Frente al revuelo que generó el video de la joven cantante María Becerra, que cuestionó los modos de producción y el trato que se realizaba a las vacas en los tambos, la productora y titular de la Comisión de Lechería de CRA, Andrea Passerini, asegura que el mensaje “obliga a aprender, a no ejonarse, ni descalificar”. También apunta contra el cierre de las exportaciones y cómo afectó a los tamberos y el Plan Ganadero que impulsa el Gobierno.
“La realidad es que los tamberos tenemos desafíos mucho más primitivos que los que tienen en el primer mundo. El veganismo que es una forma extrema del vegetarianismo, es mucho más que una moda. Uno ve esto con preocupación porque es una variante de los fundamentalismos modernos. Y los fundamentalismos no descansan en evidencias ni son racionales. Son como una religión. Y esto se da mucho en la gente joven y en los estratos de clase alta o media alta. Porque la gente que pelea todos los días para llegar a fin de mes tiene que buscar un producto que, además de ser mucho más completo en sus nutrientes, es muchísimo más barato”, indica Passerini con respecto al mensaje de Becerra.
¿El video es un hecho aislado?
El video de María Becerra viene en un contexto, en el que no hay que olvidar que son jóvenes que nacieron con un celular en la mano. Son hijos del Siglo XXI y de la era de la imagen. La imagen te entra en la emocionalidad, te entra por los poros. Y cuando uno quiere después salir a dar explicaciones basadas en evidencia, en la ciencia, racionales, es mucho más difícil. En el video se veía una chica joven, muy angustiada, llorando cuando contaba lo que contaba. Y esto es un ejemplo que nos obliga a pensar a los que hacemos gremialismo agropecuario en general. Es mucho más que un tema de comunicación; son nuevos paradigmas y es parte de la acción gremial que tenemos que encarar, como si tuviéramos poco ya en la Argentina. El tema es que acá tenemos que pelear todos los días por la supervivencia.
¿Cómo se enfrenta eso?
Esto puede parecer muy sofisticado, muy esnob. Pero lo que uno nota, y en todos estos días lo estuve charlando mucho, es que no tenemos que enojarnos, ni agredir frente a eso. Esto tiene que servirnos para pensar y aprender mucho, y a las entidades mucho más. El que se enoja pierde y pierde mal. La imagen de una chica angustiada hablándole a gente que jamás estuvo un día en el campo o vió una vaca, cómo se contrarresta. Entonces hay que tener estrategias proactivas para estas cosas y no salir a reaccionar. Es un largo camino y creo que los ateneos de las sociedades rurales y de las entidades en general tienen mucho que hacer ahí, porque son los jóvenes los que tienen que hablarle a los jóvenes.
¿Cuáles son hoy esos muchos otros temas previos a solucionar en el tambo?
La realidad es que en la Argentina tenemos que ocuparnos primero de las reglas comerciales y de cómo los tamberos entregamos la leche. Estamos en el Paleolítico. Entonces uno no le puede pedir al 80% de los tamberos argentinos que producen menos de 4 mil litros de leche diarios que además se tomen el trabajo de salir a las redes a comunicar. Pero está bueno hablarnos y plantearnos que el enojo no va a conducir a ningún lado bueno. Tenemos que tomar esta experiencia por la positiva y tratar de aprender. Lo que sí, no podemos seguir con un discurso endogámico hablándonos entre nosotros.
Volviendo, ¿crees que es algo aislado o un emergente de un entramado más complejo?
No creo que sea un mensaje aislado. Porque en Twitter hay varias cuentas que arman videos recopilando partos asistidos de una vaca, cuando no hay más remedio que agarrar con una soga al ternero. Y después hay que explicar que si no se hace eso muere la vaca y muere el ternero. Pero no creo que sea un fenómeno aislado. Pienso que en Argentina llegan algunas cosas un poco más tarde y también que en el país tenemos 50% de pobreza por lo que suena casi ridículo que se estigmatice a los tamberos porque producir leche implica “ultrajar vacas”. A nosotros nos parece entre ridículo, gracioso y trajicómico, pero no es para nada aislado. Por eso tenemos que tener una estrategia proactiva.
Siguen pidiendo un esquema claro de comercialización…
En Argentina, como no se controla que se aplique ninguna ley, el eslabón industrial que nos compra la leche fija unilateralmente el precio. La realidad de los tamberos argentinos que mayormente no están enmarcados en sistemas cooperativos es esa. Y el otro día, la semana pasada, leímos que el ministro de Agricultura felicitó a “la cadena láctea”, sin los tamberos, porque la cadena láctea parece que puede prescindir de los productores, porque logró un ejemplo virtuoso de acuerdo de precios cuando hacía poco que se habían cerrado las exportaciones de carne y que servían como ejemplo de lo que podía llegar a aplicarse. CRA sacó un pequeño comunicado que se preguntaba si los tamberos, los productores de leche no importaban. No importan. Pero tienen que saber que el 80% de los tamberos argentinos son vulnerables; y lo son técnicamente porque no son dueños de su producto y no tienen una transacción ajustada a derecho. Entregan la leche sin precio, todo de palabra, y nos parece normal. Pues, la revolución de los tamberos empieza por la cabeza de los tamberos. Y a todo esto la cadena láctea está sostenida por las exportaciones, que son más de un 25% del total que producimos. Estamos colgados de un hilo finito.
En ese marco, ¿cómo les impactó el cierre de exportaciones?
En el tambo todos los meses prácticamente hay vacas que por terminar su ciclo productivo se descartan. Tienen que salir del sistema y pasan de la leche a la ganadería de carne. En realidad los tamberos somos las dos cosas porque yo hago ciclo completo y a los terneros machos los engordo hasta novillos grandes. Pero la vaca descarte sale sin opción y desde fines de 2017 con el ingreso de China al mercado de esos animales, nos cambió la vida porque nos sumó un 15% de ingresos. Era muchísimo y nos permitía hacer una mejor gestión de rodeo. Ahora con esto se perdió el 15% y la realidad es que si no estás cerca de un frigorífico, la vaca se termina muriendo en el campo porque es más caro el flete que lo que vale el animal. Cuando hablan de plan ganadero en estas condiciones, es una cargada. El precio es la principal señal que tenemos en las economías racionales para tomar decisiones. Si intervienen el precio con la intervención de exportaciones, lo que viene atrás no sirve.