Una ofensiva femenina viven los gremios lácteos sureños. Esta oleada tuvo su punto máximo con la reciente elección de Paulina Carrasco, productora de La Unión, primera mujer presidenta de la Asociación de Productores Lecheros de la Región de Los Ríos, Aproval. Aunque hace más de una década y media Adriana Mohr, también al frente de una lechería propia, ya había debutado como parte del directorio de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, Sago, e incluso, en un breve período, llegó a ser su presidenta. Pauline Engler, en tanto, no solo se integró al directorio inicial de Campos Australes que luego derivaría en una cooperativa lechera, sino que desde mediados del 2020 forma parte del directorio de la Sago, mientras que Fernanda Galle, con apenas 25 años, se asoma como la más joven integrante de un directorio en la historia de Aproval.
Ellas, y otras que se atrevieron a dar el paso, son la punta de lanza de un cambio que incluye un número creciente de mujeres a cargo de una explotación lechera y que se incorporan a la actividad gremial. Aquí algunas de ellas cuentan cómo ha sido su debut en las lides gremiales, sus trayectorias como agricultoras y su visión de los desafíos del sector.
Paulina Carrasco: Trabajo colaborativo
Paulina Carrasco Gorman no para. Presidenta de la Asamblea de Delegados de La Unión de Colun, integrante del GTT Mujeres de Colun, directora de la Fundación GTT y participante del Consejo Regional de Los Ríos de la Fundación GTT, ya por dos años directora de Aproval y desde diciembre presidenta de esa entidad gremial, directora del Consorcio Lechero —2016-2020—, tiene claro que se le están juntando muchas actividades, por ello, empezó “a delegar rapidito”.
Hasta febrero de 2019 trabajó codo a codo con su padre, Eugenio Carrasco, en la lechería familiar en la Unión. Tras su fallecimiento, la posta la tomó su madre, Brenda Gorman, con quien maneja las 380 vacas en ordeña en un sistema productivo no estacional y con riego en la pradera.
Fueron pioneros en integrarse al sistema Pabco, antes de que las industrias lácteas bonificaran por ello y hoy participan en el proyecto de bienestar animal de Colun. “No tiene premio económico, pero es un orgullo poder decir estoy certificada en bienestar animal, yo cuido mis animales, y les entrego todo para que estén bien”, dice.
Paulina, ingeniera agrónoma de la Universidad de Chile, mención en producción animal, se toma en serio representar a los productores lecheros. “Este es un tema de actitud. Me gusta participar porque creo que no está bien sentarse a criticar. Para generar cambios uno tiene que estar presente”, dice.
La presidenta de los lecheros de Los Ríos piensa continuar con el camino trazado por sus antecesores. “Lo importante es que sea un trabajo colaborativo. Siempre buscando el bien de los productores de leche, ofreciéndole herramientas para mejorar su gestión o una mejora continua, buscando donde estén las brechas para apoyarlos y anticiparse a los desafíos”, plantea.
También resalta la importancia de que trabajen unidos, porque permite agregar valor a su producto.
“Asociarse es un camino difícil, que requiere constancia y visión de futuro. El trabajo colaborativo es lo más importante hoy por hoy, especialmente para nuestro rubro y, dentro de eso, la asociatividad es la herramienta, pero requiere bastante generosidad, porque el trabajo que se inicia probablemente no va a permitir ver resultados en el corto plazo”, destaca.
Paulina Carrasco reconoce que la asociatividad no es para todos. “Lo importante es que no se generen sobreexpectativas o se haga el análisis fácil de que un proyecto asociativo por sí solo es garantía de éxito. Muchos dan el ejemplo de Colun, pero yo soy de familia de cooperados Colun y doy fe de que hoy la cooperativa nos da respaldo y seguridad tremendas, pero tiene 70 años y los primeros 40 no fueron fáciles. Para desarrollar un proyecto cooperativo no solo puede haber preocupación por la rentabilidad individual, sino que fundamentalmente voluntad y convicción de cooperar y colaborar como grupo por un interés común superior. Y eso no es fácil, ni automático, pero se puede”, añade.
La nueva presidenta de Aproval dice que se integró al gremio porque conoció su trabajo cuando era directora del Consorcio Lechero y le llamó la atención su apertura a la diversidad y “la no victimización” en sus planteamientos, en un gremio que es más conocido por sus lamentos permanentes.
