Tras años de desafíos, la industria láctea argentina se recupera con fuerza. Las proyecciones indican que 2025 será un año histórico, impulsado por condiciones favorables y una estrategia de mercado efectiva.
La lechería argentina está experimentando un notable resurgimiento. Después de enfrentar dos años consecutivos de caídas en su producción, el sector se ha recuperado de manera significativa y se proyecta que 2025 será un año histórico. Este optimismo proviene de una combinación de factores económicos y de mercado, lo que marca un punto de inflexión para una de las industrias más estratégicas del país.
El presidente del Centro de la Industria Lechera (CIL), Ércole Felippa, atribuye esta recuperación a un cambio en las condiciones políticas y de mercado. La eliminación de las retenciones a las exportaciones ha sido crucial para liberar el potencial del sector, permitiendo a los productores operar en un entorno menos distorsionado por la intervención gubernamental. Además, la favorable relación de precios entre insumos clave como el maíz y la soja ha mejorado los márgenes de rentabilidad, incentivando la producción.
Con este panorama positivo, las proyecciones son contundentes: se espera que la producción de leche en 2025 alcance un volumen récord de 11.500 millones de litros. Esta cifra no solo recupera el terreno perdido en 2023 y 2024, sino que establece un nuevo hito en la historia de la lechería argentina. Un desempeño tan robusto subraya la resiliencia del tambo y la capacidad de la industria para adaptarse y prosperar cuando las condiciones son las adecuadas.
La expansión de la producción tiene implicaciones directas en el mercado de exportación. Brasil, que no logra satisfacer su demanda interna, se ha consolidado como el principal destino de las exportaciones argentinas, especialmente de leche en polvo. Este creciente flujo comercial es vital para el sector, ya que diversifica sus mercados y mitiga el riesgo de depender exclusivamente del consumo interno. La capacidad de Argentina de abastecer a su vecino demuestra su importancia como un actor clave en el mercado lácteo regional.
A pesar de las excelentes proyecciones, el sector es consciente de los desafíos que aún persisten. Los referentes de la industria insisten en la necesidad de una agenda integral de competitividad que aborde factores internos y externos más allá del tipo de cambio. La meta es asegurar que este récord de producción no sea un hecho aislado, sino el comienzo de un período de crecimiento sostenido y rentable que evite los errores que han frenado al sector en el pasado.
Fuente: Revista Chacra