En el 116° cumpleaños de la Rural de Rafaela, productores y cabañeros de la cuenca lechera santafesina, celebraron con un gran remate de 800 piezas, que mostró buenos precios y una actitud positiva de cara al futuro de la actividad. La Cooperativa Lehmann fue la organizadora y auspició la Asociación de Criadores de Holando Argentino.

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No quedan muchas cabañas de Holando Argentino en el país y la mayoría se ubica en la cuenca lechera santafesina con epicentro en Rafaela y su zona de influencia. En efecto, el pasado 12 de agosto, con motivo de la celebración de los 116 años de la Sociedad Rural de Rafaela que los representa, realizaron un gran remate de piezas registradas (por ACHA), de la mano de la consignataria local más emblemática de la raza, la Cooperativa Guillermo Lehmann.

Con mucho entusiasmo y motivados por los precios que se están evidenciando en los remates de genética, los criadores volvieron a la Rural para mostrar el fruto de su trabajo y poner a consideración de los compradores (físicos y on line) más de 800 piezas, de las cuales algunos ejemplares fueron de otras razas lecheras (Montbeliarde, Jersey y Pardo Suizo) aportados por productores de Córdoba, Buenos Aires, Entre Ríos y la región.

Los cabañeros son también productores de leche como cualquier otro, pero con la difícil y costosa especialidad de la crianza de ejemplares puros de pedigrí, que complejiza el negocio y por la misma razón, los obliga a mirar el largo plazo con una cuota extra de optimismo.

En este sentido, cuando el comprador adquiere una ternera o reproductor de alta calidad genética, sabe que se está llevando atributos de futuro para su rodeo comercial y la inversión de varios años por parte del criador, con el foco puesto en el mejoramiento y funcionalidad de la raza.

Remate con buenos valores

A pesar del contexto de nula rentabilidad en la lechería, con alto nivel de incertidumbre tanto en el plano interno como en el mercado mundial, los productores saben que cualquier tipo de ganadería debe emprenderse con faros largos, evaluando inversiones que darán sus frutos dentro de un año, quizás más.

Así, los precios que se vieron en Rafaela pueden interpretarse con la cautela que la coyuntura exige pero con la ilusión de que todavía existen esos productores que apuestan fuerte por la actividad.

“Fue un remate muy especial porque festejamos los 116 años de esta entidad con la que venimos trabajando prácticamente desde la fundación de nuestra cooperativa hace más de 70 años, por eso para nosotros siempre es un placer y es como estar en casa”, dijo el martillero del remate y gerente de hacienda de la Lehmann, Mauricio Tschieder.

Fue una subasta ágil y sin demasiados contratiempos, dada la calidad de la hacienda ofertada. “Este remate tuvo excelentes lotes de vaquillonas y toros, que se sumó al entusiasmo de los compradores, alentados por las lluvias que tuvimos en la región, que siempre cambia el ánimo porque se empiezan a ver las mejoras en los campos”, describió Tschieder.

“El contexto macroeconómico incierto, aunque parezca contradictorio, también ayuda a la decisión del productor, que no quiere quedarse con los pesos del cheque de la leche y prefiere invertirlos en la compra de vacas, porque además lo puede hacer en cuotas y se asegura mayor producción a futuro”, analizó el martillero. “El resultado estuvo a la altura de nuestras expectativas, con muy buenos registros individuales, tanto en vaquillonas como en toros, y eso se notó en la satisfacción del comprador y el vendedor, que se van conformes de cara a lo que viene en el sector”.

Según informó la cooperativa, las vaquillonas adelantadas se colocaron a un promedio de $355.500, con un valor máximo de $770.000 por un ejemplar de “La Lilia”, adquirido por Gustavo Pussetto. Las vacas en producción obtuvieron un promedio de $192.000, con un máximo de $230.000 y las vaquillonas para entorar, con un máximo de $265.000 y un promedio de $179.000; en tanto las vacas secas con un promedio de $200.000, y las terneras lograron un promedio de $150.000 con un máximo de $240.000.

En cuanto a los toros Holando lograron un promedio de $470.000 y un precio máximo de $720.000 por un ejemplar de Pedigrí de “La Luisa”, que adquirió Elidio Scarafía. De los machos ofertados con registro oficial de ACHA, los precios se ubicaron entre $500.000 y $600.000, lo que marca que la buena sangre se sigue pagando bien en la región.

Testimonio sincero

“Estamos muy contentos porque donde hay vacas Holando, nosotros disfrutamos”, expresa Horacio Barberis, propietario de “La Lilia”, en diálogo con Agroclave al costado del ring de ventas. “Es una linda fiesta porque nos juntamos muchos amigos y colegas cabañeros para ver y vender el trabajo que hacemos durante todo el año en nuestros campos”.

Para este criador de Colonia Aldao (Santa Fe), que junto a su familia tienen una de las cabañas más prestigiosas y longevas de la raza, el contexto general de la lechería hay que analizarlo con una mirada integral, más allá de la coyuntura y hablando desde la propia experiencia, porque como se suele decir en estos ámbitos, “cada tambo es un mundo” y por eso resulta difícil generalizar.

