Todo eso es consecuencia de las intervenciones cambiarias e impositivas de un gobierno nacional que se presenta como “liberal” pero que sostuvo en su primer año de gestión impuestos como los derechos de exportación en los mismos niveles del denostado kirchnerismo.
El gobierno libertario también interviene en el mercado de cambio, como lo hicieron sus antecesores, y eso deteriora mes a mes la competitividad exportadora de las industrias, algo que antes o después se va a volver en contra de los productores de leche que sobrevivieron a las crisis y a los que, por ahora, el agua solo les llega al cuello.
Pero la foto del momento es de disfrute: La leche, finalmente, fue uno de los pocos productos agropecuarios que el año pasado subió más que la inflación. Es un raro privilegio luego de muchos años donde los productores perdían plata produciendo.
Quizás por eso resulte oportuno el mensaje de Marcos Snyder, del portal lechero Dairylando: Para el consumidor, “solo el agua es más barata que la leche”, que llega a valer en sachet la mitad de lo que vale actualmente la cerveza.