“Yo viví el nacimiento de Dalky chocolate, que empezó a producirse en octubre de 1974 en la fábrica de La Penilla, en la provincia de Cantabria”, afirma Lasurt, que explica que un nuevo producto como Dalky se genera “con mucha dedicación. Cuando estás en la fábrica, trabajas muchas horas experimentando con recetas, pero la verdad es que con Dalky chocolate salió todo muy bien. El gran secreto fue montar la nata como se haría en casa: echándola en un bol grande y batiendo con una batidora a la vez que se aireaba para conseguir la textura esponjosa deseada”.
“Otro reto vino con la crema de chocolate, porque debía tener una textura cremosa y fundente. Pero a la vez, suficientemente densa como para aguantar la nata en el momento de la fabricación. Como la nata era especialmente sensible, nuestros primeros postres refrigerados eran delicados, solo le dábamos una corta vida, de no más de 12 días”, añade.
“Dalky tuvo un éxito rotundo, porque fuimos los primeros en lanzar un producto de esas características. Y enseguida nos quedamos cortos de fabricación. No dábamos abasto. Tras el éxito de Dalky chocolate, llegó Dalky fresa y, posteriormente, el de vainilla, para luego darle paso al de dos capas”, destaca.
En cuanto al nacimiento de Flanby, el experto relata que su receta “era sagrada”, ya que era importante darle una textura cremosa, gelificada, y que al mismo tiempo se funda en la boca. “Además, le agregamos un caramelo que tenía un punto de acidez característico y que fabricábamos nosotros mismos. Otro punto representativo de Flanby en los inicios fue que se hacía en caliente, llegábamos a 72 grados durante el llenado, por lo que solo con esa temperatura ya se higienizaba el envase”.
De esos años de experiencia destaca el gran trabajo de equipo que se hacía en la fábrica. “Las personas de desarrollo de producto y las de la fábrica éramos como una piña. Trabajábamos muchísimo, porque queríamos mejorar continuamente. Había grandes profesionales en ambos lados y todos lo sabíamos. Por ello, nos respetábamos muchísimo. Todavía nos vemos para comer y contarnos batallitas”, añade.