La industria láctea descarta que los precios de estos productos vayan a reducirse durante 2023, un año que, a nivel de costes, prevén que será “igual de malo, si no peor” que 2022. Así lo explica Luis Calabozo, director general de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil), la patronal de los productores, entre los que se encuentran grandes grupos como Capsa o Pascual.
“No podemos decir si la subida de precios ha llegado a su tope. Lo que no prevemos es que caigan”, afirma Calabozo. En un año de alzas generalizadas de precios en la alimentación, leche (37%), mantequilla (42,3%) o yogures (25%) han estado entre las categorías que más han repuntado frente a 2022, según el IPC de diciembre.
“El precio de la leche partía de precios anormalmente bajos. Por eso ha subido tanto en el IPC. Los yogures, el queso o la propia leche eran deflacionarios en 2021, con los costes ya subiendo”, defiende Calabozo.
La industria, el eslabón intermedio de la cadena, apunta a una subida en los precios de compra de leche en origen del 62%, según datos extraídos del Fondo Español de Garantía Agraria, para explicar las subidas de 2022. Un mayor precio provocado, por un lado, por una ligera caída en la producción primaria, una vía con la que los ganaderos han tratado de mitigar el elevado precio de piensos o fertilizantes.
Estos han buscado otras fórmulas para su supervivencia. Por un lado, revisando los contratos de suministro, habitualmente firmados a un año vista, y que se han reducido a periodos de hasta dos meses, en vistas de la evolución alcista de la materia prima.
También dándola salida a otros clientes, entre ellos internacionales, que pagaban más por ella en forma, por ejemplo, de leche en polvo. El temor a una escasez elevó la demanda nacional de industria y distribución, elevando el pago a sus proveedores lácteos.
Ingredientes que han llevado a que, por ejemplo, el producto lácteo estrella, el litro de leche UHT de marca blanca, haya subido 30 céntimos en el último año, hasta 0,9 euros. “Aún así, sigue vendiéndose con margen negativo. Pero ha alcanzado un nivel que respalda y permite la continuidad de la actividad de todos los eslabones”, defiende el director general de Fenil. “La distribución ha visto que si no se remunera a la cadena se puede quedar sin productos”, añade.
Los fabricantes, eso sí, alertan de un acentuado trasvase a la marca blanca desde la enseña de fabricante, en el caso de la leche, y en los quesos, a productos de menor valor y producidos en el extranjero. La importación de estos ha aumentado un 26% en el último año hasta las 362.000 toneladas, según sus datos, el 42% de la producción total. “El riesgo estructural para el sector es importante. Son productos más baratos y que no crean valor”.
Pese a que algunos insumos del sector primario, como fertilizantes y piensos, parecen estabilizarse, la industria apunta a otros factores, como el nuevo impuesto al plástico, que Fenil cifra en 80 millones como elementos que seguirán poniendo presión en su partida de costes.
“NI INDUSTRIA NI DISTRIBUCIÓN SON RESPONSABLES DE LAS SUBIDAS”
El director general de Fenil, Luis Calabozo, defiende que “la causa fundamental” en la subida de precios de los lácteos “está en los costes de producción del ganadero”. Este apunta a una contracción en los márgenes de la industria, aunque dice no poder cifrarla, y defiende que la distribución tampoco se está enriqueciendo. “El precio de producir un litro de leche ha subido 25 céntimos, y el precio de venta, 30. Esos cinco céntimos no cubren ningún margen y no permiten hablar de aprovechamiento ni de recuperación de los márgenes”. Este también defiende que un tope a los precios de los productos básicos llevará a “reducir producción, a una caída del tejido empresarial y a más dependencia exterior”.
Calabozo valora de forma positiva la supresión del IVA a la leche, aunque echa de menos la inclusión en la medida de los yogures. “Es un producto que por sus características nutricionales puede ser comparado con otros productos básicos”.