El territorio del Neuquén se convertía en provincia y asumía el primer gobierno democrático. En elecciones libres fue elegido como gobernador Ángel Edelman. Estaba todo por hacerse, organizar el gobierno y las instituciones. Las demandas de la población eran infinitas y llegaban por miles al despacho del mandatario.
En ese contexto, el doctor Víctor Peláez recordó en uno de sus escritos, una anécdota que demuestra que muchas veces, el ingenio y el humor pueden dar paso a un espacio más tranquilo y sin presiones para encontrar soluciones urgentes.
“Yo formaba parte del grupo de médicos que cobraba un sueldo por el hospital, por más que ejercía la dirección del Centro Materno Infantil. Nuestra remuneración ascendía a 1.200 pesos; con dicha suma la mayoría estábamos conformes. Pero al enterarnos que los diputados se adjudicaron 12.000 pesos de dieta nos indignamos por cobrar la décima parte de lo percibido por ellos. Esta injusticia nos llevó a planteárselo al gobernador”, escribió Peláez.
Los médicos armaron una comisión de seis o siete delegados y se presentaron ante el gobernador para plantearle las quejas. Edelman los recibió y “fue muy amable”. Coincidió con sus interlocutores en que era un despropósito otorgar mayores ingresos a los diputados y no a quienes estaban al frente de la salud pública.
“Una vez finalizado el tema se produjo un silencio que había que romper con palabras. Un colega le preguntó qué proyectos tenía”, relató Peláez.
Según el texto, la respuesta del gobernador fue: “Una fábrica de leche en polvo” y cuando le consultaron de dónde sacaría las vacas, Edelman aseguró: “Es que esta leche será en polvo”. Los profesionales se retiraron del despacho sin poder contener la risa, pero con una gran preocupación, pues se habían dado cuenta de que tenían un gobernador ignorante. Opinión que luego tuvieron que revisar.
“A los pocos días nos comunican nuestro aumento de sueldo. A todos nos agradó. La capacidad de ahorro se multiplicó. En mi caso me permitió comprar el terreno de mi futura vivienda, pagada con diez sueldos. Las burlas cesaron”, recordó el médico. Pero faltaba develar por qué el gobernador les había dado aquella ridícula respuesta. Peláez lo supo por un diputado amigo.
“La gente, en general, supuso que por ser el primer gobierno democrático se operarían cambios muy profundos. Como las preguntas los asediaban, se optó por responder con una broma”. El gobernador cumplió y se ocupó del reclamo de los médicos.