No es poco teniendo en cuenta los problemas estadísticos que tiene el país y viendo cómo muchas veces unos y otros usan la poca información disponible para llevar agua a su molino y defender así sus intereses.
En los últimos días el (OCLA) publicó un informe donde dio cuenta del nivel de concentración de la industria y otro con datos sobre la estructura de la producción tambera. Por estos temas consultamos a Jorge Giraudo, director ejecutivo del observatorio.
Sobre la situación de la industria láctea, Giraudo dijo si bien creció la participación de las empresas extranjeras, la firma Mastellone -controlada desde hace unos años por Arcor- sigue al tope del ránking, con 12% de la capacidad de recibo de leche mientras que la cooperativa Sancor redujo su participación a 1,7%, a partir de su grave crisis.
En el medio hay al menos cuatro multinacionales “que están entre las 20 más grandes a nivel mundial y que crecieron en participación, pero que en los otros países donde están tienen una incidencia relativa más alta que acá”, explicó Giraudo.
Escuchá la entrevista con el director del OCLA:
El especialista en el tema lechero aclaró que no cree que el problema de la definición del precio del litro de ese alimento, una cuestión que tanto preocupa a los tamberos, sea consecuencia de una concentración industrial o un acuerdo entre las empresas para pagar menos. Por el contrario, la Argentina presenta una estructura industrial bastante atomizada respecto de otros países.
“Hay una cuestión central, y tiene que ver con la posibilidad de pago de una industria en centavos de dólar por litro. Hay que tratar de explicar que pasa en el medio y el eslogan que nos sale siempre es ‘es la economía, estúpido’. Esa diferencia de 6 a 8 centavos la explica la macroeconomía”, indicó Giraudo. Dentro de los factores económicos, interviene mucho la presión impositiva, ya que “acá se paga 9% de derechos para exportar una tonelada de leche en polvo”, añadió.
Giraudo indicó que el OCLA va ahora a encarar un trabajo para poner en blanco sobre negro cuál es la presión impositiva de una cadena que genera un alimento tan sensible para la población.
En tal sentido adelanto: “Por cada litro de leche, lo consumas como lo consumas, hay 40% de impuestos, desde la tasa por hectárea para que hagan un camino rural, el Impuesto Inmobiliario y así sigue con Ingresos Brutos, Impuesto al Cheque, IVA, Bienes Personales, Ganancias, Derechos de Exportación, impuestos al trabajo. Se comen el 40% del valor final que está en torno a los 50 pesos”, enfatizó.
Según Giraudo, esa alta presión impositiva y la inestabilidad macroeconómica se combinan para reducir la capacidad de pago de las industrias a productores. Los tambos también enfrentan los mismos problemas pero con menos espalda financiera. Por eso muchos van quedando en el camino.
La concentración en el sector primario también la hizo visible el OCLA. En los últimos años muchas empresas fueron incrementando sus stocks de vacas y la eficiencia productiva para ganar escala y escapar de la crisis de rentabilidad.
“Se da un fenómeno mundial que es la concentración en unidades productivas cada vez más grandes, más automatizadas y más eficientes”, explicó Giraudo.
El analista detalló que sobre los 10 mil tambos que hay en el país “hay 400 que tienen un promedio de 18 mil litros diarios y que concentran cerca del 25% de la producción; mientras que los 5 mil tambos de hasta 2 mil litros tienen el 18% de la producción”.
Giraudo consideró que la creciente concentración en la actividad lechera tiene que ver con diferentes cuestiones que, además de los problemas macroeconómicos y fiscales, incluye la falta de infraestructura e incluso decisiones políticas, como la de priorizar el transporte de la leche en camiones y no por ferrocarril.