Puede que ya sepas de sobra los motivos por los que la leche entera es más cara que la leche descremada. Quizá todavía no lo sepas, y si eres de este segundo grupo, hoy vas a aprender dos cosas bastante curiosas sobre cómo se produce la leche que habitualmente consumimos y por qué tiene sentido comercial que la leche entera sea más cara.
Lo cierto, independientemente de que hablemos de leches de marca o nos refiramos a las leches de marcas de distribuidor (lo que antes llamábamos marca blanca) es que haya una diferencia apreciable entre los tipos de leche.
Hasta hace no tanto, en nuestros lineales la trilogía de leche entera, semidescremada ydescremada eran las que llevaban la voz de mando. Luego empezaron a aparecer alternativas sin lactosa, leches enriquecidas o el boom de las leches frescas, así como la nueva ola de alternativas de bebidas vegetales.
Sin embargo, si nos ceñimos a las tres primeras, sin importar quién la produzca o dónde la venda, vamos a comprobar que siempre la leche entera es más cara que la leche descremada. Apenas unos pesos, pero la leche entera siempre es más cara que la descremada.
Podríamos pensar, o yo al menos lo pensaba así, que es un contrasentido. Sabemos que la leche entera se llama así por tener un porcentaje de grasa mayor que sus hermanas, siendo la semidescremada la otra leche que conserva otra pequeña parte de grasa y, por descontado, siendo la leche descremada la que tiene un menor porcentaje de grasa.
En términos generales, la diferencia nutricional no es mucha. Una leche entera tiene entre tres y cuatro gramos de grasa por cada 100 gramos de producto, mientras que la semidescremada ronda los 1,5 gramos de grasa. Cantidad que disminuye hasta los 0,5 gramos en la desnatada.
Sin embargo, la pregunta es curiosa: ¿por qué la leche entera es más cara que la descremada si, por naturaleza, la leche de vaca tiene un porcentaje de grasa? ¿Qué sentido tiene que una leche entera sea más cara que una leche descremada si la que se ha de ‘modificar’ es la versión sin grasa?
Pues la respuesta, por duplicado, está en la industria alimentaria. Al contrario de lo que podríamos pensar, la leche de vaca, sea del tipo que sea, se trata tras su ordeño. Por eso, la leche de vaca se somete a un proceso de centrifugado a gran velocidad tras su obtención, que permite separar la parte grasa de la parte líquida.
Esta parte grasa tiene un uso industrial aparte en otro tipo de productos como natas o mantequillas, lo que lo hace más rentable. Sin embargo, cuando se producen las leches, se añade esta parte de la grasa que se ha centrifugado previamente. Es decir, podrías pensar que la leche entera (haciendo honor a su nombre) iría casi apenas sin tratar desde la vaca hasta el brik, más allá de los procesos de pasteurización o uperización pertinentes.
Nada más lejos de la realidad. Todas las leches ordeñadas se centrifugan y se separa la parte grasa, que luego se añade en una pequeña proporción a la leche que luego nos acabaremos tomando, razón por la que la leche entera es más cara que la leche descremada: por su porcentaje de grasa.
Aunque lo evidente habría sido pensar que la leche entera, al necesitar menos ‘tratamiento’ debiera ser más barata, la certeza industrial justifica que, tras este proceso y la adición de su propia grasa, acabe siendo más cara que una leche descremada o una semidescremada.