Anoche estuve en La Paz, hablando con productores ganaderos y vecinos.
Me cuentan que se sienten abandonados: gente que sabe el oficio de trabajar los campos, que son empleados municipales por migajas, productores que son víctimas de robos y violencia. Ciudadanos que no tienen ” luz eléctrica ” en pleno 2022.
Mientras tanto el potencial ganadero de la provincia está intacto. El éxito de la ganadería les pasa por el costado.
Hoy te encontrás con que la foto política es otra. Y como nos tienen acostumbrados absolutamente distanciada de la realidad de los y las mendocinas.
Las cumbres del PJ deberían hacerse en los barrios, en la zona rural. Para un buen análisis del futuro estaría bueno saber cómo y porqué hemos llegado hasta acá. Pero el hasta acá hay que palparlo, conocerlo. Empatizar con las necesidades básicas que no sabemos o no queremos cubrir. Hoy parece ganarnos la mística escénica. La política partidaria parece haberse transformado en un podio desde donde se mira la realidad cual mito de las cavernas.
No hace falta enojarse, “agrietarse”. Hace falta, desde mi humilde opinión y más como dirigente social que dirigente política partidaria, empatizar. Desburocratizar, mirar cara a cara la realidad de los que padecen la injusticia social. Los que están privados de cosas básicas y los que están privados de sueños. La falta de movilidad social ascendente generada por la falta de conocimiento de la realidad de sectores que no terminan de ser nunca lo destinatarios de las políticas públicas que diseñamos.
Lo que nos pasa por encima hoy es el presente. No es tan complicado ni requiere de tanta movilización, presencias, ausencias o streaming. Caminar, empatía, vocación de servicio.
Menos podios y más territorio.
Dicen que cuando uno mira a través de sombras se acostumbra a eso y se cree que es la realidad. Y cuando uno ve la luz del sol después, la realidad, hace que los ojos duelan.
Hoy los ojos duelen.