Según las últimas previsiones para las principales regiones productoras de leche, la producción mundial parece abocada a un descenso del 0,5% en el año 2022. Se trata de una reducción con respecto a las previsiones de abril, en las que se esperaba que la producción se mantuviera estable en el año.
En términos de volumen, el descenso previsto en la UE será el mayor, con 838 millones de litros menos que en 2021. La menor calidad de la hierba debido al clima cálido y seco y el menor uso de los piensos debido a la falta de disponibilidad y al aumento del coste son los principales impulsores. También se espera que estos factores disminuyan el contenido de grasa y proteína de la leche, reduciendo la disponibilidad de sólidos lácteos para su procesamiento, según las últimas perspectivas a corto plazo de la UE.
Las entregas de leche en el Reino Unido han continuado por detrás de los volúmenes del año pasado, y concretamente las entregas en el Reino Unido han sido inferiores a lo previsto. La producción en Irlanda del Norte había comenzado el año con un fuerte crecimiento; sin embargo, éste ha disminuido y, por lo tanto, el crecimiento previsto para la región se ha reducido a un descenso anual del 1,2% que se traduce en 174 millones de litros menos.
Tras un comienzo de 2022 peor de lo previsto, se prevé que Australia y Nueva Zelanda registren descensos anuales (-2,4% y -0,7% respectivamente, que se traducen en 208 y 251 millones de litros menos). Esto es así a pesar de los picos estacionales que aún están por llegar, ya que no se espera que los aumentos de volumen en el segundo semestre de 2022 superen los perdidos en el primero.
En EE.UU. se prevé un pequeño descenso de la producción, -132 millones de litros, debido a un crecimiento más lento de lo esperado de los rendimientos. Por su parte, en Argentina se espera que continúe el crecimiento interanual, que alcance los 173 millones de litros más, aunque a un ritmo más lento que el año pasado, ya que las finanzas de las explotaciones son menos favorables.
La situación de escasez de la oferta debería impulsar, según el informe de AHDB, a los precios de los productos lácteos, aunque la demanda puede verse mermada cuando las grandes subidas de precios se trasladen a los consumidores. Esto está empezando a verse con la disminución de las ventas al por menor en el Reino Unido, situación que probablemente también se produzca en los mercados de la UE y de los Estados Unidos.