República Dominicana tiene un talón de Aquiles con Costa Rica: el comercio. Es una afirmación que obedece a lo que el embajador dominicano en esa nación centroamericana, Octavio Líster, ha observado durante sus cuatro años de servicio diplomático. La piña y la yuca, otrora bastiones de la producción nacional para suplir el mercado de Estados Unidos, ahora está en poder de los costarricenses.
Ahora es la industria lechera y los ganaderos los que habrán de poner la barba en remojo, tomando en cuenta el comportamiento de las importaciones de leche y sus derivados desde Costa Rica durante los últimos cuatro años.
Desde esa nación, según datos de la Dirección de Aduanas y el Ministerio de Agricultura, República Dominicana importó US$50.7 millones entre 2015 y 2018, mientras que en los últimos dos años el valor pasó de US$7,063,129.8 a US$16,638,556.2, lo que implica una variación neta de US$9,575,426.4, es decir, un 135.6% en apenas dos años. De 2015 al cierre de 2018 el país importó 47.6 toneladas de lácteos desde ese país.
Según datos que recoge la Promotora del Comercio Exterior de Costa Rica (Procomer), esa nación centroamericana representa el 70.2% del total transado entre ambos países. Entre 2014 y 2018 el monto global fue de US$1,457.2 millones, de los cuales US$1,022.8 millones fueron exportados por los costarricenses hacia el mercado dominicano.
Sólo el año pasado el país importó desde Costa Rica US$16.6 millones en productos lácteos, sin incluir dulces y otros subproductos. Este monto representó una diferencia neta de US$2,118.6 millones respecto a 2017 cuando los registros establecen que fueron US$14.5 millones. Sin embargo, respecto a 2016, que fueron US$7.1 millones, el incremento en las importaciones fue de un 105.6%, es decir, US$7.5 millones.
De acuerdo con datos de Agricultura, en términos consolidados República Dominicana importó leche por un valor absoluto de US$446,119,168.1 en el período 2016-2018, mientras que de derivados lácteos se agregan otros US$223,776,695.2, para un total de US$669,895,863.3. La leche representa el 66.6% del monto consolidado. El país, a pesar de que las autoridades refieren que el año pasado se produjeron alrededor de 800 millones de litros, destinó US$1,176.9 millones en este período.
Los datos oficiales establecen que el incremento de las importaciones de leche y derivados ha sido una constante. En 2014 el país importó US$240.8 millones, de los cuales US$174.9 fue de leche líquida en diversas presentaciones. Para 2015 el monto subió a US$266.2 millones, mientras que en 2016 bajó a US$137 millones, pero la proporción para leche fue de US$92.2 millones. En 2017 la importación de estos productos volvió a subir a US$229.1 millones, mientras que el año pasado el total llegó a US$303.8 millones, lo que significa un aumento neto de US$74.7 millones, para un 32.6%.
Para el presidente de la Confederación Nacional de Productores Agropecuarios (Cofenagro), Eric Rivero, ha habido falta de control en las importaciones y en lo que se elabora en el país.
El ganadero duda que durante el año pasado se hayan producido 850 millones de litros de leche, como firman las autoridades, y que las estimaciones que tiene andan por los 700 millones de litros. Lo que sí afirma es que las importaciones suplen cada vez más el consumo nacional. Los productores, dicen, están con el grito al cielo.
Sostiene que las estadísticas establecen que el crecimiento en las importaciones es escandaloso. De ejemplo señala que la leche líquida pasó de 925,000 litros durante 2012 a 40.2 millones de litros en 2018, lo que significa un diferencia neta de 39.3 millones, para un 4,369.9% en un período de seis años. “Es un crecimiento exponencial en las importaciones de leche y derivados”, refiere.
En el caso de la leche en polvo, destaca, entre 2017 y 2018 la cantidad importada pasó de 24,627.3 toneladas 36,500 toneladas, para un diferencia neta de 11,873 toneladas, es decir, un aumento relativo de un 48.2% en apenas un año.
Indica que el problema de las importaciones, sobre todo las que están atadas a los acuerdos comerciales, es que si los ganaderos locales están obligados a competir de manera desigual con países que tienen muchos recursos identificados para apoyar a sus productores, con subsidios muy fuertes, es un tema que cada día les preocupa más.
A su entender, la palabra institucionalidad debe llevarse a la práctica en la ganadería dominicana “porque el país carece de las herramientas para defenderse y para luchar a favor de los consumidores”.
Destaca que normas del etiquetado deben aplicarse en todos los órdenes, lo que da pie a que muchas de las cosas que dicen ser leche y que se comercializan en realidad no lo sean. “Mucha leche que dice ser entera sospechamos que no son, así como quesos de imitación”, explica.
Dice que aunque la ganadería no es quizá la actividad más importante en materia económica, a pesar de que aporta casi RD$16,000 millones a la economía a nivel de campo, sí es la más extendida y que tiene más personas involucradas en todo el país.
“Como productores de leche, para seguir aportando el desarrollo económico del país, aportando empleos, necesitamos el cumplimiento de las normas del etiquetado y de registro sanitario. Además, es necesario más inversión en extensión y sanidad, que son temas pendientes en el sector agropecuario”, afirma.
A su entender, la disposición del Gobierno de que los planes sociales sean brindados con productos nacionales, que es una de las herramientas para preservar el mercado interno, es fundamental.
“El Estado ha sido por muchos años el principal comprador de leche del país y con el impulso que se le ha dado al desayuno escolar es importante que la decisión del presidente Danilo Medina, en el sentido de que los precios sean diferenciados de lo que son fórmulas y los que son de leche nacional y que en 2020 todo sea sólo con productos criollos, es una de las cosas que nos llena de esperanza”, considera.
Lamentó el desorden que hay en las importaciones de leche y derivados, así como el incumplimiento del etiquetado.
República Dominicana, ¿país agrícola?
Pese a ser un país de gran tradición agrícola y pecuaria, República Dominicana importa productos lácteos por el orden de los US$250 millones, situación que va en detrimento de la producción nacional.
La información la sustenta la Asociación Dominicana de Productores de Leche (Aproleche), cuyo presidente, Eric Rivero, señala que mientras eso ocurre los precios del producto a nivel de finca tienen un promedio a nivel nacional entre 21 a 22 pesos.
Sin embargo, agregó que los consumidores tienen que adquirir el litro entre RD$50 y RD$70.
Respecto a las importaciones, Rivero agregó que los quesos comprados en el exterior pasaron de cinco millones a 16 millones de kilos, y que en el período del 2012 al 2018 la compra de leche líquida en el exterior pasó de 900,000 litros 40 millones de litros.
Rivero, también presidente de Confenagro, declaró que tan solo el año pasado entraron al país 36,480 toneladas de leche en polvo, mientras que en el 2017 las importaciones en ese orden fueron de 24 mil toneladas.
Sostuvo que debido a ello, a lo que se agrega la sequía en distintas zonas del país, en especial en la Línea Noroeste, la producción nacional de leche ha disminuido en más de un 50 por ciento.
“Vemos con gran preocupación cómo cada año las importaciones pasan a sustituir la producción nacional”, afirmó el dirigente agropecuario, para señalar que el que está fallando en todo esto “es el Estado dominicano, porque lo primero que tenemos que hacer con esto es cumplir con las normas nacionales, como el caso del etiquetado”.