El sector lácteo atraviesa por un mal momento. Las pequeñas cadenas de supermercados de implantación regional venden la leche por debajo de su precio sin que las autoridades de la Competencia y las asociaciones agrarias apenas muevan ficha.

Entrar a un pequeño supermercado y recorrer sus lineales hasta encontrar la estantería de la leche, uno de los considerados productos de primera necesidad. Quien haya realizado esta acción con cierto nivel de análisis se habrá dado cuenta de que este artículo no está nunca precisamente a mano.

La leche es un reclamo de las cadenas de supermercados, que tiran del precio a la baja como señuelo de otros productos con precios más elevados. Aquello que es más necesario está más lejos de la entrada, lo que obliga a recorrer hasta el final los pasillos.

Pero, ¿cómo se consigue el abaratamiento de los precios de la leche? Las grandes cadenas de supermercados con implantación en todo el territorio lo tienen bastante más complicado debido a la exhaustiva vigilancia a la que están sometidos por parte de las autoridades de la Competencia.

No es el caso, en cambio, de las pequeñas cadenas de establecimientos con implantación regional, cuyos controles por parte de la autoridad reguladora son mucho más laxos.

En un primer momento, son las prácticas de algunos ganaderos, que venden el litro por debajo de su precio a las empresas que forman parte de la cadena de valor. Gracias a esta alianza, los cartones y botellas llegan a los lineales de los supermercados a un precio muy por debajo de del precio de producción, lo que permite vender en muchos casos a pérdidas, algo que está prohibido por ley. Sin embargo, son los pequeños supermercados de implantación regional los que tienen más fácil eludir la acción de las autoridades reguladoras.

Sin control en las pequeñas cadenas de supermercados

Pero hay más, fuentes del sector aseguran que las asociaciones agrarias y ganaderas también eluden su responsabilidad al poner el foco en las grandes superficies, evitando, por contra, someter al control a las pequeñas cadenas de supermercados y, también, a aquellos de sus asociados que tiran del precio a la baja.

Así las cosas, lo cierto es que las pequeñas cadenas regionales de supermercados están ofertando al público leche por debajo de 50 céntimos el litro, un precio que más que un señuelo se convierte en una espada de Damocles para un sector del que viven casi 30.000 familias en nuestro país.

El sector lácteo en España está abocado a una profunda crisis que puede terminar con las explotaciones, estando más en peligro las pequeñas, que no pueden hacer frente a los costes derivados de su actividad.

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