La multinacional francesa suspende la recolección de leche en Uruguay, dejando a pequeños productores sin un comprador por un conflicto ajeno a ellos.
El gigante lácteo Lactalis ha generado un fuerte impacto en el sector de Trinidad y Florida, Uruguay, al anunciar que dejará de recolectar la producción de 14 productores de la zona a partir de mediados de septiembre. La decisión, que ha tomado por sorpresa a los tamberos, pone en evidencia la vulnerabilidad de la cadena de suministro ante los conflictos laborales. A diferencia de casos anteriores, la medida no está relacionada con la calidad de la leche, sino con un problema logístico fuera del control de los productores.
Según una fuente gremial, la suspensión se debe a un conflicto sindical en la planta de Alimentos Fray Bentos, donde Lactalis envía su producción para ser procesada a fasón
. Con el procesamiento detenido, la empresa no tiene capacidad para recibir más leche. Este escenario demuestra cómo una disputa laboral en una parte de la cadena láctea puede generar un efecto dominó que afecta a los eslabones más débiles de la industria, en este caso, los pequeños productores.
El impacto en los tamberos es inmediato y directo. El productor Antonio Irazábal expresó en sus redes sociales el sentir de la comunidad, lamentando que sean los pequeños productores quienes “empezamos a pagar las consecuencias” de conflictos en los que no tienen injerencia alguna. Sin un comprador seguro, estos productores de leche se encuentran en una situación de gran incertidumbre y deberán buscar rápidamente alternativas para su producción.
La situación resalta una de las mayores fragilidades de la industria lechera: la interdependencia entre los distintos actores de la cadena de valor. El caso de Lactalis y sus 14 proveedores pone de manifiesto que, sin una buena coordinación y un marco de diálogo efectivo entre empresas, sindicatos y productores, cualquier conflicto puede generar pérdidas significativas y desestabilizar la producción en regiones enteras.
En un contexto de mercado ya desafiante, este tipo de eventos añaden una capa extra de complejidad para los productores. Su capacidad para subsistir y mantener la rentabilidad no solo depende de factores agronómicos o de costos, sino también de la estabilidad de los acuerdos laborales en el sector. La solución a esta problemática es crucial para garantizar la previsibilidad y la sostenibilidad de la industria lechera uruguaya.
Fuente: Blasina y Asociados