El precio del queso fresco, o frescal, como lo llaman en Sancti Spíritus, se ha incrementado en tres o cuatro veces desde noviembre y el del helado se ha duplicado. La población está muy molesta, según cuenta el diario Escambray este martes, decidido a preguntar a los responsables de la industria qué ha convertido el producto en una especie de oro blanco, como lo denomina el reportaje.
Sin embargo, las respuestas halladas no parecen muy satisfactorias, ya que Ariel Fernández Martín, director del Grupo Empresarial del Comercio y la Gastronomía en Sancti Spíritus, considera que las repercusiones del incremento en la demanda son relativas, porque se siguen despachando bolas de helado en Coppelia aunque estén a 7 pesos.
“Estamos seguros de que se trata de un alimento con preferencias para la elaboración de platos o meriendas, pero el alza del precio afecta además los servicios gastronómicos, pues ahora una pizza puede costar 40 pesos o más y la demanda disminuye”, dice el funcionario en relación al fresco y el líquido. “Sin embargo, en el caso del helado, aunque la población se queja, la aceptación se mantiene y todo el que se saca a la venta ha tenido salida”.
“El lácteo tiene dificultades con la congelación inicial que debe dársele a este producto y al llegar a Coppelia nuestras neveras son de mantenimiento, por lo que hemos tenido que venderlo en vasijas”
Fernández Martín admite que hay muchos reproches en torno a la cantidad, que a juicio de los espirituanos se ha reducido notablemente a pesar de que el precio está disparado. Pero esto no guarda relación, sostiene, con los precios ni con la escasez del producto, sino con la capacidad de refrigeración.
“El lácteo tiene dificultades con la congelación inicial que debe dársele a este producto y al llegar a Coppelia nuestras neveras son de mantenimiento, por lo que hemos tenido que venderlo en vasijas, sin el servicio a la mesa, casi al por mayor, para que salga rápido. Solo el que traen de la fábrica de Trinidad está llegando con el nivel de frío requerido”, argumenta.
Por lo demás, los lácteos marchan de maravilla, según su testimonio: el queso crema, el yogur natural y el de soya también han incrementado su precio, hasta el doble, y eso no ha hecho que dejen de comprarse. “En ello incide además que se venden en formatos pequeños y que la subida del precio fue de dos veces su valor inicial”, dice como ventaja, probablemente porque el resto de subidas son mucho peores aún.
Fernández Martín explica que el precio actual del frescal es de 187 pesos la libra en los mercados Ideal, muy elevado, admite, porque la producción es más cara de lo habitual.
En el mercado informal, una libra de queso fresco, conocido como “queso de guajiros” se comercializa por encima de los 300 pesos.
Rolando Contreras Sosa, director general de la Empresa de Productos Lácteos Río Zaza de Sancti Spíritus, justifica el alza del precio en el aumento del pago al productor
La demanda de quesos importados, como el gouda, también ha disparado el precio del producto, que por el momento solo se vende en las tiendas en divisas o a través de portales de compra desde el extranjero. Un bloque de un poco más de tres kilogramos de gouda alemán u holandes supera en el mercado informal los 3.000 pesos.
Rolando Contreras Sosa, director general de la Empresa de Productos Lácteos Río Zaza de Sancti Spíritus, justifica el alza del precio en el aumento del pago al productor. En el mes de diciembre, y en aplicación de las medidas de la Tarea Ordenamiento, explica, el litro de leche empezó a pagarse a 20 pesos, frente a los 7,50 que había tenido en 2021.
El aumento respondía a las quejas de los productores, que han visto cómo subía absolutamente todo lo necesario para la fabricación del queso. Además, la industria sufre los mismos males, desde el agua y el diésel a los salarios de los trabajadores o la materia prima importada, que se han encarecido.
“Hay que tener en cuenta que para obtener una libra de queso en la industria se emplean seis litros de leche, si a ello se suman los gastos colaterales, entonces el costo de la libra ronda los 134 pesos, a lo cual le incorporamos solamente el 10% del valor”, desgrana. Ese 10% es el máximo permitido para las utilidades. El resto, cuenta el funcionario, es para la Empresa de Comercio, en impuestos.
El argumento lo rebate un lector que comenta la nota de Escambray y dice haber consultado con otros productores de países distintos en zonas de temperaturas similares. “Todos sin excepción dicen obtener una libra de queso con menos de 4 litros de leche de vaca. O la fábrica que usted dirige es sumamente ineficiente, o usted no se ajusta a la realidad”, espeta.
La mayoría de comentarios que ha cosechado la nota son críticos con las explicaciones. Algunos piden que los salarios suban al nivel de los países ricos, ya que el precio de los quesos es comparable
La empresa insiste en que contiene el precio todo lo posible y que lo hará más cuando las circunstancias lo permitan, algo que parece muy lejos de lograrse con el 70% de inflación que lastra al país.
Contreras Sosa añade que los precios en la provincia son superiores a los de otras de su entorno por causas atribuibles a la fabricación, como el uso de calderas de diésel en vez de las de fueloil –más baratas– o los largos recorridos que se deben hacer. “[Depende] del tipo de tecnología utilizada y recordemos que la nuestra es muy obsoleta y alta consumidora de energía. Solo en la industria de La Sierpe el queso se logra a bajo costo, porque se hace prácticamente de forma artesanal”, alega.
La mayoría de comentarios que ha cosechado la nota son críticos con las explicaciones. Algunos piden que los salarios suban al nivel de los países ricos, ya que el precio de los quesos es comparable. Otros demandan la intervención rápida de los políticos o reclaman que se aproveche la leche para los niños y los ancianos en vez de desperdiciarla en un producto que puede no tener salidas por su elevado precio. Un cuentapropista alega que lo visitaron seis inspectores para pedirle que baje los precios e ironiza molesto: “Ahora es de risas, venir con esto. Los salarios no subieron así. El queso de 17 pesos a 187 pesos… tendré que subir así para poder darle un pan para la merienda de mis niñas en la primaria. Es un desastre esta economía”.
“Una falta de respeto al pueblo trabajador, que estamos ya cansados de que el salario no nos dé ni para comer decentemente. La verdad, han desgraciado el país con todo este reordenamiento. Ningún cambio que hacen ha beneficiado al pueblo”, dice otro lector indignado. Aunque Escambray finaliza el texto con un simpático poema, la población no parece estar para bromas.