La buena salud de la que goza el erario santafesino es consecuencia no solo de la austeridad que impuso Omar Perotti desde su llegada al gobierno, sino, también, de una estructura tributaria que tiene al rubro agropecuario entre sus principales aportantes. Dentro del conjunto de sus actores centrales, el estratégico sector reúne tanto a empresas como a personas con un peso específico muy fuerte, que se cuelan año a año entre las grandes cuentas contribuyentes de la provincia.
Según pudo comprobar Letra P, son varias las firmas provenientes del agronegocio que aparecen al tope de los listados de la Administración Provincial de Impuestos (API), entre ellas Adecoagro, Monsanto Argentina y el grupo Williner. A ellas deben sumarse otras tantas provenientes de la patria financiera (el Nuevo Banco de Santa Fe, el Macro, Santander Río, Galicia y el Francés, por ejemplo), pero también algunos nombres propios de escaso conocimiento en la agenda pública. Entre estos últimos, dos que se destacan son los de Raúl Ricardo Resconi y Néstor Gustavo Tomasello, quienes a título personal supieron liderar exitosas empresas familiares.
El de Resconi es un apellido que dejará de estar en los listados, ya que este año falleció por complicaciones derivadas del coronavirus. Mientras vivió, amasó una fortuna como productor agrícola con base en el norte de Santa Fe, más precisamente en Villa Minetti, una pequeña localidad del departamento 9 de Julio, cerca del límite con Santiago del Estero.
El hombre había sido noticia en junio del año pasado, cuando un incendio destruyó en pocas horas una gran producción de maíz sobre una franja de 1.350 hectáreas que alquilaba en la zona de Roversi, ciudad santiagueña ubicada sobre la Ruta Nacional 89. Según contó oportunamente Bichos de Campo, las pérdidas habían alcanzado los 900 mil dólares.
Cuentan quienes lo conocieron que Resconi era cultor de un extremo bajo perfil. Desde chico se vinculó con el campo y llegó a trabajar más de 15 mil hectáreas en la zona, con producciones en maíz, soja y algodón, entre otros cultivos. Con el boom que vivió el campo a comienzos de siglo, diversificó sus negocios: en septiembre de 2009, fundó junto a su esposa RCM SA, empresa de servicios de logística y transporte.
Muñeca para los negocios
El otro nombre que se coló entre las grandes cuentas contribuyentes santafesinas tiene algún grado mayor de conocimiento, pero tampoco posee amplia circulación en la agenda pública. Se trata de Néstor Gustavo Tomasello, titular de una gran empresa familiar dedicada al negocio de las carnes, con asiento en el departamento San Lorenzo.
Quienes más conocen este apellido son los vecinos de Fray Luis Beltrán, donde la familia fundó, hace casi 60 años, la carnicería La Muñeca. Allí llegan a diario centenares de personas cautivadas por precios realmente imbatibles, una fórmula que la empresa puede ofrecer porque tiene prácticamente integrado el negocio.
Los Tomasello incursionaron a principios de los 2000 en el feedlot, segmento en el que fueron creciendo poco a poco y llegaron a superar las diez mil cabezas. Este año, en tanto, pusieron en funcionamiento su propio frigorífico en la localidad de Ricardone, donde despachan envasados que comercializan principalmente en el mercado interno.
“Tiene sentido que aparezca entre los grandes contribuyentes, porque la carnicería tiene una cuadra de cola todos los días”, reflexionó ante Letra P una fuente con mucho conocimiento del negocio cárnico que calculó que el comercio, ubicado en una localidad de 15.000 habitantes, vende más que varios de los grandes supermercados de Rosario.
«La Muñeca tiene una cuadra de cola todos los días»
Esta semana, el gobierno santafesino publicó el último informe de las finanzas provinciales. A junio, el resultado económico (diferencia entre recursos corrientes y gastos corrientes) representó un ahorro de $20.650 millones, mientras que el resultado financiero (diferencia entre recursos totales y gastos totales) fue de $9.597 millones.