La lechería en el Uruguay se enfrenta a la necesidad de resolver desafíos estructurales para, de ese modo, volver a transitar por la senda del crecimiento
LECHE
Con una salida persistente de productores y una producción que se ha estancado en los últimos años, la lechería en el Uruguay se enfrenta a la necesidad de resolver desafíos estructurales para, de ese modo, volver a transitar por la senda del crecimiento.
Al comienzo de este año el panorama era de preocupación, tras la sequía y un otoño con exceso de lluvias, endeudamiento en alza y costos altos, conflictos laborales en la industria y falta de renovación en recursos humanos para el sector productivo.
A lo largo de este año se fueron tomando medidas que permiten proyectar al sector, por lo menos, a un 2025 de crecimiento.
Las propuestas están agrupadas en cuatro grandes ejes: inserción internacional, competitividad, sostenibilidad del negocio, e innovación, investigación y tecnología.El documento fue presentado a los dos candidatos a la Presidencia de la República y pasado el balotaje del 24 de noviembre la voluntad de ANPL es “volver a reunirse y ponerse a trabajar, queremos avanzar sobre esa propuesta y aportar desde nuestro lugar”, afirmó el titular del gremio, Néstor Cabrera.Desde el Instituto Nacional de la Leche (Inale), el responsable de Innovación y Desarrollo, Gabriel Giudice, coincide en que se necesitan cambios sustanciales para que el sector crezca y no pierda competitividad. Fundamentalmente en la evolución de herramientas financieras específicas con plazos más largos, estímulos dirigidos a la productividad y acceso a la tierra.

Primavera positiva

Mientras se piensa en lo estructural, lo coyuntural ha mejorado en el segundo semestre y particularmente en estas últimas semanas.

El resultado de la más reciente licitación de productos lácteos en la plataforma Global Dairy Trade el 5 de noviembre fue muy positivo.

Los precios aumentaron por encima de lo esperado: 4,4% la leche en polvo –principal producto de exportación–, 8,3% la manteca, 4% el queso y la leche en polvo descremada. El índice general subió 4,8% y se ubicó en US$ 3.997 por tonelada, el valor más alto desde setiembre de 2022.

Este incremento se suma a otras señales positivas para la cadena: con US$ 82,2 millones las exportaciones en octubre fueron las mayores desde enero de 2023 y el precio promedio de US$ 3.586 por tonelada el más alto en 14 meses.

“Conaprole ha tenido la oportunidad de hacer buenos negocios en agosto y setiembre y los precios han sido firmes”, dijo el director de la empresa, Juan Parra, en Tiempo de Cambio de Radio Rural.

Eso le ha permitido trasladar este resultado a los productores con una prima extraordinaria para la remisión del último trimestre móvil por un monto total de US$ 5,4 millones y un aumento en la bonificación estacional desde noviembre de $ 0,67 por litro.

El precio en tambo subió de $ 15,21 a $ 15,48 por litro entre agosto y setiembre por la suba del dólar y la facturación bruta de los productores se incrementó 6,4% hasta US$ 78,3 millones.

La remisión de leche empieza a recuperarse. El primer trimestre fue positivo, pero entre abril y agosto acumuló un retroceso de 60 millones de litros. Ya en los últimos dos meses, estacionalmente los de mayor producción, estuvo solo 1% debajo del volumen de 2023. Para octubre la remisión se estima en unos 219 millones de litros.

Conaprole tiene vendido el 90% de la producción de la primavera.

La mochila del endeudamiento

Las explotaciones lecheras registraron en setiembre su mayor nivel de endeudamiento con el sistema financiero desde enero de 2022. Los créditos totales sumaron US$ 219,2 millones, lo que representa una suba mensual de 1% y de 4% frente a un año atrás, según los datos del Banco Central del Uruguay (BCU).

Se ha registrado un crecimiento importante de la morosidad, con créditos vencidos que pasaron de US$ 4,09 millones en setiembre de 2023 a US$ 6,3 millones en mismo mes de este año, es decir, un salto de 54%.

El 60% del endeudamiento es de corto plazo, y está muy concentrado: el 79% de la deuda la tienen el 20% de los productores, indica Giudice, con “gravísimos problemas de triangulamiento financiero”.

La mochila es más pesada para los productores que remiten menos litros. Para estos sus deudas equivalen a US$ 0,30 por litro producido mientras que los mayores deudores tienen un ratio de endeudamiento de US$ 0,11 por litro.

Los 550 productores más pequeños se dividen en dos franjas: hasta 142 mil litros anuales producidos y entre 142 mil y 280 mil litros.

En un universo de 3.100 tambos según el informe de ANPL, el 72% “son pequeños productores con una escala de explotación inferior a las 200 hectáreas”. De ellos, apunta Giudice, hay 400 que “no entran al banco”.

