Juan Carlos de Pablo es licenciado en Economía, profesor, consultor y autor de más de 50 libros. Dictó cursos nacionales e internacionales y ganó innumerables premios, además de pasar por la función pública. En una entrevista en exclusiva para Agroempresario.com, nos cuenta cómo ve la situación entre el sector agropecuario y el Gobierno y las perspectivas de cara a las elecciones parlamentarias.
En primer lugar, con respecto a la relación entre el Gobierno y el campo aclara que el conflicto viene del 2008 luego de la 125. “Hizo perder el invicto de una manera que tenían los K que primero les resultó en Río Gallegos, después en Santa Cruz, luego a nivel nacional y funcionó hasta la 125 exclusive”. Más allá de los temas económicos, el economista sostiene que hay algo casi personal entre el sector y el Gobierno.
Al hablar del comercio exterior, expone un ejemplo para graficar que ningún país le da prioridad al mercado interno por sobre el externo. “Tengo las dos dosis de Sputnik V ¿vos crees que todo el pueblo ruso tiene dada la vacuna?”.
A su vez, considera que en la política internacional existe siempre el ida y vuelta, recordando cuando el expresidente Néstor Kirchner con Moreno prohibieron las exportaciones obligando a bajar contenedores con cortes listos para exportar. “En resumen, es una de las barbaridades que tenemos dentro de una pulseada personal entre este Gobierno y el sector”, sostuvo.
Para de Pablo, las retenciones vienen de larga data ya que aparecieron en el informe Previsch en 1955, es decir que no son medidas relativamente nuevas. “Si querés producir un salto cambiario por alguna razón y transitoriamente se busca una diferencia, lo puedo llegar a entender”. Sin embargo, está convencido que en estos momentos las retenciones tienen un concepto exclusivamente fiscal. “Produzco soja y la saco por la aduana y me dan $65, la saco por la frontera y me dan $180; te darás cuenta que el incentivo es fenomenal”. Considera además que al tener un consumo interno de soja prácticamente nulo, no se trata de un tema de distribución de ingresos como puede darse en el caso de carne vacuna, trigo o maíz, sino que es un tema netamente fiscal. “Todo el mundo sabe que cuando vos le aplicas un impuesto al que está en la zona núcleo le afectás la ganancia, pero el que está en el margen le afectás la operatoria. Un productor de Salta queda totalmente descolocado”, explicó. Además insistió que no hay forma de que una retención o impuesto pueda ser trasladado al consumidor extranjero. “Si haces eso, los chinos se van a reír y van a ir a comprar soja a Brasil o Estados Unidos”.
Al preguntarle qué políticas económicas cree convenientes para incentivar la producción y exportación, su respuesta fue contundente: “Primero que nada, se necesita un gobierno creíble y nadie le cree a este Presidente que permanecerá hasta 2023. De manera que armar política económica en estas condiciones es difícil”. Además, considera que tanto Alberto Fernández como Mauricio Macri han cometido el mismo error de no tener un ministro de economía fuerte que pueda coordinar medidas.
Citó también a Adam Smith con su frase: “No es por la benevolencia del carnicero que podemos contar con nuestra cena, sino por su propio interés”; cree que la tasa de inversión es baja porque no existen tantos negocios a prueba de la incertidumbres que genera el Gobierno. La política económica siempre se da en un determinado contexto político por eso cree que muchos funcionarios van a estar paralizados hasta el 2023 y sólo habrá algunas iniciativas individuales en situaciones puntuales. “Reformar una política económica porque no das más en condiciones de debilidad política es muy difícil”.
En el contexto internacional, considera que no existimos para el mundo. “Agarremos la agenda del Sr. Biden; Argentina debe ser el ítem 432. No somos objeto de admiración, sino de curiosidad y la curiosidad no es envidia. Hacemos un esfuerzo fenomenal sólo para generar pocos resultados”, cerró.