“La lógica empresarial es ‘no quiero etiquetado frontal, no quiero acuerdo de precio, no quiero ley de góndola'”, soltó este miércoles el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, el contador de 62 años que fue militante del Frente País Solidario (Frepaso) en los 90, presidió los bancos Ciudad y Nación, fue viceministro de Economía de Amado Boudou y trabajó a las órdenes de Verónica Magario -actual vicegobernadora bonaerense- en los últimos seis años hasta que asumió hace dos semanas en el lugar de Paula Español. Feletti se refería con aquella frase al enfrentamiento que mantiene con las grandes empresas de alimentos, bebidas y artículos de higiene por el congelamiento de precios de 1.432 productos. Se trata de una tensión que se suma a la pelea por el proyecto de ley para que los envases lleven en su frente una etiqueta que advierta sobre excesos de grasas, azúcar y sodio, y que el oficialismo y la oposición acordaron debatir este martes en la Cámara de Diputados después de idas y vueltas. Una nueva batalla después de que 2020 el Congreso sancionara también por consenso la ley que obliga a diversificar la oferta en los supermercados y que por ahora se aplica poco en las estanterías.
Feletti apuntó directo aunque sin nombrarla contra Molinos, la empresa de los Perez Companc. En el Gobierno también levantaron el dedo contra otras dos compañías de peso en la Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios (Copal) y la Unión Industrial Argentina (UIA): Arcor, de Luis Pagani, y Ledesma, de Carlos Pedro Blaquier. Adrián Kaufmann Brea, ejecutivo del gigante de los caramelos y muchos alimentos más, es uno de los vocales de la Copal y uno de los vicepresidentes de la UIA. Eduardo Nougués, de la azucarera y papelera, ocupa los mismos cargos en ambas entidades. La Copal fue la que emitió un duro comunicado este martes pidiendo que se extendiera el plazo de 24 horas que Feletti había dispuesto para negociar la lista de productos congelados. Ni esas tres empresas nacionales ni sus competidores extranjeros aceptaron los precios propuestos por el secretario, que terminó estableciéndolos por resolución. Pero en las multinacionales atribuyen la inquina de Feletti con esas tres a que dominan rubros claves de la alimentación.
Compensar
En la mayoría de las compañías descartan un desabastecimiento, como el que agitaron comerciantes y opositores, porque el programa Precios Cuidados incluye sus productos estrella, que no pueden faltar en las góndolas. Sólo algunas advierten sobre faltantes puntuales en casos de que los costos excedan las pérdidas y deban ir a pérdida. Pero en todo caso las empresas apuestan en un principio a las reuniones individuales que han comenzado con el equipo de Feletti, incluida su subsecretaria Débora Giorgi, para revisar los valores. Molinos protagonizó la primera de ellas este miércoles, aunque no consiguió modificaciones. Algunas firmas quieren explicarles que decenas de productos de la lista han dejado de producirse hace años. No les dirán nada de que ya la extrañan a Español, no por su dureza sino por metódica. En varias firmas descartan reclamos judiciales porque los consideran poco efectivos. Apuestan más bien a compensar el congelamiento con la remarcación de otros artículos y a compartir pérdidas con las grandes cadenas de supermercados (llámese Coto, Changomás, Carrefour, Jumbo, Día o La Anónima). El congelamiento implicó retrotraer precios al 1º de octubre, pero en algunos casos incluso al segundo trimestre, y se extenderá hasta el 7 de enero, pero después de las elecciones del 14 de noviembre todo puede pasar.
La empresa de la familia de Gregorio Pérez Companc, dueña de la cuarta fortuna de la Argentina -según la revista “Forbes”-. controla el 79% de la facturación de las góndolas de fideos, según una investigación del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) de 2016. Además domina el 45% del negocio del arroz y el 36% del de aceites. En 2020, Molinos ocupó el puesto 83º entre las empresas que más facturaron de la Argentina, según el ranking de la revista “Mercado”. Vendió por $ 40.067 millones. Incluso revirtió las pérdidas por 1.370 millones que había sufrido en 2019, último año del gobierno de Mauricio Macri, y ganó 1.746 millones pese a la pandemia.
Arcor controla el 70% del segmento de mermeladas, el 20% de los enlatados y otro tanto de los jugos en polvo. Además con sus marcas propias y a través de Bagley -su alianza con la francesa Danone- domina el 31% del rubro de las galletitas. La empresa de Pagani, una de las voces de mayor peso en la Asociación Empresaria Argentina (AEA, que emitió otro comunicado contra el congelamiento de precios) y décimo mayor magnate del país, también tiene el 49% de Mastellone (dueña de la marca La Serenísima para leches, quesos y dulce de leche), que controlaba el 57% del negocio de la leche en 2016, pero que amplió su hegemonía después de la posterior crisis de su rival SanCor. Además contaba entonces con el 30% del segmento de quesos. Arcor ocupó el puesto 46º en el ranking de las empresas que más facturaron en 2020: $ 72.824 millones. También dio vuelta el rojo de 2019, que llegaba a $ 2.000 millones, hasta alcanzar beneficios por $ 4.164 millones. Además, Bagley facturó en 2020 unos $ 29.065 millones (puesto 129º en el ranking argentino) y Mastellone, unos $ 80.200 millones (posición 42º), aunque esta empresa multiplicó por 33 sus pérdidas hasta arribar a los 2.287 millones.
