Dicen que la cabra tira al monte pero en realidad a donde mira es a la localidad de Castrogonzalo (Zamora), un pequeño municipio de apenas medio millar de habitantes donde se ubica una de las empresas más importantes en productos lácteos derivados de la leche de cabra de nuestro país. Para conocer la historia de esta empresa que está presente en 32 países de los 4 continentes que ha demostrado una fuerte apuesta por productos de la más alta calidad, hay que remontarse al año 1979 con un origen muy distinto, el transporte de áridos. «Mis padres, José Cobreros Martínez y Mª Paz Gil Perandones, empezaron primero con el transporte de áridos y años más tarde la empresa fue evolucionando, nos fuimos adaptando a los mercados y cambiamos a una empresa de productos lácteos, con centros de distribución de leche y siendo operadores lácteos de compra venta. En 1997 se constituyó la empresa que en la actualidad está gestionada por la segunda generación», explica José Cobreros, director comercial de Lácteas Cobreros. Él y sus dos hermanos –Rodrigo, director de producción y Penélope–, están al frente de esta empresa que ha demostrado en este tiempo una clara vocación por la internacionalización y la Innovación y Desarrollo para su crecimiento y expansión. «Sentir pasión por el trabajo, por tu negocio y saber adaptarte a las demandas actuales han sido las premisas que nos ha guiado», sostiene.

Trabajan con una red de ganaderos de la provincia de Zamora y de otras regiones como Andalucía y Extremadura que le suministran a diario la materia prima que pasa por los más estrictos controles de calidad. «Queremos fomentar la estabilidad y sostenibilidad a ganaderos con contratos, en una zona como la nuestra es fundamental». Actualmente procesan 32 millones de litros de leche de cabra, otros 15 de oveja y 5 millones de vaca al año. Cerraron el pasado ejercicio con una facturación total del grupo cercana a los 60 millones de euros.

Del cuajo al rulo de cabra

Durante los primeros años su actividad principal se centró en la fabricación de cuajada láctica industrial y transformación de leche. «Vimos una oportunidad comercial en Francia y comenzamos a trabajar con ellos. En esos años la facturación de la empresa era de unos 30 millones de euros, de los cuales un 10% procedía del país galo», matiza. Mucho ha llovido desde entonces, dando paso a la creación de nuevos productos y abriéndose paso a nuevos mercados. De esta manera en el año 2000 dio un paso de gigante con la fabricación de queso de rulo de cabra, que por entonces pasó a suponer un 10% de la facturación total, vendiéndose en España y Portugal. «Fue una apuesta importante porque creemos que los gustos del consumidor están cambiando. El consumidor joven se decanta más por productos de pasta blanda porque el rulo de cabra combina muy bien en la cocina y es más fácil de digerir», explica.

El acuerdo alcanzado con el grupo TGT (Teodoro García SA), contribuyó a expandirse por todo el territorio nacional. Tres años después, en 2003, llegó otro hito importante, la construcción de la Torre de Secado, una de las pocas que hay en España y que supuso dar el salto a la fabricación de leche en polvo de cabra y oveja.

Como en todas las historias empresariales, la suya no ha estado exenta de baches y obstáculos. La adquisición de Marofa, una fábrica quesera de gran prestigio en Portugal fue un embite en su cuenta de negocios al descender las ventas por la crisis económica de aquellos años. «Esta primera experiencia de estrategia de internacional fallida no nos amedrentó, sino que nos sirvió de estímulo para la gran expansión internacional de los años venideros», explica Cobreros. Y fue así como de un fracaso nacieron los mayores éxitos. La mala experiencia comercial vivida en Portugal en el año 2013 les llevó a replantearse su modelo de negocio. «Fue crucial en nuestra historia ya que debido al fracaso de nuestra inversión y a impagos de clientes importantes, nos condujo a una reestructuración bancaria. Este hecho nos hizo replantearnos nuestro negocio y tomar una nueva estrategia que fue crucial en los años siguientes: centrarnos en que ganen peso en nuestra facturación aquellos productos que nos reportan mayor margen, para lo que llevamos a cabo una importante labor de I+D y de diversificación de productos, además de apostar muy fuerte por la expansión internacional».

El salto al exterior

Hace una década Lácteas Cobreros emprendió el camino a la internacionalización sobre la que ha basado todo un modelo de negocio que ha sido exitoso. Con la premisa de que «si somos capaces de vender nuestro queso en Francia, seremos capaces de venderlo en cualquier país del mundo» comenzaron a hacer crecer los clientes en el extranjero. Primero fueron Bélgica e Italia; más tarde, en 2015 llegó Holanda. En la actualidad están presentes en más de una treintena de países, acaparando el 50% de la facturación total. Pero si hay un mercado con mayor peso e importancia ese es el asiático con los que estrecharon relaciones a partir de 2017. «Gracias a los certificados de calidad obtenidos en años anteriores -IFS y BFR, de seguridad alimentaria logrados en 2014 que son los certificados más estrictos a la hora de exportar- y cumpliendo los estrictos requisitos que imponen a los productos de alimentación infantil para la alimentación de bebés, conseguimos suministrar leche de cabra, muy valorada en este país para este segmento de la población por los altos niveles de vitaminas A, D, B2 y calcio además de las vitaminas del grupo B. Somos la empresa de España que más leche en polvo estamos exportando y nos gusta llevar el nombre de Zamora a China».

En la actualidad la empresa vive un momento dulce. Cuenta con un equipo humano de 180 personas que trabajan a tres turnos para dar respuesta a las demandas de sus clientes.

Con 45 años de historia sobre su pechera Lácteas Cobreros ha ido ampliando nuevos productos. «La inversión en I+D es clave en nuestra estrategia. En el último año se han desarrollado más de 10 nuevas referencias para seguir ampliando la cartera de servicios y de productos hacia nuestros clientes».

Su rulo de cabra ha ido dando paso a las perlas rellenas y al rulo de oveja, los rulos con flores, semillas, papaya o piña hasta alcanzar las 150 referencias. Muchos de ellos ostentan premios prestigiosos como los Cincho o los World Cheese Awards siendo todo un referente en excelencia.

En la actualidad están centrados en productos saludables como los complementos nutricionales Goactive Cardio y Goactive Inmuno. El primero de ellos dirigido a reducir los valores de colesterol a partir de la leche en polvo de cabra mientras que el Goactive Inmuno fortalece las defensas de los consumidores. El futuro pasa por invertir en sostenibilidad y seguir fortaleciendo su territorio, Zamora.

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