El rendimiento de las pasturas, la postergación en la confección de reservas y el encarecimiento de la dieta, son algunas de las complicaciones que ocasiona la falta de lluvias en las cuencas lecheras del país. La palabra de los técnicos que recorren los campos.

El daño que está ocasionando la sequía, producto de una tercera Niña consecutiva en la región central del país, no sólo es una catástrofe para el sector agrícola, que ve cómo la campaña se les escapa de las manos, sino también para aquellas producciones que no pueden frenar a pesar del clima y que deben afrontar con mayores costos un ciclo complejo.

Haciendo un barrido por las tres cuencas lecheras emblemáticas de Córdoba y Santa Fe, esto es Villa María, San Francisco y Rafaela, el panorama que se descubre es sombrío. Si bien por una cuestión estacional el volumen de producción de leche no varió demasiado respecto de años anteriores, debido a que el productor está quemando los últimos cartuchos de sus reservas para aprovechar el pico de las lactancias de primavera, lo que sí se presenta como muy preocupante es el panorama de mediano plazo hasta el otoño que viene.

Quienes recorren a diario estas regiones y reciben el reporte de casos reales con el estado de situación de los tambos en estas cuencas, comentan que el escenario que se ve a futuro es inquietante, si no se regulariza la situación climática.

Los últimos cartuchos

“El tambo modal de nuestra zona, que está entre 120 y 150 hectáreas, presenta situaciones muy similares -explica el Ing. Carlos Callaci, jefe de la AER Castellanos (INTA Rafaela)-. En cuanto a producción de leche, digamos que se mantuvo dentro de lo normal, no hubo gran variación debido a la sequía en cuanto a los litros, algo que está dentro de lo normal para lo que se viene produciendo año tras año”. Sin embargo, “lo que se afectó por la seca fue la productividad de la pastura (alfalfa), ya que las mismas tienen una menor oferta y por ende, una menor calidad”.

Según comenta Callaci, “esto hizo que, para mantener la producción en estos niveles, se utilizaran más reservas, y ahí viene la primera de las consecuencias graves, todo lo que es silaje de maíz, sorgo o heno de alfalfa, prácticamente los tambos en este momento ya están con muy poca disponibilidad e incluso en muchos casos nula y sin reservas”.

Según el técnico del INTA, que asesora tambos de Cambio Rural junto a la Ing. Daniela Faure, esta escasez se produjo por dos motivos: “uno, la mayor utilización para mantener la producción; y por otro lado, que se viene de una campaña anterior que no fue buena para las reservas, ya que los rendimientos promedios estuvieron por debajo de lo que se dan en promedio para la zona”. Esto es, un silo de maíz de buena calidad el año anterior apenas rindió con toda la furia entre 10 a 12 metros de bolsa por ha. “Básicamente, esos fueron los maíces de segunda porque los de primera habían fracasado también a causa de la sequía anterior; por eso hoy por hoy tenemos reservas muy escasas en la mayoría de los tambos”.

Un cálculo real

El Ing. Callaci reporta que otra de las consecuencias de la sequía, pero que tomará mayor dimensión en los próximos meses, si no llueve en noviembre y diciembre, es la escasa superficie implantada con maíces de primera siembra. “Hoy ya deberían estar sembrados, pero la falta de humedad en los suelos por el retraso y escasez de las lluvias, provocó que haya muy poco en la región”.

En efecto, desde la agencia Castellanos relevaron que sólo se habría implantado “entre un 10 y un 15%, dado que la época de siembra de los maíces de primera ya terminó”. Según Callaci, “sembrar hoy, principio de noviembre es muy arriesgado, por lo que recomendamos ahora entrar a una siembra de sorgo, que es un cultivo más rústico, o esperar a partir de diciembre para comenzar con la siembra de los maíces de segunda, siempre y cuando el tiempo acompañe”.

Pero el INTA le puso números a este impacto climático en los tambos de la cuenca central. “Lo que nosotros hicimos es un supuesto de un tambo de 100 vacas en ordeñe, que obtiene entre 20 y 22 litros por vaca y por día, calculando una dieta promedio normal de un 30/40% de pasturas, un 50% más o menos de heno y silo, y un 20% de silajes de maíz o sorgo y algo de balanceado, donde el costo de alimentación por vaca al precio de la leche hoy, es de siete litros de leche por día, estamos calculando el resto como litros libres de alimentación”, enumera el Ing. “Al haber aumentado la cantidad de heno para reemplazar un poco la pastura de alfalfa, la cantidad de silaje y la cantidad de balanceado en algunos casos, ese costo por vaca y por día, se va a nueve litros; una diferencia casi en el costo de dos litros más por vaca y por día. Lo que le deja al productor menos litros libres”, analiza Callaci. Por lo tanto, ese costo de dos litros por día, por tener que suplementar más por vaca, en un rodeo de 100 VO, representa unos 200 litros por día, que a valores de hoy son $11.000, estaría incrementando el costo en $330.000 extra”.

