El último mes de producción fue abonado con igual valor del mes anterior, obligando a asumir el mayor costo inflacionario a los tamberos, mientras el consumidor paga cada vez más caro los productos en la góndola, quedándose por un lado la industria con parte de la rentabilidad de los productores y los hipermercados con lo poco que tienen los consumidores.
La producción a partir de los precios en alza que venían teniendo en los últimos mes fue en aumento, sumado a que es normal que en primavera y parte del verano se obtenga una mayor cantidad de leche, las industrias aprovechan ese panorama dejando una vez más a los pequeños y medianos productores con las manos vacías y la política como ocurrió en todas las épocas no define reglas de juego específicas para este sector que tiene un fuerte impacto en toda la economía de nuestra región
Según el reporte del Observatorio de la Cadena Láctea dice que el volumen de ventas de productos cayó casi un 8% en el primer semestre, tendencia que no necesariamente se revierta en el corto plazo, teniendo en cuenta que los programas de precios cuidados y ofertas especiales, estuvieron vigentes hasta el presente. «Es contundente que las ventas y por ende el consumo, presentan en los últimos años una tendencia a la baja en general y una primarización del mismo (productos más básicos, como leches fluidas no refrigeradas, quesos de pasta blanda y yogures bebibles de litro) en detrimento de aquellos productos de mayor valor agregado y por ende, económico, que obviamente afectan el mix de ventas de la cadena de valor láctea», analiza el Ocla.
«Esta situación se da por un fuerte deterioro de los niveles de ingresos, fundamentalmente de los segmentos medios de la pirámide poblacional, lo cual al margen de reducir el volumen de consumo, afecta el valor del mix de ventas haciendo que se facture un menor valor en las ventas internas», completa el reporte.
Si las lluvias acompañan y los precios de los commodities agrícolas se mantienen relativamente estables (especialmente soja y maíz), no hay motivos para suponer que se desacelere la producción de leche cruda en los tambos, que en esta época del año comienza a trepar fuertemente hasta alcanzar su pico en octubre, lo cual suele provocar cuellos de botella para su fluida colocación en el mercado (tanto interno como externo).
A datos de julio, la Dirección Nacional de Lechería indica que la producción nacional crece sostenidamente a razón de un 5% interanual, lo cual por el momento es manejable para las industrias.
Aumenta el valor externo
El mercado mundial de commodities lácteos se encuentra muy firme en cuanto a precios, con una demanda asiática desbordante y una oferta global limitada en un escenario que lentamente retorna a los niveles prepandemia.
La cotización de la Leche en Polvo Entera en el Global Dairy Trade se incrementó significativamente un 3,3%, promediando los 3.700 US$/tn, fortaleciendo además, el mercado de futuros de Nueva Zelanda y asegurando valores similares hasta fin de año.
Esta razón siempre esgrimida para bajar el precio al productor en esta oportunidad no es aplicable, pero se excusan en la falta de contenedores y buques para cumplir con las entregas, lo que señalan que encarecen los envíos los que cargan sobre las espaldas de los tamberos
A los fines de mantener las ganancias las industrias lácteas decidieron dejar de aplicar aumentos a la leche cruda, quedándose con entre el 5 y 8 % mensual de aumento que venían sosteniendo en los últimos meses, lo que permitio en el último año actualizar el valor en un 75,4%.
Frente a este panorama los productores lecheros que en otras épocas contaban con el movimiento cooperativo a través de SanCor para defender la posición de precios y desde la actividad gremial están divididos en una veintena de organizaciones sin peso propio ninguna de ellas para la defensa de la actividad, la única herramienta que tienen a su alcance en lo inmediato es reducir rápidamente el volumen de leche para generar faltante y de esa manera sostener precios con rentabilidad, caso contrario, en los próximos meses se volverá a asistir a la desaparición de otra tanda de pequeños y medianos tamberos fortaleciendo la política concentradora implementada desde la dictadura militar hacia adelante profundizada en momentos de gobiernos neoliberales.