El empresario lleva ya 16 años trabajando en la compañía familiar. Dejó Perú con tan solo diez años, pero, pese a la distancia, asegura que siempre estuvo involucrado en el negocio de alguna forma u otra. “Desde chiquito me iba a la planta a producir quesos. De hecho, cuando compramos Yura, en 1994, yo tenía 14 años y, lamentablemente, a mi padre le dio un infarto y me tocó a mí hacer la toma de control. Siempre en las vacaciones había ese vínculo con el negocio familiar y sé lo que significa”, explica.