Cochabamba ha sido, desde hace décadas, un baluarte de la producción lechera en Bolivia. Durante el siglo XX, la región se destacó como pionera en el sector, produciendo casi medio millón de litros de leche por día. Sin embargo, a lo largo de los años, Santa Cruz ha asumido el liderazgo en la industria, dejando a Cochabamba en una posición más vulnerable. Hoy en día, la producción lechera cochabambina se enfrenta a desafíos sin precedentes que amenazan con reducir drásticamente la oferta de leche en el mercado interno.
Cochabamba
Terneras son alimentadas con biberón. | Fotos: Mario Mercado Una vaca y su ternero en una exposición. Una vaca y su ternero en una exposición. Un grupo de vacas se alimentan de forraje. Un grupo de vacas se alimentan de forraje.

Crisis internacional

El año 2014 marcó un punto de inflexión para la industria lechera global, incluida la de Bolivia. La “crisis internacional de la leche” se desató cuando China, uno de los mayores compradores de productos lácteos, dejó de adquirir estos productos, habiendo garantizado sus reservas. Este cambio inesperado en la demanda global provocó una crisis que afectó profundamente a los productores de leche en Bolivia.

En respuesta, el Gobierno nacional, junto con la industria y los productores, tomó la decisión de priorizar el abastecimiento del mercado interno. Se redujo el precio de la leche de 3,30 a 3 bolivianos por litro, una medida que, si bien fue eficaz a corto plazo, ha acabado por convertirse en un obstáculo para el crecimiento sostenible del sector. Mario Mercado, representante de los productores de leche de Cochabamba, explica: “La medida fue necesaria en su momento, pero hoy está asfixiando a los productores, impidiéndonos adaptarnos y competir en un mercado cada vez más exigente”.

¿Un futuro incierto?

El impacto de la crisis se siente con fuerza en Cochabamba, donde la producción de leche ha caído casi un 50 por ciento desde su apogeo. Hoy en día, apenas se alcanzan los 280 mil litros diarios, en contraste con los casi 500 mil litros que se producían anteriormente. Desde 2016, más de 500 granjas proveedoras de leche para la empresa PIL han cerrado, afectando gravemente la economía local y generando un desempleo significativo.

“Estamos en una situación crítica”, afirma Frank Stephenson, productor de leche de la región. “El costo de producir un litro de leche varía entre 4 y 4,18 bolivianos, pero la industria sólo está pagando 3,20. Esta diferencia está haciendo insostenible la producción. A este ritmo, Cochabamba y Bolivia podrían enfrentar una escasez de leche en los próximos meses”.

Un patrimonio en riesgo

A pesar de los problemas económicos, Cochabamba ha mantenido altos estándares de calidad en la producción de leche. Los productores han realizado inversiones significativas para mejorar el tenor graso, reducir el recuento de bacterias y mantener bajos niveles de células somáticas. “La calidad de nuestra leche es comparable con los estándares internacionales”, comenta Stephenson. “Sin embargo, mantener esta calidad tiene un costo y, sin ingresos suficientes, no podremos sostenerla”.

La calidad de la leche es un factor crucial para acceder a mercados más amplios, tanto internos como externos. Sin embargo, la falta de apoyo estatal y las dificultades económicas están poniendo en riesgo estos avances. “El Estado necesita actuar con urgencia”, enfatiza Mario Mercado. “Es imprescindible un plan estratégico que apoye a los productores y promueva el consumo de lácteos a nivel nacional”.

El sector lechero en Cochabamba no sólo enfrenta desafíos económicos. La región también está siendo afectada por el avasallamiento de tierras productivas, la falta de agua debido a la sequía y el cambio climático, y la carencia de un Estado de derecho que proteja las zonas agrícolas. “La falta de agua y los altos costos de los insumos están agravando la situación”, señala Mercado. “Si no se toman medidas, el sector podría colapsar”.

Llamado a la acción

El futuro del sector lechero en Cochabamba es incierto. Sin un aumento en el precio de la leche y un mayor apoyo estatal, la producción seguirá en declive, y Bolivia podría enfrentar una escasez significativa de este producto esencial. “Estamos en una encrucijada”, concluye Stephenson. “O actuamos ahora para salvar nuestra producción lechera, o nos arriesgamos a perder una de las industrias más importantes del país”.

La situación requiere una respuesta coordinada entre productores, industria y Gobierno. Cochabamba, con su tradición lechera, tiene el potencial de seguir siendo un líder en la producción de leche en Bolivia. Sin embargo, para lograrlo, es necesario un compromiso real para enfrentar los desafíos actuales y asegurar un futuro sostenible para todos.

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