“Soy una persona optimista y, en general, tiendo a ver el vaso más lleno que vacío. De qué otra manera vamos a incluir a nuestros jóvenes si no es con una mirada optimista respecto de nuestro trabajo, de lo que hacemos y de su futuro. Creo que, hoy día más que nunca tenemos que sentirnos orgullosos de lo que hacemos, y eso se muestra con la alegría de estar donde estamos”, plantea.
Junto con destacar que las mujeres siempre han estado ligadas a la producción agrícola, como trabajadoras, empresarias o profesionales, destaca que ahora están siendo más visibilizadas.
Una gestión bien hecha, incluyendo tecnología son parte de los desafíos que plantea para el productor lechero, para enfrentar los factores que no maneja como el mercado, el precio o el clima.
Hay temas importantes que estamos trabajando como asociación, como el del agua y el uso eficiente del riego; la defensa de los lácteos como alimento estratégico, tema que no puede dejar de importarnos, incluso este año con la pandemia vimos que la demanda no bajó, porque la población considera a la leche como un alimento saludable e indispensable. Además, junto con el Consorcio Lechero también nos convocan los temas de sustentabilidad, como el uso de los recursos, el cuidado del suelo, del agua, el uso de las energías, un tema muy amplio que requiere que nos hagamos cargo. Nosotros trabajamos el campo, pero también somos, de alguna manera, los guardianes de estos recursos, por lo que debemos preocuparnos del agua, del suelo, de la biodiversidad y del bienestar animal”, subraya.
Fernanda Galle: Sin quejas
“La mujer siempre ha estado en la lechería, pero la cara visible ha sido el hombre. Creo que el sector ganadero es muy machista. La mujer está en la casa, pero siempre ha apoyado a los maridos en el trabajo. Pero últimamente hemos salido todas, hasta nombraron una ministra de Agricultura”, plantea la flamante ingeniera agrónoma Fernanda Galle Riquelme —se tituló en agosto de 2019 en la Universidad Austral —, ahora, con 25 años, es la directora más joven que ha tenido Aproval.
Junto a su padre, Francisco Galle, dirige la empresa lechera familiar en Los Lagos, que integran también sus tíos y su abuela. Tienen a cargo 270 vacas, con un sistema de lechería biestacional, con la pradera como base de la alimentación más algo de suplementación de concentrado y de forraje.
El giro femenino de los gremios lo toma como un reconocimiento.
“El ser mujer u hombre no debería influir en lo que puedes hacer o no. A mí no me hubiera gustado que me eligieran solo por ser mujer, sino que por lo que yo puedo hacer”, comenta recordando que Bruno Rubilar, el expresidente de los lecheros de Los Ríos la llamó para pedirle que fuera candidata al directorio.
Fernanda Galle demuestra una nueva mentalidad para encarar los temas gremiales.
“El lechero ha proyectado históricamente una imagen de llorón. Siempre se está quejando del precio, del clima, de todo… Debería ser más optimista; uno no puede manejar el precio internacional ni el clima, pero sí puede manejar sus propios costos y ahí puede barajar la ganancia que uno puede tener”, recalca.
No obstante, considera que a quien se dedica a la lechería le tiene que gustar mucho, “es un trabajo súper sacrificado, es 24-7, los 365 días del año”.
“En la zona sur la clave es la alimentación, tener buenas praderas, fertilizar, tener bajos costos y buena mano de obra, que es lo más importante; que todos remen para el mismo lado y estén contentos, así todo funciona mucho mejor”, dice.
Otro punto clave que destaca es el riego.
“Hay quienes dicen que no sale a cuenta regar las praderas, pero nosotros instalamos riego el año pasado y ahora estamos implementando en otra parte del campo porque cambia demasiado las cosas. No se mueren las praderas, producen todo el verano, y eso es fundamental para una lechería”, agrega.
Fernanda Galle dice que estar en el directorio es un motivo de orgullo. Lo destaca porque su papá entró este año como delegado de Colun, por lo cual los dos están representando a otros productores. “Una cree que la gente no ve lo que está haciendo, pero con esto te das cuenta de que no eres invisible”.
Fernanda vive en primera persona el cambio generacional y menciona que no ha sido difícil. “Con mi papá trabajamos en equipo. Si quiero hacer algo, él me dice sus razones, si está bien o mal, porque creo en la experiencia que tiene que es mucho mayor que la mía. Nos llevamos bien trabajando y casi nunca peleamos. Siempre está abierto a las nuevas tecnologías”, señala.
