La caseína es la proteína más abundante en la leche y tiene varios subtipos. La beta-caseina A1, se relaciona con las más problemas digestivos y está más presente en la leche de algunas vacas.

En los últimos años, entorno a la leche, especialmente la leche de vaca, se han abierto varios debates: si provoca alergias, mucosidad, si es poco digestiva… Uno de los últimos lo encontramos en torno a la caseína, la proteína de la leche, de la que dice que puede provocar inflación y otros problemas para la salud, especialmente si se trata de leche de las vacas.

Valentina Molina, dietista-nutricionista, miembro de la Junta Directiva del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa), nos cuenta qué hay de verdad en algunas de las cosas que se dicen sobre la caseína.

¿Qué es la caseína y por qué se dice que puede peligrosa?

La caseína es una proteína presente en la leche, la más común, pues representa más del 82% de las proteínas de esta. El resto de proteína corresponde al suero. Dentro de las caseínas, hay distintos tipos, y la más común es la beta-caseína, que a su vez tiene dos formas la A1 y la A-2. Dependiendo del origen de las vacas, su leche contendrá beta-caseína A1 (sobre todo las vacas del norte de Europa, como las Holstein Friesian, Ayrshire y Shorthorn) o A2 (vacas de la región del canal de la mancha y el sur de Francia, como las Guernsey, Jersey, Charolais y Limousin). La A1 se debe a una mutación que ocurrió hace unos tres mil años, y es más común en razas modernas, y la A2 es más común en antiguas.

Hay varios estudios que sugieren que, al digerir la beta-caseína A1, los humanos liberamos un péptido llamado BCM7, que se ha relacionado con problemas de salud, como enfermedades autoinmunes (como la diabetes tipo 1) o incluso el autismo. Sin embargo, esto ocurriría solo en el caso de que una persona tuviera un intestino permeable, pues no se ha demostrado que el BCM7 puedas traspasar el intestino y llegar a la sangre, ni se ha podido establecer una relación entre adultos sanos y la prevalencia de estas enfermedades, como se asegura en este estudio.

En lo que sí parece que hay más consenso es en asegurar que la beta-caseína A1 produce más problemas digestivos y de intolerancia a la leche que la A2 (en alrededor un 20% de la gente), pero, como afirma Valentina Molina, “va a depender de cada persona, no todos asimilamos adecuadamente ciertos alimentos. Pero siempre hay que tener en cuenta los casos individuales y no generalizar, ya que no es lo mismo una intolerancia, una alergia o una inflamación”. Es decir, que estos problemas digestivos o de tolerancia no se producen en todo el mundo, sino solo en aquellos que están predispuestos a ello o que son alérgicos, algo que ocurre en un porcentaje pequeño, “la alergia a la proteína a la leche de vaca (APLV) es más común durante el primer año de vida (etapa donde se comienza la introducción de alimentos) y afecta a un 2% de los niños menores de 4 años”, asegura. Además, en caso de padecer esta alergia, los síntomas serían inmediatos, “la alergia alimentaria se produce cuando la sustancia entra contacto con el sistema inmune (en este caso la caseína), y hay una reacción inmediata. Sin embargo, en la inflamación alimentaria no hay una reacción inmediata, aunque esté presente el sistema inmune, lo que desarrolla es una inflamación cuando se consume ese alimento en concreto. Finalmente, la intolerancia alimentaria se origina a partir de nuestro sistema digestivo, que se debe a las ausencias de enzimas encargadas de descomponer dicho alimento·”, aclara.

¿Es mejor tomar leche de cabra o de oveja que de vaca?

Si tenemos un problema con la caseína A1, en principio sí puesto que, como aseguran en un estudio llevado a cabo por la Universidad de Granada, la leche de cabra, contiene, además de beta-caseína A2 “menos caseína tipo alfa 1 como sucede en la leche de mujer, que son las responsables de la mayoría de las alergias a la leche de vaca. Por lo tanto, es hipoalergénica”. En el caso de la leche -o queso- de oveja, sucede los mismo, que contiene beta-caseína A2, que es la que produce menos alergias. Aun así, si tenemos intolerancia o alergia a la proteína de la leche, lo mejor es evitar cualquier producto susceptible de contener caseína sea del origen que sea, “ya que es una proteína que esta principalmente presente en leche mamífera y también en la leche humana. Por ello, deberán evitar principalmente en los lácteos y sus derivados, pero también se puede encontrar en ultraprocesados como chocolate, turrones, zumos, cereales… además, de algún embutido o conserva. Por esto mismo, es importante que las personas lean el apartado de ingredientes (parte trasera del envoltorio) para informarse. Destacar, que la caseína al ser un alérgeno aparecerá en negrita debido a la Ley de Etiquetado de Alimentos”, advierte Valentina Molina.

En cuanto a los problemas digestivos ocasionados por la leche, Valentina tampoco recomienda la leche de un animal sobre otro, aunque “hay opciones o alternativas que las digieren mejor. Un ejemplo pueden ser las bebidas vegetales, aunque hay que saber qué compramos. Es importante que en los ingredientes haya un porcentaje de un 14% o 15% del vegetal, ya sea soja, arroz, almendra entre otros. Aun así, lo aconsejable sería que consultara con los profesionales adecuados como el Dietista-Nutricionista para que estudie el caso y le ayude en los hábitos alimentarios y sus alternativas”.

También hay que tener cuidado con los suplementos deportivos, puesto que la caseína también se vende como uno de ellos, “en algunos estudios, se ha visto que consumir caseína tiene ciertos beneficios para la recuperación muscular. Aun así, cuando se lleva un tipo de suplementación lo adecuado es que este supervisado por un profesional como es el Dietista-Nutricionista especializado en deportiva. Además, que hay que tener en cuenta que las suplementaciones no hay que generalizarlas para toda la población, por eso es muy importante que cada persona sea estudiada en base a sus necesidades, ya que no es lo mismo un deportista de alto rendimiento que tiene que conseguir unos objetivos que una persona que hace deporte para mantener una vida saludable”.

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