Además, contribuye a regular los niveles de calcio en la sangre, favoreciendo una adecuada coagulación. A pesar de su importancia, muchas personas presentan un déficit de esta vitamina, lo que puede derivar en problemas óseos como raquitismo en niños y la enfermedad osteomalacia en adultos.
Según la Clínica Universidad de Navarra, una dieta equilibrada es clave para garantizar un buen aporte de vitamina D sin necesidad de recurrir a suplementos.
Entre los alimentos que destacan por su contenido en este nutriente se encuentran los huevos, la mantequilla, la leche y los aceites de pescado. No obstante, el sol juega un papel fundamental en la producción de esta vitamina en el organismo, por lo que se recomienda la exposición moderada a la luz solar.
Algunos de los alimentos con mayor contenido de vitamina D son los pescados grasos, entre ellos:
- Huevas frescas
- Huevo de gallina
- Mantequilla
- Hígado
- Foie-gras y patés
- Quesos curados y en porciones
Por otro lado, ciertos alimentos procesados, como bollería y mayonesa comercial, contienen pequeñas cantidades de vitamina D, pero su aporte es significativamente menor. La leche de vaca entera y sus derivados como el queso de Burgos y el requesón apenas contienen este nutriente.
Los especialistas recomiendan una alimentación variada que incluya estos alimentos y, siempre que sea posible, aprovechar la exposición solar para prevenir carencias de vitamina D y evitar enfermedades óseas. Un adecuado consumo de esta vitamina es esencial para mantener una buena salud ósea y prevenir patologías asociadas a su déficit.