ESPMEXENGBRAIND

20 Jul 2025
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20 Jul 2025
Mientras aumentan las presiones sobre la ganadería, la ciencia revela: el metano del ganado es parte de un ciclo natural y la leche sigue siendo esencial para la seguridad alimentaria.
La leche bovina resiste calor, metano y el mito del villano climático
No se trata de negar la crisis climática, sino de enfrentarla con base en ciencia real, y no en agendas ideológicas o presiones corporativas. Leche

El leche de vaca, alimento milenario y base nutricional para miles de millones de personas, está nuevamente en el centro de una narrativa alarmista: la de que el clima extremo amenaza su producción y de que los bovinos serían grandes culpables del calentamiento global.

Pero ¿será realmente que la ganadería lechera es responsable por los cambios climáticos? La respuesta exige más ciencia y menos ideología.

Dos estudios recientes señalan que el estrés térmico causado por olas de calor puede reducir la producción de leche —especialmente en granjas sin acceso a tecnologías de mitigación.

En uno de los estudios, realizado con 130.000 vacas durante 12 años, se verificó que periodos de calor intenso reducen la producción hasta en un 10 %.

Los impactos son reales, especialmente en regiones tropicales y semiáridas, y deben abordarse con políticas de adaptación.

Metano: lo que la ciencia realmente dice

El metano emitido por el ganado forma parte de un ciclo biogénico —es decir, natural y equilibrado. Se produce durante la digestión de los rumiantes, se libera en la atmósfera, se descompone en unos 12 años y luego es reutilizado por las plantas en la fotosíntesis.

En otras palabras: no se acumula durante siglos, como lo hace el dióxido de carbono proveniente de la quema de combustibles fósiles.

El investigador Frank Mitloehner, de la Universidad de California – Davis (referencia mundial en emisiones agropecuarias), lo explica así:

“Cuando estabilizamos el rebaño, estabilizamos también las emisiones de metano. El ciclo se equilibra. Es diferente de los combustibles fósiles, que solo acumulan carbono en la atmósfera.”

Por lo tanto, culpar a la leche por el calentamiento global resulta deshonesto —y desinforma al público. La verdadera emergencia climática continúa siendo impulsada por sectores altamente emisores y no renovables, como transporte, energía e industria fósil.

El rol social de la leche

La producción de leche sustenta a más de 150 millones de familias en el mundo, la mayoría en propiedades pequeñas.

En Brasil, es una de las cadenas más ramificadas, generando ingresos, fijando al productor en el campo y contribuyendo a la seguridad alimentaria. Atacar la leche suele equivaler a atacar indirectamente al agricultor familiar.

Además, la leche bovina es un alimento completo, rico en proteínas de alto valor biológico, calcio, vitaminas del complejo B y ácidos grasos beneficiosos para la salud.

Reemplazarla por “alternativas” ultraprocesadas e importadas puede resultar contraproducente —tanto desde el punto de vista nutricional como ambiental.

Adaptación e innovación, sin radicalismos

Está claro que la ganadería debe adaptarse al clima, y esto ya está ocurriendo: sistemas silvopastoriles, sombra natural, ventilación, genética adaptada y manejo de precisión son ejemplos de innovaciones adoptadas en varios países, incluso en Brasil. Pero adaptación no significa sustitución.

Convertir al ganado en chivo expiatorio de un problema sistémico es, como mínimo, impreciso y peligroso. No se trata de negar la crisis climática, sino de afrontarla con base en ciencia real, no en agendas ideológicas o presiones corporativas.

Leche, símbolo de resistencia

Si algo revela el calor extremo, es la necesidad de preservar cadenas alimentarias resilientes, sostenibles y de base natural.

La leche de vaca es todo eso —y más: es un patrimonio cultural, económico y nutricional. Lo que está en riesgo no es solo un producto en la heladera, sino un modelo de vida rural que alimenta ciudades enteras con dignidad y tradición.

Fuentes citadas:

  • Claire Palandri et al., Science Advances, 2025. DOI: 10.1126/sciadv.adw4780

  • Hutchins, J. et al., Food Policy, 2025. DOI: 10.1016/j.foodpol.2025.102821

  • Frank Mitloehner – CLEAR Center UC Davis

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