Ledesma es la segunda empresa en el negocio del azúcar, que lidera el Ingenio Tabacal, según CEPA. La firma de Blaquier, dueño de la 24ª fortuna del país, facturó en 2020 por $ 22.301 millones, con lo que quedó 182º en el ranking de las que más venden. También fabricante de papel, pasó de despedir a Macri con un rojo de $ 2.181 millones a ganar $ 736 millones. En la actualidad, Blaquier, de 94 años, ha dejado la conducción de la empresa en manos de sus descendientes, pero ahora enfrenta la elevación a juicio oral de la causa por su presunta complicidad en las desapariciones de sus obreros en la Noche del Apagón en la última dictadura.
Multinacionales
Pero además de Molinos, Arcor y Ledesma, hay pesos pesados multinacionales que también rezongan en segunda línea contra el congelamiento de precios. La angloholandesa Unilever domina los mercados de caldos (91%), desodorantes (85%), jabón (81%), suavizantes (80%), lavavajillas (61%) y shampoos y acondicionadores (47%). Está 38º en el ranking de empresas en la Argentina, con ventas por $ 87.850 millones en 2020, el doble que en 2019, aunque la inflación no había aumentado tanto el año pasado (36%) en comparación con la actualidad.
Aceitera General Deheza (AGD), la empresa de Roberto Urquía -el ex senador mantiene una buena relación con el Gobierno y es el 17º millonarios del país-, factura sobre todo por su negocio de exportación de grano y sus derivados, pero controla un cuarto del mercado local de aceites. En 2020 fue la cuarta empresa del país, con ingresos por $ 280.340 millones, un 51% más que en 2019. Quilmes, propiedad de la belga AB InBev, domina el 78% del negocio cervecero y, como embotelladora local de la norteamericana PepsiCo, cuenta con el 17% del segmento de bebidas sin alcohol. En 2020 facturó $ 110.000 millones (puesto 27º en el ranking de la revista “Mercado”), un 52% más que en 2019.
Molino Cañuelas, la empresa de los Navilli que se presentó en convocatorio de acreedores el mes pasado, facturó en 2020 $ 71.922 millones (48º en la clasificación nacional). Domina el 59% del negocio de las harinas. Además cuenta con el 30% del de aceites. La norteamericana Bunge, que es otra empresa fundada por la misma familia holandesa que creó la desaparecida Bunge & Born, se dedica principalmente a la exportación de granos, harinas y aceites, pero también vende en el mercado interno. Sus ventas alcanzaron el año pasado los 69.700 millones (puesto 52ª en la Argentina).
La láctea Molfino ocupa la posición 61º, con $ 62.300 millones, 58% más que en 2019. Pertenece a la canadiense Saputo. En 2016, cuando SanCor aún pisaba fuerte, Molfino tenía el 2,1% del mercado lácteo, incluido un 6,4% del de quesos (con marcas como La Paulina), pero su participación probablemente creció ante el ajuste que debió emprender la cooperativa santafesina-cordobesa. En el puesto 75º está una de las embotelladoras de Coca-Cola, la del Atlántico, de capitales chilenos y presencia en el centro de la Argentina. En 2020 facturó $ 49.329 millones. La filial directa de la estadounidense Coca-Cola, que gestiona las marcas, vendió por 27.363 millones (puesto 143º) y la embotelladora Coca-Cola Femsa, de propiedad mexicana y negocios en Buenos Aires y sus alrededores, tuvo ingresos por 23.000 millones (174º). Las gaseosas de este gigante controlan el 78% del mercado.
La suiza Nestlé facturó en la Argentina el año pasado $ 41.000 millones, 51% más que en 2019. Con la fórmula soluble, domina el 44% del negocio del café. Con la leche en polvo, tiene el 3,5% del rubro lácteo. Ocupa el puesto 82º entre las empresas que más facturan en la Argentina. En el top 100 también aparece la cervecera chilena CCU, que a su vez está controlada por el Grupo Luksic y la holandesa Heineken. CCU vendió en 2020 por $ 39.000 millones (puesto 84º). Controla alrededor del 20% del mercado de cervezas. Danone tiene divididos sus negocios por empresas: Danone Argentina en lácteos, Aguas Danone, Logística La Serenísima -cuenta con esta marca para postres y yogures- y una parte de Nutricia Bagó. Juntas facturaron el año pasado $ 54.658 millones. La firma francesa controla el 80% del negocio de yogures, el 73% del de postres (ambos datos son previos a la crisis de SanCor) y el 53% del de aguas (incluidas las saborizadas).
Por fuera del top 100 de las empresas más grandes en la Argentina, también hay otras de alimentos, bebidas e higiene que dominan en sus segmentos como las norteamericanas SC Johnson en repelentes, Colgate Palmolive en cremas dentales, Mondelez en jugos en polvo, Clorox en lavandinas, Procter & Gamble en papel higiénico, Johnson & Johnson en toallas femeninas, Ingenio Tabacal (del grupo Seabord) en azúcar, los brasileños Swift en embutidos y BRF en salchichas, la chilena Papelera del Plata en rollos de cocina y papel higiénico y Estancia Las Marías (de los Navajas Artaza) en té y yerba, según el relevamiento de CEPA. Son todos gigantes a los que ahora se enfrenta Feletti en una batalla de resultado final incierto. Algunos de ellos también presionan contra algunos artículos de la ley de etiquetado y sonríen por la escasa aplicación de la ley de góndolas.