Con su perfil nutricional superior y sus propiedades funcionales, la leche de yak emerge como una alternativa prometedora para el mercado de productos de alto valor agregado.
La industria láctea está explorando nuevas fronteras con la leche de yak, un producto tradicional del Himalaya y Tíbet que está ganando terreno en la nutrición deportiva y de alto rendimiento. Con su perfil nutricional superior, esta leche se presenta como una alternativa funcional a la de vaca, captando el interés de la industria de alimentos y bebidas en mercados clave como Estados Unidos, Europa y China.
La diferencia clave radica en su composición: la leche de yak tiene mayores porcentajes de sólidos totales, proteína y grasa que la leche de vaca. Además, es rica en ácidos grasos funcionales, como el Omega-3 y el CLA, gracias a la dieta de pastoreo de los animales. Estas propiedades, junto con altos niveles de péptidos bioactivos e inmunoglobulinas, le otorgan beneficios potenciales como propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y de soporte inmunológico. Por ello, es ideal para productos que buscan mejorar la recuperación muscular, la resistencia a la fatiga y la salud ósea.
A pesar de su gran potencial, la leche de yak enfrenta desafíos importantes para su producción y comercialización a gran escala. La producción global es limitada, los costos logísticos son altos y las regulaciones de certificación son un obstáculo. No obstante, su perfil nutricional único y la historia detrás de su origen la posicionan como una oportunidad de innovación en nichos de mercado premium.
En Latinoamérica, y específicamente en México, se vislumbra una oportunidad para el desarrollo de formulaciones de alto valor con este producto, aunque todavía no existen productos comerciales relevantes. Su potencial podría manifestarse en una variedad de productos como yogures, polvos proteicos, barras energéticas y fórmulas especializadas. La leche de yak no es solo un producto exótico, sino una muestra de cómo la innovación láctea puede encontrar nuevas fuentes de crecimiento y valor a partir de ingredientes tradicionales.
Fuente: The Food Tech