En Espinillo, un paraje de Entre Ríos a pocos kilómetros de Paraná que parece predestinado a la producción de leche, hay establecimientos abandonados. Pero la tenacidad familiar y un cúmulo de circunstancias se conjuraron para que Laurentino López Candioti, 36 años, encarara un proceso de transformación en el tambo que fundaron sus padres en 1981. Valió la pena. Fue seleccionado por la Unión Europea para que la leche de La Rosalía, como bautizaron al tambo, se exporte al viejo continente. Es el primero en obtener en la Argentina esa certificación.
Cuenta con 450 hectáreas y quinientas vacas que producen 12.000 litros de leche por día.
López Candioti empezó buscando financiación en el Banco Nación y en el BID además de inyectar fondos propios. Así, cosechó los primeros $ 5 millones para paneles solares y para transformar los desperdicios en energía. El presupuesto para este año llega a $ 30 millones e incluye la inversión en cámaras real time para transparentar procesos y que se pueda observar en cualquier momento cómo se trabaja.
Para resultar elegidos por la Unión Europea redujeron el uso de agroquímicos, utilizan insecticidas de baja toxicidad y mejoraron la eficiencia del uso del agua de lluvia. También disminuyeron la cantidad de detergentes necesarios para la limpieza del equipo de ordeñe y tanques de almacenamiento de leche.
Para combatir la erosión hídrica del suelo diseñaron terrazas y recurren a la siembra directa para las pasturas.
Puesto a definir el tambo, López Candioti asegura a Clarín que es sustentable, ecológico y que “trabaja en armonía con el ambiente y la naturaleza. De esa forma se obtiene leche de calidad”.
Por cierto, esa leche certificada es materia prima para el dulce de leche, helados y quesos. En Argentina la utilizan, entre otros clientes, La Montevideana y San Ignacio. Y en el mundo se comercializa en 19 países.
López Candioti describe una estrategia basada en la sanidad del rodeo, que es libre de brucelosis y tuberculosis y en la calidad de la alimentación de las vacas, dado que el 70% de lo que consumen se produce en el establecimiento.
“No hay otro camino. En Europa hay controles muy rigurosos durante el año y sin aviso. Nosotros elaboramos leche premium, de alta calidad”, concluyó.