La leche y sus productos derivados sufrieron una merma de ventas alarmante, que alcanzó el 17,3% con respecto al primer semestre del año pasado. La repercusión en los tamberos, que temen que se les pague menos y agrave la crisis del sector, y en los (ex) consumidores, que pueden sufrir consecuencias en su salud.
CONSUMO LÁCTEOS
"Esta disminución en el consumo de lácteos afecta a la población en general y a los más chicos en particular."

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El consumo de lácteos se desplomó un 17,3% en la comparación interanual durante el primer semestre de 2024, según un informe publicado por el Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino (IDAA). De prolongarse esto, la entidad estimó que este año será “el de menor consumo de leche que se tenga registro”.

En el análisis del derrumbe en el consumo según categorías de productos, el IDAA indicó que la leche fluida no refrigerada cayó un 18,5% en el semestre y la refrigerada un 12,2%, mientras que las leches en polvo tuvieron un descenso interanual del 33% en junio y acumulan una caída del 30% en el semestre.

“La gente consumió menos y de la más económica y en junio se profundizó la baja del, aún de las más baratas”, sintetizaron desde el instituto.

Por el lado de los quesos, que representan el 60% del consumo de lácteos, tuvieron una caída del 18% interanual en junio, expresado en toneladas, y acumulan una merma del 11% en el primer semestre. Otros productos con caídas del consumo en el acumulado del primer semestre del año fueron postres y flanes (53,4%); yogur y leches fermentadas (21,2%); manteca (16%); crema (12%); y dulce de leche (13,7%).

Los números son impactantes, pero nada que se desconozca a la hora de ir al supermercado o a la despensa de barrio a hacer las compras, se llevan cada vez menos lácteos y de menor calidad. Esta merma enorme no solamente impactó en las ventas, sino que también lo hizo en la producción. Según el informe, tuvo una caída interanual del 12,6% en el primer semestre, lo que representó la menor en valores absolutos de los últimos 17 años, mientras que por habitante fue “la más baja que se tenga registro en nuestra historia”.

Al respecto, el coordinador de la Mesa de Lechería de CRA y FARER, Norberto Ferrari, sostuvo en diálogo con Ahora ElDía que “cualquier noticia la termina usando la industria para la negociación en el precio de la leche a los productores, para pagarnos menos o no actualizar el al ritmo de la inflación, ya sea que cayó el precio internacional o si se estima que va a ser muy buena la producción; esa es la forma en la que nos afecta, cuando en realidad si se vende menos al mercado interno se exporta”, argumentó.

En cuanto a la producción de leche en Entre Ríos, Ferrari explicó que “no se planifica la producción en base al consumo, lo que impacta es el factor climático, tratamos de que produzcan en la mejor época para las vacas que es cuando hay un clima templado-frío. Nunca se maneja la producción con información a corto plazo, sino por lo menos a dos años para modificar las curvas productivas”, detalló.

Consultado si esto agravará el cierre de tambos (en Gualeguaychú hay 12 menos que en 2023 y en la provincia esa cifra llega a 49), Ferrari sostuvo que no, ya que “lo que vemos ahora es que la relación de precios para la producción en los tambos ahora ha mejorado, y el productor se maneja a largo plazo. Igualmente, marcó una preocupante tendencia: “Tenemos 3% menos de productores por año debido a que no hay un recambio generacional, pero la pérdida en 2024 fue del 7%, y no solamente por eso, sino porque hubo gente que se fundió, que el sistema no pudo contenerlos y cambiaron de rubros. Y para el año que viene lo que se proyecta es que vuelvan a estar en torno al 2,5%, o incluso menor ya que muchos de los estaban en la cuerda floja ya cerraron sus puertas”.

Por otra parte, acerca de lo que pasará con el precio para el consumidor final en las góndolas, Ferrari planteó que “desde Farer siempre decimos que los precios se traccionan desde la demanda, entonces estamos convencidos de que los precios los avala el consumidor final. Si se cae el consumo, van a tener que bajar los precios o por lo menos mantenerlos y que la inflación los vaya haciendo más baratos. Creo que por lo menos no van a aumentar, porque el consumidor no ha avalado los precios. Nos llama mucho la atención porque nunca había pasado en otras crisis, por más que la economía tenga problemas el consumo de lácteos se mantenía porque son productos de primera necesidad, es un problema serio”, concluyó.