Y agrega que “los productores se han ido dando cuenta de que tienen que abrirse a las nuevas generaciones y, quizás, confiar un poco más en ellas. En algunos casos puede ser más difícil, pero en general va bien, porque al final ellos van a quedar a cargo después, entonces hay que darles la oportunidad de que se peguen un porrazo, o de que se den cuenta de que están equivocados”, afirma.
Lo mismo cree para el caso de los gremios, como en el caso de Aproval en que ingresaron tres directores menores de 35 años, lo que considera un gran paso para el sector. “Tener otras miradas de gente más joven y que no estén los mismos de siempre, cambiar un poco puede servir al gremio”, dice, aunque reconoce que le falta experiencia, pero tiene la disposición de aprender.
Pauline Engler: Sustentabilidad y sucesión
Pauline Engler Taylor cuenta que cuando se incorporó a trabajar en la empresa agrícola y ganadera de su familia, hace 20 años, se vio la posibilidad de desarrollar una lechería. Hasta ese momento el campo en Río Negro era netamente criancero, de engorda y de producción de granos.
“Mi papá no era lechero, y fuimos aprendiendo juntos un mundo totalmente nuevo. Las complejidades y oportunidades que tiene el sector requieren de una constancia y profesionalismo distintos, lo que agrega valor a todas las áreas productivas de la empresa”, comenta.
La decisión la tomaron porque, pese a los altibajos del sector lechero, veían a sus colegas que participaban en Grupos de Transferencia Tecnológica que avanzaban.
“Yo veía cómo crecían, cómo tenían que manejar indicadores y temas de gestión, certificaciones etc.; o sea, era un trabajo intensivo y al detalle, que obligaba a tener una estructura distinta. Aparte de la gracia que tiene la lechería que entrega un flujo financiero mensual, lo que permite ordenar también mucho las finanzas de la empresa”, plantea Paulina Engle, ingeniera industrial de la U. de Chile y MBA.
La ahora gerenta general de la empresa familiar Engler y Cía. Ltda., fue elegida a mediados de 2020 directora de la SAGO, y desde 2016 forma parte del directorio de la Cooperativa Campos Australes.
Para Pauline Engler el tema de la sustentabilidad, especialmente el agua, es uno de los desafíos que viene. “Es cómo hacemos que el mercado, la gestión, los derechos de agua funcionen con el máximo profesionalismo y transparencia”, destaca.
Sostiene que la agricultura de la zona sur cada vez va a depender más del agua. “La baja de costos de alimentación que se obtienen con el riego hacen el cambio en la rentabilidad que se pueda tener por hectárea. Y en frutales, no tiene razón de ser un proyecto sin riego”, destaca.
También pone gran énfasis en el tema de la sucesión, que en el caso de la empresa que dirige ya tomaron por las astas.
“Trabajo en campos de dos familias, uno de mi papá y otro de una tía, que ya hace casi 40 años se administran bajo la lógica de una empresa familiar, con una sola administración común, en parte para buscar las economías de escala y una mayor eficiencia, y para asegurar que la propiedad no se vaya subdividiendo. Hemos seguido con esa línea, capacitándonos y preparándonos para las siguientes generaciones, siempre con el foco en que la propiedad no se vaya a subdividir e ir creando valor y oportunidades, señala.
Respecto de la labor gremial y la relación con la industria elaboradora plantea: “Los gremios siempre tienen el rol de estar vigilando y viendo que la transparencia en el funcionamiento del mercado y de las leyes se esté cumpliendo, pero sin duda que también tenemos el rol de asegurar una buena calidad de relaciones con la industria.
Finalmente, las industrias son nuestros clientes, tenemos que llegar a una situación win win win para que le vaya bien al gremio, a los productores y a la industria.
Pese a que el año pasado, con la pandemia, se había propuesto dedicarse más a la familia y centrarse en el trabajo, le atrajo el proyecto que viene trabajando la directiva actual de Sago, “es súper motivante y entretenido, en especial su línea de capital social, de educación y de capacitación”.
Como un paso natural, califica la llegada de la mujer a los gremios. “Si miramos otras, industrias más o menos están funcionando igual. En el directorio de Sago ya había más mujeres… Es un espacio que se ha ido abriendo durante años, que vino para quedarse y que es lo normal. Es un tema integral de toda la sociedad para ir avanzando y aprovechando las complementariedades. Nunca es una competencia”.
