La decisión de no reabrir una planta provoca un paro general que amenaza la industria láctea del país.
Un importante conflicto laboral sacude a la industria lechera de Uruguay tras el anuncio de la multinacional Lactalis. La empresa comunicó que no reabrirá su planta en Cardona, alegando que “no están dadas las condiciones para una operación rentable”. Esta decisión, que impacta directamente a los trabajadores de la región, ha provocado una respuesta contundente del sindicato, poniendo en riesgo la estabilidad de toda la cadena de producción láctea en el país.
En su comunicado oficial, Lactalis reafirmó su compromiso con el mercado uruguayo, pero a través de una reestructuración estratégica. La compañía planea concentrar todas sus operaciones en la planta de Juan Lacaze, buscando así una mayor eficiencia productiva y la expansión en nuevos mercados de exportación. La empresa destacó su crecimiento en productos de alto valor como el dulce de leche y el yogur, sugiriendo que este enfoque es clave para su rentabilidad futura.
Para mitigar el impacto social, Lactalis informó que el personal de Cardona será reubicado “en la medida que existan vacantes” en la planta de Juan Lacaze. Además, se comprometió a ofrecer alternativas a los trabajadores afectados, incluyendo retiros voluntarios y apoyos para la jubilación, un intento de gestionar la transición de manera responsable ante la inevitable desvinculación de parte de su personal.
La respuesta de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL) no se hizo esperar. En rechazo a la decisión de la compañía, el sindicato ha convocado a un paro general de 24 horas para el próximo 7 de agosto. Como medida de presión adicional, la FTIL resolvió que sus afiliados no recibirán leche de Lactalis en ninguna otra planta del país, lo que podría generar una interrupción significativa en el procesamiento y la distribución.
El conflicto de Lactalis se suma a otras tensiones en el sector, como el paro en Conaprole. La FTIL ha planificado no solo el paro sino también una caravana de trabajadores y un Plenario Nacional para el 11 de agosto en Cardona, en lo que se vislumbra como una escalada de las protestas. Esta serie de eventos subraya la fragilidad del equilibrio laboral y la necesidad de diálogo para evitar un impacto mayor en la industria láctea de Uruguay.