Para el instituto hay varias razones que pueden explicar este comportamiento poco habitual. Por un lado, está la incógnita de si las lecherías tendrán gas este invierno para secar la leche, por lo que cabe la posibilidad de que las industrias intentaron hacer polvo este verano, para abastecerse y poder cumplir con los contratos hasta final de año. Otro factor que podría explicar esta caída de precios es la reanudación de la producción en Nueva Zelanda y EEUU.
La situación parece estar mejorando para los ganaderos de EEUU desde hace varios meses, pero hasta ahora, la cuenca estadounidense ha reaccionado poco al aumento de los precios de la leche. Se espera un ligero repunte de la producción en el segundo semestre.
Además, desde el Instituto señalan que el polvo es un producto muy sensible en el mercado mundial. Un descenso de las compras, sobre todo de China, provoca una caída de los precios. En los primeros meses de 2022 hubo un descenso de las compras de ingredientes lácteos por parte de China, en particular debido al confinamiento de las grandes ciudades, pero también al aumento de las importaciones de países del sudeste asiático. (Indonesia, Filipinas).
Dado que el contexto energético promete ser complicado para Europa en los próximos meses, el Instituto estima que esta caída de los precios de la leche en polvo no durará. En cuanto a los de mantequilla, deberían mantenerse en niveles elevados debido a la fuerte demanda, que continúa.