En la otra cuenca lechera central

Si nos vamos a la otra región lechera por excelencia del país, en la provincia de Córdoba, el panorama no cambia demasiado, aunque la infraestructura de producción es diferente y un poco mejor preparada.

“Primero hay que entender que la lechería en esta región de Villa María por suerte en los últimos años se tecnificó, se profesionalizó mucho, motivo por el cual hoy tenemos un productor más eficiente, ordenado y previsor”, explica el Ing. Sergio Dequino, del INTA regional. “Y en este contexto de sequía, al productor lo encuentra aún con las reservas correspondientes a pesar de los vaivenes del negocio y de los precios, pero obviamente que afecta el ánimo de la gente esta sequía”.

Según Dequino, “a pesar de que venimos por debajo de las medias normales para el año en precipitaciones, todavía nos quedan dos meses más como para recargar los perfiles de humedad, motivo por el cual el productor va a poder afrontar las futuras reservas seguramente”. Coincide con su par santafesino al decir que “en esta época y por una cuestión natural, las vacas producen más leche de lo habitual y eso también se refleja en que la industria esté recibiendo más leche, lo cual hace que en su contexto, por lo menos hasta fin de año, vamos a tener una situación parecida a años normales”. Eso sí, “hay que estar atentos a lo que vaya a suceder con el clima y ni hablar con la macroeconomía, que muchas veces incide en forma directa en un alimento tan imprescindible como es la leche”.

La incertidumbre sobre cuántos productores pudieron sembrar para efectuar reservas a tiempo, es el común denominador: “Los próximos dos meses van a estar muy atentos y de hecho vienen barbechando, preparando los lotes para esta reserva futura a pesar de esta sequía incipiente que nos está corriendo día a día”.

La salvación de la alfalfa

Respecto a la alimentación “el productor sabe perfectamente que el grueso del costo de la producción de un litro de leche está basado en la dieta, por eso va ajustando en función de lo que el mercado le va mostrando y tratando de no correrse de eso”.

En esta cuenca, donde las productividades son mucho más importantes que en Santa Fe, “una dieta armada para una productividad de 30 litros de leche por vaca por día, no tiene el mismo costo que una de 20 litros. En el caso de los sistemas confinados un poco el modelo es un productor planificado, especializado y sabe que tiene que prever la comida en un año para adelante: entonces cuando esta dieta se deja de dar de acuerdo a la planificación, impacta severamente en el próximo año cuando la vaca no le va a responder por haber modificado esa dieta”. En cuanto al ambiente, “las vacas encerradas tienen mucho mejor bienestar y por ende están respondiendo bien”.

Según el relevamiento que brinda el técnico del INTA en Villa María, “en estos momentos en algunas zonas la alfalfa aún responde muy bien al efecto napa, con buenos volúmenes de producción para sistemas de base pastoril”.

Y agrega: “Por ejemplo en Villa María, reaccionan muy bien las pasturas de alfalfa no tanto por la lluvia en sí misma, sino por el efecto napa, que hace que la alfalfa al tener una raíz tan profunda se provea de ella en esta época”.

La cuenca intermedia

Donde limitan las provincias de Santa Fe y Córdoba en el centro, se encuentra la cuenca de San Francisco, que es muy importante y tiene ese híbrido de sistemas que caracteriza a ambas provincias. Aquí el panorama es más complejo.

“Venimos de una campaña regular de reservas porque no nos olvidemos que esta es la tercera Niña consecutiva en la región”, señala con buen criterio el Ing. Alejandro Centeno, jefe de la AER INTA San Francisco. “Las alfalfas están bien pero produciendo poco porque el estrés se siente; a esta altura de noviembre ya llevaríamos por lo menos un mes de trabajos en la confección de reservas en forma de heno, pero la falta de agua está condicionando”.

Además, “hubo muy poca siembra de maíces de primera en nuestra zona, y los pocos que se animaron sufrieron el efecto de heladas tardías que afectaron mucho el arranque de los mismos”. Se estima que este retraso en la siembra de maíz, no liberará a tiempo los lotes para las implantaciones de alfalfas en otoño, lo cual agrega una complicación extra a la planificación del año que viene.

Por último, Centeno señala que “también hay falta de grano de maíz propio, algo típico de esta región en donde el productor destina algo de su campo a producir su alimento; esto les permite paliar el costo de alimentación pero muchos tambos ya saben que no lograrán dar la vuelta con el grano producido, y tendrán que salir a comprarlo, seguramente más caro que lo que marca el mercado”.

Te puede interesar

Notas
Relacionadas

Más Leídos

Destacados

Sumate a

Mundo

Seguinos

Suscribite a nuestro newsletter