente nos dice que es el “mejor dulce de Leche del planeta”, y en la Expo Suipacha 2014 obtuvimos la Medalla de Oro y el premio Gran Campeón Dulce de Leche Repostero”, relata orgullosa Gabriela Benac, quien está a cargo de esta firma que nació en el 2012 y cuya primera franquicia abrió en La Plata en el 2015. Hoy ya cuentan con otras 64 distribuidas a lo largo de Argentina y planean inaugurar otras dos: en Roca (Rio Negro) y en Lobos (Provincia de Buenos Aires). El monto de inversión de las mismas arranca en los 70.000 dólares.

Dado que trabajan bajo el concepto de “directo de fábrica”, en sus locales es posible encontrar el kilo a $299. La rentabilidad es contundente. Durante todo el 2020 vendieron 569 mil unidades de 400 gr., mientras que en el 2019 fueron 130 mil.

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