"Más allá de desencuentros concretos, no hay riesgo en Asturias de que quede materia prima sin recoger; es más posible que haya escasez"
LECHE
Luis Calabozo, posando para LA NUEVA ESPAÑA en Oviedo. / DAVID CABO

En 2023, según la Organización Mundial de la Alimentación, la producción de leche en el mundo fue de casi 970 millones de toneladas, 785 de ellas de vaca, de las que 145 salieron de la UE y, en concreto, 7,4 de España (520.000 toneladas de Asturias). Datos y más datos que ofrece el leonés Luis Calabozo, presidente de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil) a modo de contexto de un sector sujeto en los últimos tiempos a los acusados vaivenes de un mercado cambiante y en pleno ajuste productivo condicionado por la profunda crisis del campo. Calabozo visitó recientemente Asturias y atendió a LA NUEVA ESPAÑA para hablar de todo ello.

–¿De qué hablamos cuando hablamos del sector lácteo español?

–De algo muy importante. España es el séptimo país productor de la UE y participa mucho en los mercados al producir más de lo que consume. Disponemos de 17.000 ganaderos de leche, sobre todo de vaca. En transformación hablamos de que en España hay en torno a 1.600 instalaciones industriales, unas 100 en Asturias. La facturación del sector lácteo en total está en torno a 13.500 millones, de los cuales la parte industrial aporta 10.000 millones. Somos el segundo sector de la industria de alimentación y bebidas en nuestro país.

–Asturias es un pequeño puntito en ese mar de cifras.

–El sector lácteo en Asturias ha sido el tractor de la modernización en España. Tenemos unas entregas en torno a más de medio millón de toneladas, solamente los compradores radicados en Asturias compran más del doble de esa cantidad. El valor añadido que deja la industria de transformación es llamativo.

–El entendimiento industria y ganadería siempre ha sido complicado. ¿Qué momento atraviesa?

–Yo diría que bueno ahora. El problema histórico es que cada uno ha pensado solo en el siguiente eslabón de la cadena y nada más. En Fenil el enfoque que le damos al sector lácteo es global, pensando en la producción, la transformación, la distribución y el consumidor, español y extranjero. Desde que se ve así, las relaciones han mejorado. Dentro de este panorama en el largo plazo tanto industria como ganadería debemos tener la capacidad, tenemos la obligación, el compromiso de asegurar el abastecimiento a la población española y además participar en los mercados internacionales.

–¿Y eso qué implica?

–Un cambio inevitable del modelo productivo en el mundo, en España. Es necesario haya producción suficiente de leche, con métodos sostenibles y respeto al medio y a precios competitivos.

–Esto se ve difícil, porque la realidad es que cada día en España cierran dos ganaderías de leche. El relevo generacional se resiste.

–Los cierres nos preocupan en cuanto a que eso significa despoblación del mundo rural. Pero en producción no tanto. La reducción de ganaderías es un fenómeno global, no solo en España. Se tiende a producir más con menos. En 1993 había 140.000 ganaderías que producían algo menos de 6 millones de toneladas de leche de vaca. Hoy en día producimos cerca de 7 millones y medio de toneladas con 10.300 ganaderías. Está habiendo un cambio muy importante en la estructura de la producción a nivel global.

–¿No les preocupa el cierre de ganaderías, por tanto?

-–Nos preocupa más un fenómeno centrado en el sur de Europa sobre todo. Hemos visto que al aumento de precios, aumenta la producción de leche y eso aumenta los stocks de cara al consumidor, que busca lo más barato y eso se traslada a la producción primaria y de nuevo se vuelve a producir menos. Nos preocupa el estancamiento productivo en España, pese a tener precios récords en Europa.

–¿Por qué pasa esto?

–Hay un problema general medioambiental. En el norte de Europa es verdad que la regulación medioambiental está obligando a reducir las cabañas. Por otra parte, con los modelos anteriores de producción primaria, cada vez es más difícil el relevo generacional.

–¿Y qué hacer?

