“Comencé trabajando como agrónoma en Canelones y después me ofrecieron un tambo para arrendar, y me metí en la lechería, un tambo de unas 250 vacas en ordeñe en el departamento de Flores, medio lejitos de donde vivo”, comenzó contando Santoro.
Magela se desarrolla en las dos actividades, por un lado la extensión en Canelones, donde trabaja directamente asesorando a productores, y luego la parte productiva en Flores. “Estoy repartida entre ambos, soy de Santa Lucía, pero hace once años vivo en Canelones, y tengo el tambo en Flores”.
“El sector lechero está en una larga recesión, viene achicándose el número de productores, pero es algo bastante inusual, porque estos disminuyen, pero aumenta la cantidad de litros remitidos a planta. Los más grandes, los que van quedando, mandan más leche, eso quiere decir que se está monopolizando de alguna manera la producción láctea, menos empresas que, a su vez, son más eficientes”, aseguró.
Uno de los factores que entran en juego es la falta de recambio generacional en los tambos, “llegan a la edad jubilatoria los dueños y no tienen quien siga, es una realidad bastante triste, los hijos han vivido los grandes sacrificios, porque el tambo es muy intensivo, y cuando tienen cerca otras oportunidades el campo no resulta atractivo”, reflexionó Magela.
El problema del costo país
Otro tema que hace a la baja en el número de tambos son los altos costos. “Estamos enfrentándonos a que todos los rubros están sufriendo el problema de costos, luz cara, gasoil caro, impuestos altos, los insumos atados al dólar, nosotros recibimos el precio del litro en pesos y pagamos todos los insumos en dólares, esa ecuación no cierra por ningún lado”.
“Tenemos que atacar todo eso para apalancar el desarrollo del país, siempre y cuando las autoridades tengan bien claro que estamos en un país agrícola, ganadero y lechero. A mí me parece que si no existiera Conaprole va muerto el Uruguay, es la principal exportadora del país, y no están cuidando al que le hace el favor más grande a la balanza”, enfatizó Santoro.
“Como ingeniera agrónoma no lo puedo entender, algo que funciona y que hace que entre plata al país, deberíamos cuidarlo. Hace quince años ando rondando el país y he trabajado en varios departamentos, no puedo creer que no haya sensibilización y salga en todos los diarios los tambos que cierran todos los días y no se haga nada”.
Magela considera que eso lleva a que los establecimientos no se motiven, “a mi entender, el precio de la leche no está mal, porque si se sube entran otros competidores a nivel internacional y ahí quedamos peor posicionados, no es un tema de darle palo a Conaprole, Milky o Calcar, es un tema de costo país, porque el precio de leche a $13 no está tan mal, a US$ 4000 la tonelada de leche en polvo internacional tampoco”.
“El otro tema de los establecimientos lecheros, es que si se cierran en este momento es impensado reflotarlo, no es lo mismo que la ganadería o la agricultura. Y no es un tema político, porque pasó con los que estaban y con los que están ahora, tenemos que ver como país cómo nos queremos posicionar con respecto al agro, y si no se le brinda herramientas, ‘érase una vez un país agroexportador’, y nuestros nietos lo van a leer así”.
“Estas medidas se tienen que tomar ahora, no en tres años, porque ahí vamos a estar viendo que muchos tambos habrán quedado para atrás”
Apoyar a un sector que se tambalea
Además, la lechería enfrentó en los últimos dos años un déficit hídrico importante, que influyó fuertemente en la producción, “entonces si nos veníamos tambaleando por los costos, y cae una seca, es complicado, y muchos se han quedado en el camino”, dijo.
La ingeniera agrónoma opinó que las medidas fuertes de apoyo al sector deberían pasar por subsidiar los costos de electricidad, combustible y aportes de seguridad social a empleados, aún más en tiempos de crisis, “con esas tres medidas no solo que no paras, sino que multiplicas la producción, porque a los productores les encanta producir. Si bajan los costos, va a aumentar muchísimo la producción”.
“La agricultura y la lechería son sectores pujantes, hay condiciones y tecnología, solo se necesita un empujón más. El sector lácteo ya no necesita créditos, porque no admite más endeudamiento, las ayudas tienen que ser para producir”, consideró.
“Estas medidas se tienen que tomar ahora, no en tres años, porque ahí vamos a estar viendo que muchos habrán quedado para atrás. No tienen que cerrar 500 tambos para que tomemos medidas al otro día. Este mes, por ejemplo, ya cerraron dos tambos en San José, y por otro lado están las grandes empresas del sector que no les afecta el cierre porque siguen produciendo cada vez más, pero cuando Conaprole vea que empieza a entrar menos leche capaz que ahí cambia la cosa, pero en esa transición podrían desaparecer muchos pequeños”.
Mujeres adelante
Magela, empresaria del sector lechero, aseguró: “estoy muy metida en el tema, me hierve la sangre cuando cierra un tambo, cuando veo que algo va para atrás, pero le pongo el hombro todos los días, y de hecho en el peor momento de crisis arrendé un tambo de 300 hectáreas con 250 vacas, todos me dijeron que estaba loca”.
“Me metí en un baile que yo elegí, ya tenía más de cuarenta, no era que necesitaba para comer. Hay mucha gente joven que si las condiciones estuvieran dadas tendrían tambos, porque hay gente que lo lleva de alma, mi papá tuvo tambo muchos años”, contó.
Pero, a pesar de algunos avances, para las mujeres emprendedoras en el medio rural no todo el camino está allanado. “Desde que entré a facultad éramos muy poquitas mujeres, pero de a poquito vamos ganando terreno. No es tan fácil, a veces a los productores les cuesta admitir que vengamos técnicas y abrir su establecimiento, pero el campo si bien es rudo no es solo de hombres. Hay que propiciar que mujeres y hombres tengamos las mismas oportunidades, todos somos necesarios”, concluyó.