Un brote de E. coli y Campylobacter vinculado a leche cruda deja 7 hospitalizados y reabre el debate sobre la seguridad alimentaria.
El sector lácteo internacional observa con preocupación un brote de salud pública en Florida, Estados Unidos, directamente relacionado con el consumo de leche cruda. El Departamento de Salud del estado ha confirmado 21 casos de infecciones por bacterias como E. coli y Campylobacter, de los cuales siete pacientes han requerido hospitalización. Entre los afectados se encuentran seis niños menores de 10 años, un grupo de alto riesgo para este tipo de enfermedades, lo que subraya la seriedad de la situación.
El informe de las autoridades sanitarias destaca que las infecciones podrían ser graves, con al menos dos de los hospitalizados desarrollando condiciones que pueden llevar a insuficiencia renal. A pesar de las advertencias médicas y científicas, la popularidad de la leche cruda ha crecido en años recientes, impulsada por figuras de las redes sociales y celebridades que promueven sus supuestos beneficios para la salud, como un mejor sabor y propiedades antialérgicas, ignorando los peligros latentes.
Las investigaciones sanitarias han puesto el foco en una granja no identificada, cuyas prácticas de saneamiento fueron calificadas como “especialmente preocupantes” por las autoridades. Este incidente refuerza la posición de las agencias de salud y la industria láctea pasteurizada: la leche cruda, sin el tratamiento térmico adecuado, puede ser un vehículo para patógenos mortales que comprometen la inocuidad alimentaria y la confianza del consumidor.
La legislación en torno a la leche cruda presenta un punto crítico en este brote. Aunque la FDA prohibió las ventas interestatales de este producto para consumo humano desde 1987, en Florida existe un vacío legal que permite su compra para uso en mascotas, un resquicio que, en la práctica, ha facilitado su consumo. Este incidente pone de manifiesto la necesidad de revisar y fortalecer los marcos regulatorios para proteger a la población.
Este brote sirve como un recordatorio crucial para toda la cadena láctea global. Los expertos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) insisten en que la pasteurización sigue siendo el método más eficaz para eliminar bacterias dañinas. Los grupos más vulnerables, como niños, adultos mayores e inmunodeprimidos, son quienes corren el mayor riesgo, haciendo que la educación y la promoción de la leche segura sean más importantes que nunca.
Fuente: Bloomberg Línea