El tambo que pertenece a la firma Rivoiro SRL, produce leche combinando vacas encerradas en piquetes (drylot) y un galpón de compost. Cuenta con un sistema de ordeñe rotativo de 60 bajadas y produce cerca de 40.000 litros de leche por día.

En el marco de la undécima ExpoDidáctica organizada por el Instituto Agrotécnico Salesiano de Colonia Vignaud, desarrollada bajo el concepto “Desarrollo Regional con Proyección a la Agroindustria”, disertó el contador Daniel Rivoiro (foto), integrante de la empresa familiar tambera Rivoiro SRL.

El tambo está enclavado en Colonia Santa Rita, cerca de la localidad de Freyre en el centro-este de la provincia de Córdoba. Se trata de una empresa lechera que cuenta con un sistema de producción intensiva, con más de mil vacas en ordeñe y un promedio anual de 37 litros vaca/día. El foco del sistema de producción está puesto en una genética funcional, el bienestar de los animales, la mejor calidad de alimentos y un suministro eficiente de la comida. A futuro habrá más esfuerzo por el bienestar y el confort para generar más litros promedio.

En su presentación titulada “El Tambo, una alternativa posible”, Daniel Rivoiro mostró parte de la historia del tambo familiar, apoyándose en un video que relató la llegada de la familia “a la Colonia Santa Rita con un sueño de trabajo. Aquí nacieron sus hijos y comenzó el arraigo a esta tierra. Aproximadamente en el año 1948 se comenzó con la actividad tambera comprando 7 vacas y un toro. Las cosechas no rendían, el trigo no era más negocio y la actividad lechera vislumbraba una posibilidad de futuro. En Argentina, nace la tercera generación creciendo en ella desde la cuna un amor por las vacas. Luego de 55 años de trabajo en estas tierras surge la posibilidad de la tierra propia, fue así que en 1961 se adquieren los primeros campos apostando fuertemente por la actividad”.

“En aquellas épocas cuando mi papá compró las tierras por el año 61 cuando llegó de San Francisco le contó a mi mamá que había comprado las tierras y María le dijo `¿y cómo haces para pagarla ahora?´, a lo que mi papá respondió “y total no tenemos nada, no vamos a perder nada si me quitan la tierra”.

Corría el año 1979, cuando se inaugura el tambo modelo siendo la actividad lechera por esos tiempos la actividad principal de nuestra familia. “Por aquellos años la genética comienza a ser parte de una labor fundamental para el futuro y nace la cuarta generación que presenta la misma convicción de apostar fuerte a la actividad lechera mirando siempre para delante cueste lo que cueste”.

“Así que esta obra no es producto de la casualidad sino que es producto de nuestra forma de trabajar, algo que mamamos de la propia cuna. El trabajo es digno, los caminos elegidos fueron difíciles, lentos pero la alegría que nos generó cada sueño cumplido dura mucho tiempo. Pasaron más de cien años trabajando y van a pasar más, mientras cabalgando se acerca la quinta generación”, indicó Daniel Rivoiro en su presentación ante un atento auditorio.

En realidad todo esto surgió de un proyecto, que nos llevó más tiempo el proyecto que su construcción. En ese proyecto la primer parte fue la construcción del tambo calesita. Ahí ya tenemos un cuello de botella. Estábamos ordeñando en un tambo del año 1979 muy reformado con 16 bajadas y las vacas a 90º, las vacas demoraban mucho en bajar, se demoraba mucho el ordeñe. En el año 2011 hacíamos tres ordeñes con 700 vacas por ordeñe o sea que casi 23 horas trabajando en el tambo, ese era nuestro cuello de botella por eso si queríamos seguir creciendo teníamos que pensar en otra alternativa”.

El proyecto del tambo rotativo duró aproximadamente cinco años: “Discutimos mucho y lo llevamos a cabo. ¿Qué fue lo que buscábamos o lo que logramos con este tambo calesita? Fue el confort del tambero. El tambero trabaja muy cómodo y hoy se ordeñan 250 vacas por hora, son tres personas y el ordeño dura cuatro horas así que son mil vacas en tres turnos de ordeñe. Si el tambero está cómodo en el trabajo se cansa menos y eso desemboca en una mejor atención de las vacas pudiendo cumplir así cualquier objetivo propuesto”.

En el IAS de Colonia Vignaud, Daniel Rivoiro dijo además que “otra de las cosas que logramos con el tambo calesita es que las vacas estén más cómodas en el momento de ordeñe. Imagínense que en el anterior no querían entrar y ahora entran solas a ordeñarse. Hay imágenes que están rumiando al momento de ordeñe, lo que nos indica que se sienten bien y eso redunda en bajo estrés, mejor salud, agilidad en el manejo y mayor productividad”.

Pero las inversiones no cesaron y en el año 2017 la empresa decidió construir un galpón para alojamiento de vacas lecheras con camas de compost. “¿Qué beneficios trajo este galpón y qué cosas estamos probando?. La idea es bajar el riesgo climático que tiene la actividad tambera, máxime en un tambo con muchas vacas. En toda la zona tambera hace mucho calor en verano y hay lluvias en otoño, con lo que l barro dificulta el manejo de las vacas que están en corrales de tierra, que es el 70% de nuestras vacas”.

En total en el tambo de Colonia Santa Rita, hay más de mil vacas en ordeñe, con producciones del orden de 37 litros promedio/día, los Rivoiro decidieron alojar en el galpón de compost, a su rodeo de alta producción, compuesto por más de 200 vacas. Hoy el promedio de ese rodeo es de 56 litros por vaca/día.

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