La ecuación para el productor se encuentra muy desmejorada por la suba que tuvieron el maíz y la soja en los últimos 3 meses.

Según estimaciones de la Dirección Nacional de Lechería (DNL) de la Nación, en 2021 la producción de leche cruda en Argentina alcanzó los 11.553 millones de litros, 4% más que en 2020; el volumen más elevado desde 2015.

Sin embargo, durante el comienzo de 2022 el crecimiento de la producción exhibe una relativa desaceleración: +1,1% promedio enero-febrero, en relación al mismo período de 2021.

Así lo muestra un reciente trabajo publicado por el economista Nicolás Torre del Ieral de la Fundación Mediterránea, que además precisa que la evolución productiva fue dispar según regiones. Por un lado, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos lograron crecimientos interanuales de +1,1%, +0,5% y +3,9%, respectivamente, en el primer bimestre de 2022, contra crecimientos del +3,2%, +1,5% y +2,5% en el acumulado de los últimos 12 meses, respectivamente. En contraste, las provincias de Buenos Aires, La Pampa y Santiago del Estero exhibieron una contracción interanual de -1,4%, -2,2%, y -2,3% en el primer bimestre, respectivamente, contra variaciones de +0%, -2,3% y -2,1% en el acumulado de los últimos 12 meses.

“La ecuación del tambo se encuentra muy desmejorada por la suba del maíz y la soja en los últimos 3 meses. Si bien han mejorado los precios internacionales de los lácteos, el traspaso a los precios internos es lento y gradual. De suponer que la industria mejore a los productores el precio de la leche hasta $40 en marzo (un valor bastante exigente para la actual ecuación exportadora del exportador de leche en polvo), la relación leche/maíz será de 1,20, una de las más bajas en los últimos 6 años”, explicó Torre. En tanto, la relación leche/soja sería de 0,85, también entre una de las más desfavorables en los últimos tiempos.

En resumen, el crecimiento de la producción de leche sólo continuará en positivo si el precio recibido por los tamberos recupera terreno frente a los insumos principales de la actividad. “La velocidad con la que lo haga determinará si se puede sostener, o estaremos frente al inicio de una fase de contracción en la producción primaria”, concluye el trabajo sobre el primer eslabón de la cadena láctea.

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