Sucesores de Alfredo Williner S.A., la dueña de la emblemática marca, reestructuró su pasivo por $ 1300 millones. La láctea prevé ampliar su líneas de alimentos de mayor gama, con un consecuente aumento de la producción
La compañía concluyó la semana pasada la reestructuración de su pasivo financiero, después de un proceso que duró seis meses. “Fue un proceso estratégico que tuvo como propósito el crecimiento. Se buscó que la empresa sea competitiva y sustentable en el tiempo”, aclaran.
La negociación incluyó a seis entidades bancarias: BBVA, Galicia, Macro, Santander, HSBC y Nuevo Banco de Santa Fe, que representaban casi la totalidad del endeudamiento de la firma.
Los términos acordados implican la extensión de los vencimientos por cinco años hasta 2026, con un período de gracia inicial y amortizaciones de capital concentradas al vencimiento.
Las condiciones también comprenden una tasa de interés creciente, el otorgamiento de garantías reales por parte del accionista y la puesta a disposición de nuevas líneas de crédito de los bancos por aproximadamente $ 350 millones.
La empresa contó con el asesoramiento de la boutique financiera Finanzas & Gestión, que ya participó en otras transacciones del sector lácteo, como las reestructuraciones financieras de Verónica S.A. y de la cooperativa Sancor.

“A partir de la difícil situación económica que atravesó la mayoría del sector corporativo, se vio forzada a reestructurar su endeudamiento financiero”, que, según conocedores de la transacción, “se trató de un inconveniente manejable”.
Fuentes vinculadas a la operación mencionan que la empresa “mantuvo las fuentes de trabajo, garantizó el pago de salarios, conservó las relaciones con sus proveedores y continuó operando normalmente, lo que le permite salir más fortalecida de este proceso que concluyó positivamente”.