Las consecuencias en la salud

Esta disminución en el consumo de lácteos afecta a la población en general y a los más chicos en particular. Para conocer las consecuencias, Patricia Olivera, nutricionista que trabaja en el Hospital Centenario, explicó: “Los lácteos son alimentos ricos en nutrientes esenciales, aportan energía, vitaminas, aminoácidos esenciales, calcio, fósforo, potasio. Las guías nutricionales los incorporan como parte de una dieta equilibrada y saludable. Según las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA), difundidas por el Ministerio de Salud de la Nación que están dirigidas a toda la población sana mayor de 2 años, recomienda tres porciones de lácteos al día (entre leche, yogur y queso), en virtud a las deficiencias de nutrientes reflejadas en los últimos estudios epidemiológicos. Un vaso de leche fresca equivale a una porción, es decir que con tres vasos por día estaría cubierto el consumo ideal”.

Los lácteos están presentes en alimentación humana desde hace más de 10.000 años y proveen un conjunto de nutrientes esenciales y proteínas de alta calidad difíciles de obtener todos juntos en una misma matriz en otros alimentos. Por este motivo, están incluidos en las recomendaciones nutricionales actuales de la gran mayoría de los países.

Olivera asegura que: “Valorar los alimentos según el aporte de nutrientes que contienen de forma aislada conlleva a interpretar de forma limitante sus funciones y propiedades. La matriz alimentaria permite valorar el efecto sobre la salud de los alimentos en su totalidad al considerar todos los componentes que contiene y la interacción tras su incorporación. La leche y los productos lácteos son importantes fuentes de calcio y vitamina D, favoreciendo el desarrollo y mantenimiento de dientes y huesos, también participa en el filtrado renal, la conducción nerviosa y contracción muscular. Si la ingesta de calcio disminuye, el organismo utiliza el calcio óseo para su correcto funcionamiento, lo que disminuye la densidad mineral y debilita los huesos, que serán más susceptibles a sufrir fracturas”. Y agrega: “Estos también están relacionados con la coagulación sanguínea, el metabolismo energético y neuromuscular, la función de enzimas digestivas, la división neuromuscular y la diferenciación celular. Por estos motivos, el consumo de estos minerales resulta esencial, no solo durante el crecimiento y el desarrollo, sino en todas las etapas de la vida”.

La principal diferencia a la hora de elegir los lácteos estará en el porcentaje de grasa que contiene, que influirá tanto en las calorías como en el sabor.

Al perder la grasa, la leche desnatada pierde también vitaminas liposolubles, sobre todo la A o retinol y la vitamina D o calciferol.

Los lácteos enteros tienen otros componentes saludables como aminoácidos, grasas no saturadas, vitaminas K1 y K2, calcio, magnesio, potasio y probióticos.

En el mercado se encuentran productos lácteos con diferentes especificaciones: con fitoesteroles si tenemos alto el colesterol, sin lactosa si somos intolerantes a la lactosa, con fibra si sufrimos estreñimiento y con aceites omega 3 y 6 si queremos prevenir enfermedades cardiovasculares.

“Aunque eliminar los lácteos no es en sí mismo peligroso, si se sigue una dieta sin estos productos sí es importante asegurar que se ingiere el calcio suficiente a partir de otras fuentes”, afirmó Olivera.

Puntualmente sobre los niños, la nutricionista resaltó que “con el inicio de la alimentación complementaria se recomienda que el niño menor de 1 año no consuma leche de vaca. El niño de 1 o 2 años de edad debe tomar únicamente leche entera. Esto se debe a que el cerebro se encuentra en desarrollo. Se recomienda las siguientes cantidades diarias de lácteos para niños y adolescentes: menores de 2 años de 1 a 2 tazas (400 a 800 mililitros), de 2 a 8 años de 2 a 2½ tazas (480 a 600 ml) y de 9 a 18 años de 3 tazas (710 mL)”.

Una taza (240 mL) de lácteos equivalen a 1 taza (240 ml) de leche o (200 ml) de yogur o 50 gramos de queso o 1 taza de postre hecho con leche.

Tips para hacer rendir las compras

Finalmente, consultada sobre si la crisis hace imposible una alimentación adecuada, la nutricionista recomendó que “sostener una alimentación saludable, con un costo adecuado es posible realizando una selección de alimentos (no productos industrializados) cómo por ejemplo verduras y frutas de estación, zonales”.

“Saber comprar requiere, al igual que comer, de un cambio de hábitos y ordenarse y prever con antelación lo que se va a consumir. Programar y planificar las compras de acuerdo a las oportunidades y ofertas que se presentan. Incorporar legumbres, harinas integrales, semillas, huevos, lácteos. Pensar en los grupos de alimentos, no en ultraprocesados o productos industrializados en los que el precio no es sinónimo de calidad nutricional. Porcionar y freezar, si compramos en mayor cantidad, es una buena opción a la hora de la planificación”, cerró.

 

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