José Berriel, presidente de la Sociedad de Productores de Leche de San Ramón, explicó que cosas buenas redescubrió gracias a la pandemia.

Asumió la presidencia de la gremial en setiembre, ¿qué significa para usted esa responsabilidad?
Es un enorme honor presidir esta gremial que más que una gremial es un grupo de amigos que sentimos pasión por lo que hacemos. Ser el presidente no pesa tanto, porque las responsabilidades las compartimos todos. Me tocó ser el presidente, pero trabajamos en grupo y eso es parte del éxito.
¿Cuál es el perfil del tambero vinculado a la gremial?
Es de un tamaño mediano a chico, con una base muy fuerte que es la defensa de la familia y el deseo de mantener a su familia en el campo, eso es lo que nos hace seguir adelante en medio una crisis tremenda, eso más el apoyo del Instituto Nacional de Colonización y del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca.
Yo soy muy conservador y solo invierto en tecnología si tengo dinero, por ejemplo. Otro tema fundamental acá es el armado de equipos de gente para trabajar y en esos equipos soy uno más.
¿Dónde produce y que datos puede dar sobre su empresa?
Tenemos toda una vida como tamberos, tengo el orgullo de poder decir que soy colono, porque arranqué con una fracción en la colonia Treinta y Tres Orientales y hoy el emprendimiento de la familia tiene un tambo ahí y se pudo crecer y tener otro en Fray Marcos. Entre los dos hay 500 vacas en ordeñe. A esta altura de la primavera hemos andado en 28 a 29 litros por vaca cada día. Hoy estoy sacando unos $ 12,60 por litro y eso en mi caso, por cómo se trabaja acá, cubre los costos, pero aclaremos que cada tambo es una empresa y una historia distinta y no a todos ese número le alcanza. Yo soy muy conservador y solo invierto en tecnología si tengo dinero, por ejemplo. Otro tema fundamental acá es el armado de equipos de gente para trabajar y en esos equipos soy uno más. Me acompañan todo el tiempo tres hijos y hay dos hijas más que son profesionales y que también me acompañan. A los hijos que les gustó quedarse lo pudieron hacer y a los que eligieron otra carrera lo bueno es que le pudimos dar esa oportunidad gracias a que las cosas en el tambo funcionaron. Yo estoy contento.
Usted también es directivo en la Sociedad de Productores de Leche de Florida, ¿cómo ve al tambero en general?
Es un productor muy sacrificado, que no baja los brazos por amor propio y porque siempre las crisis pasaron. Lo que pasa es que esta se ha hecho muy larga y hay gente con mucha complejidad. Igual no deja de estar la esperanza de que como todas algún día pasará. En la gremial de San Ramón estamos tratando de ayudar en cómo usar el Fondo de Garantía Lechera, estamos viendo con el Instituto Nacional de la Leche qué hacer, para poder orientar a la gente.
¿La emergencia sanitaria por el covid-19 acentuó la crisis?
La pandemia a mucha gente la complicó, pero los productores no somos los que estamos peor, nos dimos cuenta de algunas ventajas y las empezamos a valorar, como poder trabajar al aire libre, sin tener que andar siempre con tapabocas, con una natural separación entre las personas, por ejemplo. El trabajo del tambero no es sencillo, trabajamos todo el día y todos los días, nos complica el clima, dependemos de los mercados… todo es verdad, pero mire el día precioso que hay hoy, un sol divino y estamos sembrando maíz en medio del campo, disfrutando de vivir y de trabajar así.
¿Qué se precisa para acercarse a una salida a la crisis?
Yo creo que si el gobierno nos da un empujoncito, zafamos. Con una ayuda capaz zafa la gente que está complicada para mantenerse trabajando en una actividad que arraiga a la familia en el medio rural y que produce un alimento tan necesario como la leche. Y no hablo de regalos, hablo de una ayuda para acceder a tecnología, por ejemplo, para acceder a un campo para crecer, algo que se pueda ir pagando sin quedar comprometido. Yo ahora saqué un crédito en el BROU y está bien, es accesible, eso también hay que decirlo. Después toda ayuda suma, mejorar la caminería, todo lo relacionado con el abigeato o que se perfeccionen las medidas que se tomaron para que pequeños productores de estas zonas como Tala puedan a fin de año tener lo que es su aguinaldo vendiendo sus animales gordos, lechones o corderos, que no le quiten ese ingreso, si lo hacen lo matan y no puede seguir viviendo en el campo.
A la gente de la ciudad hay que explicarle mejor las cosas del campo, por eso valoramos esta entrevista, que se hable en los diarios del tambo
¿La sociedad valora la tarea del tambero?
Hay gente que tiene claro lo que hacemos y respeta y valora y hay gente que no lo hace, pero no por maldad, capaz por mala información. A la gente de la ciudad hay que explicarle mejor las cosas del campo, por eso valoramos esta entrevista, que se hable en los diarios del tambo. A veces uno ve que se habla más de la camioneta que uno compró y es linda pero uno la usa en el medio del barro para llevar comida, semillas, repuestos, remedios. Lo ven a uno en la ciudad con la 4×4 que es una herramienta y hay comentarios. Yo planto 180 hectáreas con maíz, es la comida que hago para el otoño y el invierno, son varias camionetas que uno mete en la tierra y se corren riesgos, es a cielo abierto y nada es seguro. Uno lo sabe, la gente de la ciudad a veces no y es facilísimo hablar del paisano lleno de guita. Acá hoy arrancamos muy temprano en la mañana y son las cinco de la tarde y falta para que una de mis hijas nos venga a buscar para llevarnos a casa. Igual, al que no sabe no lo cuestiono, lo que hay que hacer es explicarle. Mire, la gente de la ciudad precisa al tambero para tener la leche, por ejemplo, hablando de mi rubro porque pasa con la carne, los granos y las verduras. Pero yo también preciso de la gente de la ciudad y ojalá les vaya cada vez mejor y así consuman más para hacer al mercado interno más fuerte y no ser tan frágiles y dependientes de las exportaciones. La ciudad precisa del campo y el campo precisa de la ciudad. Una ciudad fuerte, con gente que pueda consumir, es fundamental para el productor.
Producción propia de granos
La gremial que preside José Berriel está sembrando en primavera para disponer de granos para el invierno de 2021 –lo hace en dos predios propios y además se contratan chacras–. La meta es venderle a sus socios unos seis millones de kilos con dos grandes ventajas para ellos: un buen precio y la seguridad de acceder a ese grano por parte de productores que tenían dificultades para una buena compra directa y ahora solo deben anotarse y pagar una parte a través de Conaprole y para la otra hay financiación de Proleco o de la gremial. Además, “tenemos avanzado un estudio para instalar el riego y subir los rendimientos actuales, 8.000 a 9.000 kilos/ha en secano en años normales”, informó.

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