Adriana Mohr: La eficiencia como norte
“Felicito a Cecilia Carrere, a Karen Wunderlich y ahora Pauline Engler que hace unos meses se integró a la SAGO, y también a Paulina Carrasco, presidenta de Aproval, lo encuentro fantástico porque se han atrevido… Una se da cuenta de que puede, pese a que a veces se limita sola al decir que esto quizás va a ser un tremendo trabajo, pero después se empieza a familiarizar y puede colaborar y ayudar”, comenta Adriana Mohr la decana de las mujeres que dirigen una lechería que se han incorporado a labores gremiales. Adriana está por cumplir 12 años en el directorio de la centenaria Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, y también fue su presidenta.
La dirigente destaca que siempre la mujer ha cumplido numerosos roles en la producción agrícola, pero admite que lo novedoso es que estén entrando en los temas gremiales.
“Así como he sido criada, creo que el tema es más de capacidad del ser humano que si es masculino o femenino. Antes se podría decir que era un tema más masculino, pero había que poner la mano femenina a los gremios, les hacía mucha falta. No hay límites para el desarrollo de la mujer si tiene las ganas de hacerlo. Quizás principalmente una necesita dar más de su tiempo,”, destaca.
Adriana Mohr critica a quienes se restan de la actividad gremial.
“Dicen: ‘yo no sirvo para esto’. Yo les contesto que esto se aprende. La idea es colaborar, ayudar, apoyar; eso es participar en los gremios, reunirnos y sumar fuerzas y en eso puede estar el sello femenino. Todo eso viene en el ADN femenino por el hecho que nosotros engendramos, criamos y protegemos”, dice.
Orgullosa de haber desarrollado su propia lechería, señala que heredó el campo de su padre, que trabajaba en forma extensiva. Lo tomó con 360 mil litros y ahora ya va en un millón 200 mil litros de producción anual con una masa de 300 vacas.
“Siempre buscando lo que quiere el consumidor, que es más proteína, y siendo eficiente en el sistema dentro de lo simple… El mundo se ha puesto más exigente y si no te subes al carro, esta cosa no funciona”, dice.
Adriana Mohr cuenta que siempre estuvo relacionada con el campo, siempre le gustó más andar afuera en la tierra, con los animales, dándoles forraje, y no tanto dentro de la casa. Más tarde siguió el camino lógico, estudió Agronomía en la Universidad Austral.
“Si uno nace en el campo, ya sabe los tiempos de la naturaleza, ya está integrada, sabe cómo crecen las plantas en primavera. Así, lo primero de lo que me preocupé cuando heredé el campo fue del alimento para los animales, sobre todo para las vacas, establecí praderas, y ordené el campo para que fuera productivo y así fui avanzando… Siempre buscando lo que quiere el consumidor que es proteína, y siendo eficiente en el sistema, dentro de lo simple”, recalca.
Del tema en boga por estos días, la asociatividad de los productores, la dirigenta considera que se requiere más capacitación.
“Queda mucho por hacer todavía. No es llegar y asociarse, porque después comienzan siempre algunos problemillas. Y, lo que he dicho siempre, a las plantas lecheras les interesa la rentabilidad, es su negocio, y a través de la vida uno lo ha visto un poco. Llevo 40 años produciendo leche y uno tiene que ser eficiente, tiene que ver cómo mejorar aquí o allá, las praderas, la genética, la fertilidad del campo, porque esto es muy rápido”, señala.
Lograrlo no lo ve tan complicado.
“Se puede mejorar el precio siendo más eficiente en la producción de sólidos, que es lo que la lleva en este rato. Con mayor porcentaje de sólidos por hectárea, con genética o alimentación, mejora la liquidación. Y yo no veo esto como algo enredado. Lo otro que es fundamental es tener buen personal y con buenas condiciones”, añade.
El tema del agua requiere un trabajo mucho más serio, comenta Adriana Mohr.
“El agua se debe usar correctamente, hay que ahorrar y no tenerla corriendo todo el rato son medidas necesarias, pero como SAGOS estamos viendo el tema de cómo funcionan las cuencas, cuánto agua pasa, cuánta hay, que no se den más derechos de los que soporta, etc.”, señala.
Como desafío futuro, Adriana Mohr plantea la posibilidad de aumentar las exportaciones.
”Si llegásemos a exportar a la mayoría de los países, sobre todo a los que no pueden producir, más nos comprarían nuestra leche, más tendríamos que producir y más trabajo habría. Ese es un gran desafío. Para mí, la leche es irreemplazable. Cuando hablan de leche de almendra, por Dios que erróneo el término. Eso es jugo de almendra, no tiene las características de la leche.