La Universidad de Bellas Artes de Berna junto a sus estudiantes llevaron a cabo un experimento que no sabíamos que necesitábamos. El objetivo de la investigación era conocer el efecto que tenía la música en la maduración del queso.
El método que duró 6 meses, consistía en ocho piezas de queso Emmental, expuestas las 24 horas del día, individualmente a diferentes tipos de música o frecuencias. Según el quesero suizo Beat Wampfler, el hip-hop hace al queso más rico y oloroso mientras que el rock y la música clásica lo hacen más ligero en aromas.
Algunas de las canciones usadas fueron “Stairway to Heaven” de Led Zeppelin, “UV” de Vril, “Jazz (We’ve Got)” de A Tribe Called Quest y la ópera de “La Flauta Mágica” de Mozart, mientras que los otros recipientes fueron expuestos a frecuencias de tonos altos, medios, ligeros y solamente uno quedó en completo silencio.