Aunque bajen los termómetros, las reses continuarán notando los efectos de las altas temperaturas varias semanas.

«Facía tempo que as vacas non o pasaban tan mal como a semana pasada. Foi sorte que non morrese ningunha porque sufrir, sufriron moitísimo». Así resume el ganadero de Mazaricos, José Ramón Carreira, los efectos que la ola de calor ha tenido sobre su rebaño de 200 reses que, según reconoce, han dejado de producir entre cuatro y cinco litros diarios por cabeza.

Lo que ocurrió en su establo se ha repetido por toda Galicia, donde las entregas de leche se han reducido en los últimos días en unos seis millones de litros. «Calculamos que en situacións de estrés térmico coma as da semana pasada o consumo de materia seca baixa entre tres e catro quilos que se traducen nun recorte da capacidade produtiva de entre o 10 e o 15 %», apunta Javier Valledor, veterinario de la cooperativa láctea Clun.

Un porcentaje similar es el que reconocen haber perdido los 200 socios de Cobideza, que calculan un recorte en el volumen de leche de más de 150.000 litros diarios. «As consecuencias do calor sobre os animais foron brutais. De feito, as vacas de alta produción quedan moi tocadas e cústalles moito volver a recuperar o estado anterior», apunta Román Santalla, presidente de esta cooperativa que aglutina buena parte de la producción de la provincia de Pontevedra.

Los efectos provocados por las altas temperaturas no se quedan en una caída de la producción, también tocan aspectos tan importantes como la salud reproductiva de las reses. «En situacións de moita calor e elevada humidade coma as sufridas durante a semana pasada o animal perde boa parte da súa capacidade de dar leite. Tamén baixan enormemente os niveis de fertilidade porque os celos son moito menos visibles e incluso, en determinadas situacións, prodúcense abortos en animais con xestacións de pouco tempo», apunta el veterinario Marcos Fernández González, quien añade que muchas granjas sufrirán durante las próximas semanas las consecuencias del fuerte calor.

En el interior de algunos establos, las temperaturas llegaron a superar los 40 grados. «Aos 35 ou 36 graos do exterior, súmase a temperatura que desprenden os animais e que, no noso caso chegou ata os 41 graos», apunta José Manuel Pose, un productor de Santa Comba que reconoce que tanto los ventiladores como las duchas de agua de las que dispone en su granja resultaron insuficientes para bajar la temperatura durante las horas centrales del día. «Os ventiladores estiveron todo o día traballando con días que gastamos máis de 10.000 litros de auga pero non houbo maneira», apunta.

Varios estudios coinciden en situar la zona de confort de las vacas entre los 5 y los 20 grados con una humedad relativa menor al 45 %. Lejos de esos parámetros las vacas empiezan a sufrir estrés térmico, una dolencia que era poco habitual en Galicia pero que en los últimos años cada vez preocupa más.

Buena prueba de ello es que la mayoría de las granjas intensivas no han dudado en realizar cuantiosas inversiones para climatizar, en la medida de lo posible, sus establos. Los ventiladores, las duchas de agua y los nebulizadores son algunos de los sistemas más utilizados para bajar la temperatura interior de las naves y mejorar de esta manera y bienestar y la salud de las reses.

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