–El compromiso del sector es asegurar la atracción del empresario ganadero, con tamaño, que tenga capacidad de generar empleo, con análisis financieros con la mayor eficiencia. Si no eres rentable no eres ni competitivo ni nada, porque no existes. Esa senda es la que tenemos que buscar, y tiene que ver con desarrollo tecnológico en los métodos de producción, sostenibilidad, incentivos a la inversión del empresario ganadero. En Fenil defendemos que la industria está preparada para transformar y comercializar todo tipo de productos lácteos con mayor cantidad de leche producida en España para abastecer al consumidor nacional y extranjero. Está preparada y está deseándolo.

–Los ganaderos se preguntan por qué baja progresivamente el precio al que se les paga la leche, sostienen que España está por debajo de la media europea.

–No es así. Lo que es cierto es que hemos pasado de ser un país con el precio más elevado de la leche a ir ahora aproximándonos a la media europea. El diferencial tan alto no se puede mantener por mucho tiempo. Estamos aún por encima de la media después de prácticamente dos años siendo el país con el precio más alto.

–¿Crecen las importaciones de productos lácteos?

–En los últimos dos años han vuelto a crecer, sobre todo de quesos.

–¿Por qué?

–Por la inflación, el consumidor con renta baja igual no baja el consumo ,pero sí se va a categorías más bajas, como los quesos de importación. Importamos en España el equivalente a 2.400.000 toneladas de leche y producimos 7,5 millones. El sistema de cuotas de antes nos limitaba a 6 millones la producción y había que importar. Ahora la obligación es ser competitivos a la vez que rentables y abastecer nuestro mercado, tenemos capacidad de crecer en España y, sobre todo, sustituir importaciones de producto terminado. Hay que decir que una vez que hemos logrado producir más después de las cuotas, hemos multiplicado por 2,6 las exportaciones de queso. Es verdad que en los últimos años hemos perdido capacidad competitiva por el diferencial del precio de la leche. Ser competitivo no significa ser más barato que todos, pero tampoco más caro durante mucho tiempo. Y lo que ha pasado en los últimos tiempos es que el precio pagado por la leche en España ha sido superior.

–En Asturias hubo preocupación meses atrás por que quedara lecha sin recoger a ganaderos. ¿Sigue el riesgo?

–No. Más allá de que un ganadero pueda negociar con una empresa unas condiciones concretas y tengan desencuentros, es muy difícil que sea así. De hecho, las empresas radicadas en Asturias utilizan y transforman más del doble de la leche que se produce en la región. En este sentido tenemos más problema de que haya escasez de leche.

–¿Se está adaptando el ganadero asturiano al nuevo modelo productivo, a las exigencias del mercado?

–Esa otra cuestión: en este proceso de adaptación vemos que no todos pueden adaptarse a las necesidades del mercado, tanto en cualidades de la leche, como precios. Pero yo veo que llegan y se asientan industrias lácteas en Asturias.

–El lobo y los ataques al ganado pone en peligro la producción lechera en Asturias, advierte desesperado el sector.

–Yo creo que es de sentido común que, si la industria necesita leche, necesita de los ganaderos. Estos necesitan regulaciones ambientales que no perjudiquen su actividad, no al contrario. Estamos todos de acuerdo en la protección animal, pero hay que buscar el equilibrio y que naturaleza y ganadería puedan convivir. Ahí somos desde luego completamente solidarios con el sector, nosotros dependemos de la materia prima. Necesitamos, como decíamos, garantizar el abastecimiento de leche y productos lácteos esenciales y maravillosos para el disfrute de todos los consumidores.

–¿Hay alarma porque se ha dejado consumidor leche tradicional en beneficio de otras?

–Puede haber decaído estructuralmente. Cierto es, como decía Tomás Pascual estos días, que hay menos niños, que son los grandes consumidores de leche. Pero por la competencia de otras bebidas que buscan una sustitución desde el punto de vista del marketing comparativamente con la leche no hay preocupación. Ha podido afectar algo, pero realmente no consideramos que sean competencia. Esas bebidas vegetales, su consumo, no llega ni al 1%. La industria láctea, por otra parte, se ha adaptado a la demanda, por ejemplo, de las intolerancias alimentarias. En pandemia o en la crisis de 2022, cuando estalló la guerra de Ucrania, cuando faltó leche de forma ocasional en el supermercado, la gente entró en pánico por la falta de un alimento esencial.

 

 

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