Tristán Jusué es vasco, de San Sebastián, pero hasta que hace unas semanas le propusieron tomar las riendas de la dirección industrial de la planta de InLeit, en Curtis, vivía en Madrid. Tras haber pasado por industrias como Clesa, Iparlat, Nutribén y Danone desembarcó en Liasa en el 2018 y ahora se hará cargo de la factoría gallega. Aunque como dice la planta aún está en período de pruebas «a la espera de unas resoluciones finales para poder hacer producciones comerciales, esperamos que en septiembre esté ya funcionando con normalidad».
—Ponerse al frente de la dirección industrial de una planta en la que Galicia ha puesto tantas expectativas es un reto. ¿Qué le sedujo?
—En España no hay nada que se le parezca. Está es una fábrica sin igual. En Europa no sé si habrá muchas, pero vamos es una fábrica muy particular porque está concebida para hacer una transformación de la leche a unos puntos de alto valor añadido. Además, tiene una tecnología que no la hay en todo el mundo. El reto es tecnológico y también organizacional. Hay que recordar que una fábrica es la combinación de una gran tecnología y una gran plantilla. Sin las dos cosas no funciona una fábrica.
—¿Lograr los derivados que pretende conseguir aquí requiere un proceso cercano a lo farmacéutico?
—En el mercado existen seguramente productos parecidos a los que vamos a fabricar aquí, pero digo parecidos porque la tecnología con la que se obtienen y las calidades no son las que se van a usar aquí. Aquí se obtienen calidades y funcionalidades muy superiores a los productos de proteínas concentradas que tradicionalmente se encuentran en el mercado. La tecnología busca el tratamiento suave y delicado de la leche con una tecnología que permite hacer un fraccionamiento de esos componentes con unas calidades muy altas con tecnología de tratamientos térmicos muy suaves o fraccionamiento por separación de membranas que permiten hacer esos fraccionamientos tan específicos. Las torres de secado que tenemos, que serán tres, con para tratar de modo suave esos componentes. Otras plantas en una misma torre secan distintos componentes, pero aquí hay torres especificas para esos componentes.
—¿Con el secado suave no pierden propiedades esos derivados?
_No pierden. La proteína tiene unas propiedades nutricionales enormes. Esa es la funcionalidad que ha de tener para los clientes de la fábrica que son queserías, compañías de alimentación infantil o deportiva… La forma en cómo se ha obtenido esa proteína les va a permitir mejor rendimiento.
—¿Qué van a producir?—En general, lo que vamos hacer son concentrados de proteínas. Pero hay distintos tipos de proteínas.—Sus clientes son la industria de alimentación infantil, deporte, queserías…
—Correcto, pero sobre todo aquellos en donde la proteína juega un papel fundamental. Trabajé antes en una fábrica que hacía alimentación infantil, que ha de contar con unos estándares de calidad de materia prima muy altos. Las queserías, por ejemplo, al usar una proteína de calidad van a tener unos rendimientos mucho más altos en sus procesos de producción. También la industria de la alimentación deportiva o geriátrica.
—Decía que esperaban poder comenzar a producir con normalidad en septiembre, ¿con qué producción estarían satisfechos?
—Este es un negocio en el que para obtener concentrados hay que procesar mucha, mucha leche. Hay que tener la mejor materia prima en cantidad, calidad. Esa es una de las principales razones que llevaron a instalar aquí la planta, que los proveedores están en un radio de 100 kilómetros. Es decir que tenemos materia prima recién ordeñada que en un tiempo muy breve va a estar procesada. (…) Hace falta procesar muchos litros de leche, cerca de 400 o 450 millones de litros al año, 1 o 1,2 millones de litros de leche al día. —Los potenciales clientes de esta empresa van a ser multinacionales en el extranjero y tiene que estar pensada para los estándares…
—La idea es exportar a un montón de países con unas exigencias enormes. Más de la mitad de la producción de lo que se haga aquí.
—Las multinacionales del sector agroalimentario están dando un giro de gigante cara a la sostenibilidad, el hecho de que la planta sea sostenible resulta importante para ellas.
—El uso eficiente de la energía es enorme. La reutilización del agua que genera el fraccionamiento de la leche como una materia prima que vuelve a entrar en el proceso y no se desperdicia es un factor fundamental porque el producto no van a tener aditivos. El agua que usamos viene de la propia leche.
—¿Hay algún otro secreto de ese tipo?
—El propio proceso, la propia tecnología que usamos, el tratamiento suave no someterla un estrés que pueda provocar una degradación de esos componentes. El uso de una tecnología que evita el deterioro de la proteína.