Ante las los problemas que tienen diariamente, nos pareció muy oportuno crear esta comisión, porque lamentablemente, hay tamberos de la zona de Crespo, que están cerrando sus establecimientos, otros tienen muchas dificultades para seguir y se encuentran que ni siquiera tienen financiamiento. La principal preocupación es la falta de rentabilidad. Históricamente, hasta los años ’90, el precio al productor era un tercio de lo que pagaba el consumidor. Cuando se dejó ingresar a las cadenas de hipermercados internacionales, cambió el sistema, impusieron una manera de negociar diferente y las industrias ajustaron, pero ‘a costilla’ del productor. Y el otro gran problema que tenemos hoy es la inflación. Los tamberos reciben pesos por la leche, pero tienen los costos de insumos en dólares”.
Schneider acotó que “días pasados me preguntaban qué necesita un tambero para estar conforme y le dije, lo único que quiero es tener la vida que tiene un ministro de la provincia o un diputado, poder mandar mis hijos a la universidad, poder irme una vez por año de vacaciones, salir un fin de semana a un comedor a cenar, es decir, las cosas básicas que el tambero hace décadas no puede hacer, porque no le dan los números, pero tampoco puede dejar la actividad”.