“Yo creo que el contexto general de los tambos no es malo; por supuesto que siempre se puede estar mejor, pero creo que se ve en el entusiasmo de la gente que viene a estos remates”, considera Barberis, que no desconoce que en la gestión y la escala productiva radican el éxito o el fracaso de este negocio. “Pero ojo, también conozco tambos chicos y medianos que están bien organizados y son rentables, y acá se están viendo ventas interesantes de vaquillonas con valores de 7.000 a 8.000 litros de leche, que van a esos campos”, remarca el cabañero.

“No quiero que me maten con esto que digo, pero creo que el productor no está tan mal; lo que yo siempre digo es que no es gracias a la política que el productor está haciendo estas compras, sino a la gran oportunidad que tiene el sector agropecuario de carne y de leche, de saber que nuestro negocio tiene un valor importante en el mundo”, advierte Barberis.

“De las pequeñas a las grandes cosas”

Horacio Barberis reflexiona desde su ámbito productivo en el interior del interior del país, sobre cómo los productores de la cuenca lechera que supieron leer los cambios del negocio, hoy poseen empresas prósperas a pesar de los contratiempos de la coyuntura. “Yo desde chico aprendí en mi familia esas pequeñas cosas que luego significan grandes cambios; hay que comer de una torta que uno pueda amasar, y cuando se suma gente de la familia a esa torta, es el momento de agrandarla”.

Con esta analogía, Barberis explica que en su empresa debieron agrandarse oportunamente para darle cabida a las nuevas generaciones: “Cuando uno pretende que de la misma torta empiecen a comer más integrantes, es cuando se cae en esa trampa donde la tercera generación termina liquidando lo que hizo la primera”.

Dice Horacio: “A los jóvenes hay que generarles la expectativa de vivir mejor pero inculcándole el sacrificio por el trabajo, por eso soy partidario de apostar por la escala productiva, siempre y cuando esté bien manejada”. Su ejemplo se testimonia con el progreso que experimentó “La Lilia” en su devenir. Aquel humilde inicio de Don Onelio Barberis, que arrancó con 60 vacas en 60 hectáreas, hoy se ha transformado en un sólido presente, de la mano de sus hijos y nietos que siguieron alimentando ese sueño, y hoy se encamina a ordeñar 1.500 vacas, con un ambicioso proyecto que los llevará a inaugurar próximamente un sistema estabulado free stall, que será toda una novedad para el departamento Castellanos.

Claro que este orgullo familiar por el progreso que tuvo la cabaña y su tambo comercial, es a la vez una responsabilidad mayúscula para los Barberis, respecto a las decenas de familias que dependen de esa gran rueda productiva. En Colonia Aldao y la región se derraman los frutos de esta gran empresa, que genera empleos de calidad, visión de futuro y proyectos de crecimiento para muchos comercios y servicios que giran en torno al bienestar de “La Lilia”.

“Nosotros tratamos de ayudar a todos los que nos brindan su trabajo, los asesoramos y les abrimos las puertas que están a nuestro alcance; yo quiero que mi tambero y su familia le vaya bien, que pueda educar a sus hijos y que tenga todo lo que necesita para vivir mejor y progresar”, confiesa Horacio Barberis.

“Cuando nos embarcamos en la inversión del free stall, que pronto estaremos terminando, lo hicimos con un crédito muy importante y pensando que debíamos dar ese paso para darle más confort a nuestra gente y a los animales; sabemos que estamos dejando mucho dinero allí, que podría haberse ido a la compra de más campos, pero es lo que nos gusta hacer y estamos felices de darle a la zona una obra de estas características”, finaliza Horacio.

Tranqueras adentro

Otra de las voces referentes con un apellido ilustre si se habla de Holando Argentino, es la del Méd. Vet. Germán Fux, que desde hace algunos años abrió su propia cabaña, “La Travesía”, con la que no para de cosechar importantes premios con sus excelentes machos y terneras desde la zona de Sarmiento y Rafaela. También en él, se observa ese espíritu incansable por el mejoramiento de la raza y el negocio lechero.

“El panorama es incierto pero los productores lo que menos quieren es guardarse el dinero a ver cómo se desvaloriza, por eso se reinvierte todo el tiempo en esto que es lo que sabemos hacer, que es producir leche, lo cual para la raza es muy bueno”, reconoce Fux. “Los precios se van acomodando, si uno analiza que estamos en un momento complicado de la economía argentina; este es un sector que no mira qué color tiene el Gobierno de turno y siempre empuja y apuesta por el crecimiento, que es algo genuino que tiene el productor agropecuario”.

Respecto a los valores observados en el remate, Germán analiza que “si se analiza el valor que tiene la leche, vemos que estamos pagando por las buenas vaquillonas entre 6.500 y 7.000 litros de leche, y eso creo que está ajustado a los valores actuales de la leche”.

Para este promisorio criador, la premisa es sencilla: “Al Gobierno ni al mercado ni al clima los vas a cambiar, por lo tanto los ajustes de tu empresa siempre son tranqueras adentro porque esas son las únicas variables que uno puede mejorar, empezando por los promedios, la carga por hectárea, los litros libres, etc., en eso tenemos que centrar nuestros esfuerzos”.

Así se vivió este remate lechero desde Rafaela, con expectativas renovadas por lo que significa además, el retorno de las exposiciones y las competencias, porque más allá de que a Palermo no pudo asistir este año, la raza viene de una gran jura en Morteros y ya se prepara para la Fiesta Nacional del Holando en San Vicente, luego San Francisco y esperando la frutilla del postre en Rafaela, donde ya confirmaron la presencia de un jurado internacional.

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