Cayeron los precios mundiales de todos los productos lácteos, siendo los de la leche en polvo los que más disminuyeron, como resultado de un menor interés de compra por la incertidumbre del mercado derivada de la prolongación del confinamiento en China, pese a la persistente escasez de la oferta mundial. Los precios de la mantequilla también descendieron notablemente a raíz del debilitamiento de la demanda de importaciones sumado a una cierta mejora de los suministros procedentes de Oceanía y a las limitadas ventas internas en Europa. Mientras tanto, la solidez de las ventas al por menor y la gran demanda de los restaurantes con motivo de las vacaciones de verano en el hemisferio norte impidieron que los precios del queso disminuyeran de modo significativo, pese al debilitamiento de la demanda mundial de importaciones.