La Justicia falló a favor de los trabajadores, pero le abrió la puerta a la pyme para que apele. La firma se niega a reincorporar a los despedidos.

El conflicto en la empresa Lácteos Vidal lleva más de cinco años sin resolución y con su capítulo judicial en pleno desarrollo. Es que un juez laboral dictó un embargo sobre las cuentas de la firma para cubrir el monto de las indemnizaciones por los 29 despidos injustificados, pero después le concedió a la empresa una apelación para sustituir el embargo económico por un camión y dos acoplados, que ahora debe definir la Cámara.

Una de las posibles explicaciones a la imposibilidad de cerrar un acuerdo entre la patronal y sus trabajadores posiblemente sea la nacionalización y politización partidaria de un problema laboral a todas luces local. Y, ante eso, el Poder Judicial busca destrabarlo por medio de varios expedientes judiciales, uno de ellos, iniciado a raíz del despido injustificado de 29 trabajadores que habían iniciado la famosa huelga -considerada por la empresa como un bloqueo- en la que reclamaban por recategorizaciones.

El caso por los despidos está radicado en el Juzgado Nacional de primera instancia del Trabajo N°69. José Ignacio Ramonet, el juez a cargo del caso, viene de ordenar la reincorporación de 29 trabajadores que fueron despedidos en un fallo firmado a principios de mayo; de ordenar el pago de multas de 10 mil pesos por día por cada trabajador despedido, conocidas como astreintes y luego en el embargo por $5 millones para la indemnización de los trabajadores afectados, nucleados en la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra).

Fueron todos fallos en contra de la firma que tiene una de sus sedes en Moctezuma, una pequeña localidad ubicada en cercanías a Carlos Casares, en la provincia de Buenos Aires. Fuentes gremiales con conocimiento en el expediente señalaron a PERFIL que se trata de una empresa que emplea manejos “autoritarios y arbitrarios” y que “abusa” de ser la única firma radicada en ese pueblo de 25 manzanas.

Ese factor, señalan desde Atilra, es decisivo en el marco de la no resolución del conflicto.

Embargo y apelaciones

El fallo judicial que ordenó el embargo de las cuentas, firmado el 28 de junio pasado, fue considerado histórico por el gremio, pero todavía no se efectivizó. Tras el revés, los abogados que representan a Lácteos Vidal le pidieron al magistrado la sustitución del embargo económico por un camión con acoplados para cubrir el monto, algo que fue rechazado, pero no sin concederles la posibilidad de que la Cámara revise el planteo. También habían impugnado los astreintes impuestos por no cumplir con la reincorporación.

“Todos los que despedimos no tienen fueros, son empleados comunes, no son delegados. A los delegados les seguimos pagando, siguen trabajando. No tenemos por qué reincorporarlos, es imposible hacerlo cuando la gente que siguió trabajando denunció que se siente hostigada por los despedidos y no podrían convivir, además de que nosotros tomamos 25 trabajadores nuevos”, dijo a PERFIL Alejandra Bada Vázquez, titular de Lácteos Vidal.

Por el lado gremial, Atilra insiste con que a los trabajadores que participaron de las huelgas de 2022 en reclamo por las recategorizaciones previstas en el Convenio Colectivo de Trabajo del sector no les reconocieron el derecho a manifestarse. Insisten en que la empresa despidió a los trabajadores como respuesta al ejercicio del derecho a la protesta y que a pesar de que eso no implique una causa, Lácteos Vidal tomó postura y no les pagó indemnización.

Gremialistas de ATILRA bloquean la normal operatoria en la empresa Lácteos Vidal.
Una de las protestas en la sede porteña de Lácteos Vidal.

“Ellos pagan a término, pero no cumplen con el Convenio Colectivo. Directamente, lo niegan, abusándose de ser la única empresa del pueblo. Acá no hay causal de despido ni hubo bloqueos y amenazas como ellos cuentan, y lo demostró la Justicia”, le dijo a este medio un referente de Atilra empapado del conflicto y su variante judicial. “No queremos que se cierre Lácteos Vidal, hay muchos puestos laborales en juego. Pero no podemos permitir cualquier cosa”, añadió.

Un conflicto que no termina

Mientras tanto, el conflicto sigue y parece haber interés en que eso suceda. En principio porque de entrada fue tomado por la oposición como un caso testigo de lo que llamaron “mafia sindical”. Algunos de los que hablaron del caso fueron Mauricio Macri, Patricia Bullrich y Florencia Arietto, de Juntos por el Cambio, esta última embanderada en el Movimiento Empresarial Anti Bloqueo (MEAB).

Esa sigla estaba estampada en un banner que usaron el viernes una veintena de referentes del sector lácteo que buscaron presionar al juez Ramondet con una concentración en la puerta del Juzgado. El magistrado los recibió y lograron darle un petitorio que pedía “rever el fallo que condena a una gran e histórica empresa como es Lácteos Vidal”. La consigna fue “ni una pyme menos”.

El MEAB fue impugnado el 13 de junio por la Inspección General de Justicia (IGJ), que les negó el otorgamiento de la personería jurídica, ya que el movimiento “tendiente a resguardar sus derechos mediante el cuestionamiento o la supresión de los derechos colectivos de los trabajadores no parece contribuir a la armonía que debe imperar en el mundo del trabajo”.

Alejandra Bada Vázquez
Alejandra Bada Vázquez.

Mientras tanto, en Atilra afirman que de 527 empresas de la industria láctea que existen en el país, la única que tiene semejante conflicto es Lácteos Vidal. Y sostienen que parte de la explicación de eso es la nacionalización del conflicto y su uso partidario por parte de la oposición, específicamente de Juntos por el Cambio.

Consultada respecto a eso, Bada Vázquez dijo a PERFIL que “nosotros somos una empresa privada, totalmente apolítica y apartidaria”, y que “desde un primer momento el sindicato nos quiso involucrar con la política para embarrar la cancha, pero somos una familia de trabajo, no hacemos política, hacemos quesos”. “Todo lo que los políticos quieran decir o hacer corre por cuenta de ellos”, manifestó.

Mientras en el gremio consideran que será difícil el destrabe de la situación laboral en tanto el caso siga con ese nivel de politización, en Lácteos Vidal siguen firmes en que las reincorporaciones no se harán. “No es posible, no simplemente por nuestra voluntad sino por las familias nuevas que aportan su trabajo y son presionadas. Sí estamos dispuestos a negociar las indemnizaciones a pesar de que los despedimos con causa por el bloqueo y la pérdida de confianza. Pero estamos con la mejor predisposición”, completó la empresaria.

En año electoral el conflicto suma condimentos: son varias las promesas de campaña de sectores opositores que prometen una reforma laboral y terminar con la “industria del juicio laboral”. Así, la situación en torno a Lácteos Vidal no parece terminar pronto.

CP

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