ESPMEXENGBRAIND

7 Jun 2025
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7 Jun 2025
Un informe del Baylor College of Medicine destaca cómo los lácteos benefician la microbiota intestinal y la salud digestiva.
LECHE
El estudio dio definiciones sobre lo saludable que es tomar leche y comer queso.

Consumir leche de forma regular podría traer beneficios inesperados para la salud digestiva. Un estudio reciente dirigido por el Dr. Li Jiao del Baylor College of Medicine demostró que este alimento básico presente en millones de hogares aumenta la diversidad de bacterias benéficas en el intestino, mientras que el queso genera efectos diferentes pero igualmente interesantes en el microbioma.

Los productos lácteos interactúan directamente con las comunidades microbianas que habitan nuestro sistema digestivo. Esta interacción resulta fundamental para procesar nutrientes y mantener el equilibrio interno del organismo, según revelan los hallazgos publicados en la revista Nutrients por investigadores del prestigioso centro médico texano.

Los descubrimientos del estudio

La leche promueve el crecimiento de microorganismos específicos que contribuyen a reducir la inflamación intestinal. Entre estas especies destacan Faecalibacterium, conocida por producir sustancias que calman la inflamación y fortalecen las barreras digestivas del organismo humano.

Akkermansia representa otra bacteria relevante que aumenta con el consumo regular de lácteos. Los investigadores del estudio asocian este microorganismo con el control del peso corporal y la regulación de los niveles de azúcar en sangre de las personas.

El queso, por su parte, genera cambios distintos en la microbiota intestinal. Reduce la presencia de Bacteroides, habitantes comunes del intestino que pueden influir en las condiciones del colon y otros procesos digestivos importantes.

Diferencias

La leche contiene mayor cantidad de lactosa, lo que podría explicar su capacidad para favorecer el crecimiento de microorganismos saludables. Los expertos sugieren que este carbohidrato actúa como alimento para las bacterias beneficiosas del intestino.

El queso, procesado mediante fermentación, presenta menos lactosa pero incluye otros compuestos que moldean la microbiota de manera diferente. Estos elementos modifican el ambiente intestinal y generan cambios específicos en las poblaciones microbianas presentes.

Curiosamente, el yogurt no mostró efectos claros en este estudio. Los participantes reportaron un consumo muy bajo de este producto fermentado, lo que limitó el análisis de sus posibles beneficios sobre bacterias clave como Akkermansia o Faecalibacterium.

“El consumo de lácteos puede influir en la salud del huésped al modular la estructura y composición de la microbiota intestinal adherente del colon”, explicó el Dr. Jiao. Las pautas nutricionales estadounidenses recomiendan aproximadamente tres tazas de lácteos diarios, aunque las necesidades personales varían según la edad y el estilo de vida.

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