Otros 1.000 lo hacen a través de microfinanzas, endeudándose en el corto plazo y limitando las posibilidades de inversión en infraestructura y tecnología que impulsen la productividad, sobre todo para los arrendatarios.

Según la ANPL la mitad de la producción se desarrolla en tierras arrendadas, “un mercado en el que los productores lecheros enfrentan la competencia de otros sectores dinámicos como la agricultura de secano o el complejo forestal, este último favorecido por ventajas tributarias en distintas etapas de su cadena productiva”.

El anuncio de Conaprole y el BROU

Esta semana el Banco República y Conaprole anunciaron un fideicomiso dirigido a que los remitentes de la cooperativa puedan diluir el impacto del endeudamiento generado en 2023 por la sequía.

El monto se calcula en función de la remisión del último ejercicio, con un tope de US$ 0,35 por litro remitido y la cuota sería de US$ 240 por cada US$ 10.000 prestados durante 48 meses; a pagar en 4 años y a partir de fines de abril de 2025.

Como establece el documento de la ANPL, “la lechería es uno de los rubros de mayor productividad física y mayor valor económico de la producción por hectárea, siendo una de las pocas actividades agropecuarias viables para un pequeño productor familiar”.

Pero para alcanzar estos niveles de productividad se requiere una alta inversión por hectárea, por lo que el acceso al capital y al financiamiento de largo plazo constituye un desafío estructural para el sector.

Perspectivas para 2025

Se espera que en los próximos 10 años, la demanda mundial de productos lácteos crezca de 95 millones de toneladas a 115 millones de toneladas, expuso Mary Ledman, estratega de productos lácteos de Rabobank en la World Dairy Expo 2024.

Es una oportunidad para los exportadores con posibilidades de crecer como Estados Unidos y los países del Mercosur, ya que en Nueva Zelanda y Australia, así como en Europa las expectativas son de incrementos a tasas muy bajas o de reducción de la producción.

En los últimos años ha sido difícil mantener flujos estables por razones climáticas, reducción de los stocks ganaderos y altos costos de los insumos que han sido compensados con incrementos de la productividad.

En Uruguay el stock de ganado lechero aumentó levemente en el último año, de 679.843 a 683.573 cabezas, si bien la faena de vacas lecheras subió 1% interanual.

Rabobank corrigió 2,4% al alza en setiembre su expectativa de precios para la temporada 2024/25 por las dificultades para aumentar la producción, que en la suma de los siete mayores exportadores –que incluye a Uruguay- es de 0,14% interanual en 2024.

“Este débil crecimiento de la oferta de leche ha ayudado a mantener los precios de los productos lácteos estables o más altos en 2024, lo que se traduce en mayores ingresos para la mayoría de los productores lácteos”, indica el banco especializado en commodities.

“Nuestra expectativa inicial para todo el año 2025 es que la producción aumente gracias a este impulso positivo y la mejora en el ánimo del productor, con un aumento interanual de 0,65%, una tasa que debería ser manejable para los mercados lácteos; es probable que la demanda generalizada respalde los precios durante el resto de la temporada”, proyecta Rabobank.

Las importaciones netas de China –principal importador mundial– cerrarían 2024 con una baja interanual de 12%, un descenso absorbido en parte por mayor demanda de otros destinos asiáticos y de África.

Para el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) la producción de Nueva Zelanda bajaría cerca de 1% en 2025 con respecto al promedio de 21,5 millones de toneladas en los últimos cinco años, aunque la exportación ese mantendrá consistente.

Subió 1,5% en 2024 con China como principal cliente y la leche en polvo entera como principal producto. La industria neozelandesa se encuentra en un proceso de transición hacia los productos frescos. La participación de leche en polvo entera en las exportaciones bajó de 45% en 2019 a 41% en 2024.

Brasil, el principal comprador de lácteos en Uruguay, cerraría el año 2024 con 145.000 toneladas de leche en polvo importada, un descenso interanual de 12% según el USDA. Las compras en el exterior volverán a caer en 2025 pero en menor proporción, 7%, a unas 135.000 toneladas, como consecuencia de las diversas medidas tomadas en el mercado interno desde 2023 para estimular la producción interna.

“Venimos de menos a más”, señaló el titular de la ANPL, considerando las correcciones en los precios y la normalización de los volúmenes de remisión en los meses de primavera.

El año cerrará con unos 2.050 millones de litros enviados a planta, una baja interanual de 3,3%, y los ingresos por exportaciones serían similares a las del año pasado: unos US$ 850 millones.

El 2025 puede ser el del rebote a partir de la buena primavera actual, pero que eso pueda frenar la salida de productores, es un desafío más estructural, que tiene más que ver con el plan estratégico presentando esta semana.

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