Carlos Agote, presidente del Comité de Accionistas de la empresa láctea, habló con APERTURA sobre los planes para 2022 y la "guerra" contra la inflación.

La compañía láctea Mastellone Hnos. enfrenta una serie de desafíos que, por un lado están ligados a los cambios en los hábitos de consumo, pero también la economía del país los pone sobre las cuerdas en cuanto al manejo de los precios de venta. Sobre esto y los planes para 2022 habla Carlos Agote, presidente del Comité de Accionistas.

¿Qué balance hace de 2021?

A pesar de la pandemia, en 2021 pudimos cumplir con el calendario de lanzamientos previsto, con más de 65 nuevos productos y, además, seguir abasteciendo diariamente los 70.000 puntos de venta.

También logramos reestructurar de forma exitosa nuestra deuda financiera de largo plazo, reemplazándola con una estructura más plural y participativa, bimonetaria, y menos costosa que la anterior. Esto nos permite enfocarnos en el crecimiento de nuestro negocio en los próximos años.

¿Cómo les impactó la inflación?

Tal como lo reflejan los últimos estados financieros, nuestros márgenes de ganancia se han comprimido considerablemente debido a la imposibilidad de trasladar los crecientes costos de producción a los precios de venta. Al revés de lo que se ha publicado en algunos medios, Mastellone Hnos. absorbe inflación en la cadena de valor, no la provoca.

Si bien la pronunciada caída del poder adquisitivo de los consumidores, sumado a los programas de Precios Cuidados, limitan necesarios aumentos de precios de venta en el mercado interno, los internacionales están firmes, en consonancia con los demás commodities alimenticios. Nuestra empresa, principal exportadora de leche en polvo del país, destina el 30% de su recibo de leche a ese mercado.

¿Cuáles son sus planes para 2022?

Mastellone Hnos. siempre intenta dar respuesta a las necesidades y demandas de sus consumidores y clientes. Esto explica nuestra estrategia de segmentación de mercado y el constante lanzamiento de productos de variada formulación (leches funcionales, segmentación de leche por tenor graso, cremas para cocinar y para batir, manteca light, entre otros).

Para 2022 tenemos previstos diferentes lanzamientos en nuestras principales líneas de productos saludables.

¿Qué prevé para su sector?

Los precios actuales incentivan al productor de leche a invertir para producir más. Si se sostienen en el futuro, seguramente además de aumentar y alimentar mejor a su rodeo, el productor se anime a invertir en tecnología, y esto le permitirá crecer en producción por vaca y una mayor oferta de leche a mediano plazo.

Estamos trabajando activamente para este escenario y contamos con un programa destinado a acompañar a los productores que quieran invertir para incrementar su producción.

En el plano doméstico, no esperamos que el mercado de consumo masivo repunte significativamente este año. Sin embargo, en el internacional de productos lácteos se auguran precios sostenidos y demanda creciente, al menos hasta que comenzó el conflicto Rusia-Ucrania. Como industria deberíamos apuntar al mercado internacional, si se consigue crecer en volumen de producción nacional.

¿Cuáles son los principales desafíos?

A nivel de producción primaria, el tambo compite principalmente con la agricultura, por lo que su renta debe ser comparable, o tenderá a su reducción. Si los precios de los productos lácteos se sostienen y son previsibles en el tiempo, es fundamental que al productor se lo incentive para que invierta en tecnología, confort animal, sanidad, alimentación, medio ambiente, y magnitud de escala. Para eso, el acceso al crédito, o a programas como el que hemos puesto en marcha el año pasado, son necesarios.

Otro desafío es atraer al gobierno a que tenga una activa participación en temas como mejora de caminos rurales, canalizaciones para escurrimiento de agua de los campos, programas y controles de sanidad animal, comunicaciones, incentivos impositivos y acciones disuasivas para incorporar voluntariamente la informalidad al circuito formal de la economía.

Es importante aclarar que contrariamente a lo que se cree, la industria láctea en la Argentina está muy atomizada. Nuestra empresa, por ejemplo, que muchas veces se la tilda erróneamente de dominante, solo recibe el 12% de la producción nacional. Mientras que las empresas volcadas a la exportación (con poca dotación de personal, una reducida cantidad de SKUs y precios internacionales sostenidos) tienen un buen negocio, las empresas que destinan mayoritariamente su recibo al mercado interno (con mayores costos de elaboración y distribución) tienen dificultades y pocas posibilidades de transformar su modelo de negocios rápidamente. Encontrar fórmulas que concilien o equilibren ambos modelos en beneficio de una lechería moderna, tecnificada, creciente y rentable en conjunto es un desafío para este año.

El texto original de esta nota fue publicado en el número 339 de la revista Apertura

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